jueves, 30 de junio de 2011

Diario de un enfermo X


Allí te despiertas totalmente de la anestesia, y empiezas a probar las funciones que dijeron podrían verse afectadas, hablas aunque sin formar mucho la voz, pruebas de tragar aunque sin nada que tragar.

En esa sala pasé unas horas, perdido mirando al techo, bueno entró mi madre a verme aunque no pudimos hablar mucho, bueno casi nada ya que se había dejado el sonotone y yo no podía gritar, con lo cual, fue una conversación un poco complicada.

Tampoco se quedó mucho tiempo conmigo, ya que dijo que la bata que le habían puesto de plástico le daba mucho calor, entonces me volví a quedar dolo, mirando al techo, con miedo a hablar y a mover la cabeza.

Entonces pasó mi prima a verme, trabaja en el hospital por lo que no tuvo ningún problema para entrar y charlar un rato.

Por fin, me subieron arriba, donde quedaba prepararme para pasar la noche ya que me habían dicho que debía dormir boca arriba y sin almohada y yo siempre duermo de lado con dos almohadas.

Luego me preocupaban las posibles molestias, las heridas aunque me porté bien ya que no me moví de la cama a pesar de tener permiso del médico.

miércoles, 29 de junio de 2011

Diario de un enfermo IX


Martes

El día de la operación te levantas extraño, un letrero en tu mesita de noche recuerda a todo el mundo que no te den ni comida ni agua, pasaron los médicos pronto para saludar, también te advierten de le posibilidad de que la operación anterior se complique y te quedes en ayunas hasta tarde o, haya que dejarla para otro día.

Ese recuerdo de los peores ratos, esa incertidumbre de cuando vendrán a por ti, de que pasará si algo sale mal, porque puede salir, piensas en cosas que no has hecho, entre el testamento.

Por fin, llegó el momento en que el celador vino a buscarme para llevarme a la antesala, un trozo de pasillo donde los familiares se amontaban esperando que salga alguien vestido de verde a decirles “como ha ido”.

Una vez dentro, te cambian de tu cómoda cama a una camilla de quirófano y entre tres celadores y cuatro en enfermeras te van preparando para la operación

Reconozco que esperaba la entrevista con el anestesista, ya que suelo leer el blog de la doctora Jomeini y cuenta muchas anécdotas de dichas entrevistas pero no se produjo nunca, mi anestesista se presentó cuando ya estaba en el quirófano y únicamente me dio una hoja para firmar que no pude ni ojear.

Pero bueno, enseguida me dormí y al momento (por lo menos me pareció a mi) empecé a despertarme, oía a dos enfermeras hablando de irse de viaje a Mallorca, o quizás a Menorca, yo pensé: “Aquí preparándome para la operación y hablando de las vacaciones” entonces examiné mentalmente mi garganta y me di cuenta que la operación ya había concluido.

Que mi dolor de cabeza debía ser sin duda, ese que tanto dicen de después de una anestesia total, y pensé: “Pues no es para tanto, hay días que me he levantado de resaca mucho peor”, poco a poco volvía a la consciencia y reconocí al médico:

-Hola ¿Como ha ido todo?
-Muy bien, te las hemos operado las dos sin ningún problema -contestó Él, un poco sorprendido por mi pregunta y se fue, creo que ha hablar con mi familia

El rato después lo pasé bastante mal, dentro del quirófano sin poderte mover, los brazos se me caían ya que la camilla únicamente cogía el cuerpo y los reposabrazos que montaron antes de operarme habían desaparecido.

Cuando por fin hubo sitio para mi en el REA me sacaron del quirófano y me dejaron en mi cama, el REA es una sección intermedia, te tienen por decirlo de alguna manera en observación, una maquina te mira las pulsaciones, otra te mide la tensión cada diez minutos, el nivel de oxigeno en sangre, etc. De esa manera te tienen vigilado si hubiera algún inconveniente, pero es muy, muy aburrido.

martes, 28 de junio de 2011

Diario de un enfermo VIII

Lunes


A la mañana siguiente me despertó una enfermera que entró muy temprano en la habitación, venía a prepararle la cama al que iba ser mi improvisado compañero de habitación. Él, llegó más tarde, un hombre más mayor que yo pero tampoco anciano, llegó acompañado de su mujer y, supongo que un hijo, luego le vinieron todo el cumulo de visitas a darle animos.

En esas, llegaron los médicos que me operaran, dos chicos bastante jóvenes de pelo corto, uno alto y delgado y otro algo más bajito y menos delgado; se presentaron y poco más, preguntaron por la autorización, los vi más serios que el otro chico pero también parecían más profesionales  aunque es mejor no pensar en eso.

Al rato volvió uno de ellos con dicha autorización para que la firmara.

-¿La puedo leer?
-Vale pues que la dejo y luego se la das a la enfermera

En la autorización ponía más o menos lo mismo que me había explicado el médico, un poco más detallado y siempre con el % con el que siempre trabajan los médicos.

La estadística es la peor de las ciencias, sobretodo aplicada a la medicina, porque miras y dices: “Hay un 3% de quedarme invalido, bueno a mi no me va a tocar” claro pero hay alguien a quien le toca “Joder, de cien que somos, me tiene que tocar a mi” pues sí, en algún hospital alguien lo dice.

También ponía que, en caso de surgir cualquier inconveniente durante el proceso, todo el personal haría cuanto estuviese es su mano para solventar de la mejor manera para mi salud, es un consuelo.
 Después se llevaron a mi compañero a operar y me quedé solo otra vez aunque luego vinieron visitas a verme mi suegra, mi novia, mi cuñada etc. coincidieron mi suegro y mi madre, que no se conocían  y también ¡Sorpresa!  Un viejo amigo que hacía tiempo que no veía.

-¿Como tú por aquí?
-¿Que pasa? ¿No puedo venir a verte?
-Claro que sí, ¿por qué no ibas a poder venir?

Bueno estuvimos un rato charlando y luego vino otra vez mi novia y mis hijos.

lunes, 27 de junio de 2011

Diario de un enfermo VIII

Domingo

El domingo, pues igual que el Sábado, desayuno, ducha, etc. Aunque volvió a pasar el médico.

-Hola, ayer pasé pero estabas durmiendo y no te quise despertar
-Pues vaya

Bueno, hablamos un rato y pero no me dijo nada interesante que no me hubiera dicho ya, bueno no os he comentado que no tengo una, que tengo dos, aunque la otra todavía no sé si me la hubiera operaran o no, eso depende de lo que opine el médico en el quirófano.

Por la tarde tuve muchas visitas, bueno todos los días he tenido muchas pero el domingo estuvimos toda la tarde de tertulia que parecía más la tasca del barrio que una habitación de hospital , hasta el punto que cuando rozaban la doce los tuve casi que echar.

Una vez se fueron quise aprovechar para seguir con el portátil pero no me apetecía así que leí un poco, no tenia sueño pero tumbé un rato y, por fin me pude dormir hasta la mañana siguiente.

domingo, 26 de junio de 2011

Diario de un enfermo VII


Sábado

A la Mañana siguiente de bien temprano, aunque a mi me daba igual la hora, pasó toda una procesión de enfermeras, asistentas y demás categorías que desconozco ya que, al contrario que en el ejercito aquí todas llevan el mismo uniforme pero una se encarga de administrar la medicación, otra de barrer, otra de hacer la cama, otra de traerte el desayuno, etc.

Sobre mediodía llegó mi novia triste y necesitando consuelo, que le costaba dormir sola, que estaba preocupada por la operación, bueno, lo típico en la mujeres que encima de que el que esta realmente jodido (Anda que no preferiría dormir solo en casa que no en el hospital) eres tú encima quieren que las consueles.

El problema es que, “ja en tinc prou d'aquest color”, estoy harto de esas cosas y no estaba de humor para consolar a nadie.

-Mira lo que me han dicho “Tienes que ir al quirófano con una actitud positiva” y tú no me ayudas nada

Pero a pesar de eso tuve que escuchar todas sus inquietudes y problemas que os podéis imaginar lo nimios que me parecían a mi en ese momento.

La siguiente noche también me la pasé en vela, alternando un libro que estaba deseando acabar no porque me gustara sino todo lo contrario, y es que, casi nunca dejo un libro a medias por mucho que me aburrida lo sigo devorando esperando una sorpresa agradable en el desenlace. Pero cuando lo acabé por fin, me sentí liberado, nada que ver con la sensación que te deja un libro con el que has disfrutado.

Además mi hija me dejó su portátil a pesar de que te recomiendan que no tengas nada de valor en la habitación, sopesamos el riesgo de que lo robaran y decidí que podía tener cuidado, no se porqué puerta y armario carecen de cerramientos con los que proteger un poco tu intimidad, no creo que costara mucho ponerle un cerrojo que las enfermeras abrieran con una llave rápidamente y que te proporcionara intimidad o una simple cerradura en el armario evitaría que cualquiera pueda entrar en la habitación y robar a placer, pero claro, les resulta más barato poner un letrero y decir que no se hacen responsables.

Pero el portátil me permite además de pasear un poco por Internet escribir, ya, diréis que con una libreta y un boli me puedo apañar, pero eso se ha quedado muy anticuado y reconozco que no me veo escribiendo sin corrector y sobretodo, sin la posibilidad de borrar, incluir o modificar frases que te permite la informática y es que, soy un indeciso que cada lectura cambia una coma, una conjunción, el orden de dos frases, etc.

sábado, 25 de junio de 2011

Diario de un enfermo VI


Por la tarde entró un chico pelirrojo de pelo ligeramente largo, gafas de pasta y un acento de la Europa de este, dijo ser búlgaro, entró para hablar conmigo.

-Buenas, soy el neurocirujano, aunque yo no te voy a operar por que el lunes empiezo las vacaciones
-¡Que suerte!
-Voy a encargarme de tu caso hasta el lunes que venga el doctor que se encargará de operarte
-Pos vaya
-La operación es sencilla y muy elegante, abrimos por delante (Te quedará una cicatriz eso sí en el cuello) para acercarnos lo mínimo a la médula, entramos con un micro-robot vaciamos el disco e introducimos un cojín sintético con el que perderás algo de movilidad pero no mucha, el cartílago esta tocando a la médula pero no tienes una ligera inflamación que desaparecerá en unos días
-¿Cuando me operareis?
-La operación te la haremos el Martes porque es el día que tenemos el quirófano los neurocirujanos, a primera hora haremos una operación bastante complicada que ya teníamos programada y después, sobre las doce o la una entrarás tú
-Guay, es un consuelo saber que la operación complicada es la de otro (pobre)
-La operación tiene el riego que pasamos apartando los nervios de la boca y se pueden ver afectados el habla, tragar y demás funciones bucales por lo que puedes tener molestias durante unos días, incluso en casos extremos unas semanas
-Si esto me lo dices para que salga corriendo, que sepas que voy con muletas y no puedo
-No hombre, eso sólo pasa en un 5% de los casos pero yo tengo la obligación de informarte de los riegos antes de operarte porque tienes que firmar para autorizar dicha operación y tenemos que informarte antes de los riesgos que corres

“Será vuestra obligación pero deprimís más que el escaparate de una ortopedia, seguro que esta ley la ha puesto el Zapatero para que la gente salga corriendo y reducir así las listas de espera”

-Hay gente que prefiere no operarse y seguir con un tratamiento de corticoides
-Ya pero yo no tengo opción
-No porque a ti te está presionando la médula y si no lo quitamos podría llegar a dañarla y eso si que sería peligroso, la médula no se regenera


-Una vez hecha la operación en un día o dos podrás irte a casa y deberás hacer un mes de reposo mientras en el cojín sintético que ponemos se queda ligado entre los huesos.

“Bueno, para bien o para mal, ya tenía todas las respuestas”

El resto de día fue recibir visitas visitar y leer.

Por la noche no pude dormir (otra vez) toda la noche estuve alternando lectura ligera, con el libro, con ratos dando vueltas en la cama, incluso un rato me acerqué a la ventana aprovechando que se veía el exterior ya que el box únicamente tenia una ventana tapada por donde se oía pasar al personal del hospital y donde nunca era de noche porque era un pasillo interior del mismo hospital, desde allí primero observé el paisaje para orientarme y luego observé durante un rato los coches que pasaban por la autovía, fuera de aquella habitación la vida seguía aunque para mi, el mundo lleva días parado.

viernes, 24 de junio de 2011

Diario de un enfermo V


Viernes

A pesar de haber dormido muy poco estaba despierto cuando vino un celador a buscarme para ir a hacerme una resonancia, a mi no me comentó nada pero luego le oí quejarse que había estado dando vueltas buscándome, por desgracia esto empezaba a ser una costumbre.

Para hacerme la resonancia me tuve que quitar todo lo metálico (pulsera, collar y el pendiente) y me preguntaron si llevaba algún clavo quirúrgico, bala, balin, restos de metralla, etc. Después me introdujeron en un tubo en el que no te puedes mover y empezaron a ponerme música de after, después de un rato que se me hizo eterno me sacaron y devolvieron al box.

Minutos más tarde llegó la neuróloga para informarme que tenia una hernia discal que oprimía la médula, que había que operar pero que ella no se encargaba de eso, se encargaba el neurocirujano, ella ya había cumplido: Me había dicho que me pasaba.

Pasé el día sin más incidencia ni más pruebas (me faltaba una radiografía) ni más vecinos de box, leyendo mi libro y hablando con mis padres que vinieron a verme.

Cuando ya estaba mentalizado a vivir en el box, vino una enfermera y me dijo:

-Ya te tenemos tu cama libre, prepara las cosas que llamo a un celador que te lleve en la camilla
-En camilla, jo ¡que lujos! – Acostumbrado a tener que ir andando con mi cojera

Subir era todo un lujo, una cama, motorizada además un sillón, cobertura en el móvil, hasta un armario sin llave, incluso tenia un lavabo para mi solo ya que, por increíble que parezca la habitación tenia las dos camas vacías, ???? aunque no quise hacer preguntas sobre el tema.

Otra cosa que gané al subir a planta fue medicación, me administraron corticoides para reducir el dolor y la parálisis (¡Que bien!). Ya lo único que me faltaba era poder hablar con el neurocirujano para saber cuando me operarían, cuantos días dura el post-operatorio, cuantos de baja, riesgos de la operación, en fin, todas esas dudas que se me agolpaban en mi cabeza.

jueves, 23 de junio de 2011

Diario de un enfermo IV


Allí me dispuse a pasar el tiempo mientras quedaba una cama libre o me llevaban a hacerme pruebas. No soy un cotilla, intentaba centrarme en la lectura de mi libro pero sentía las conversaciones de los box colindantes tan cerca que a veces me daban ganas de entrar en la conversación, a mi derecha una anciana bastante senil a la que iban a operar mañana sermoneaba a su hijo con un discurso sin píes ni cabeza que él aguantaba estoicamente (santa paciencia) o las enfermeras con mucha más paciencia que éxito intentaban que contestase a las preguntas pre-operatorias, al otro lado una jovencita a la que intentaban administrar un calmante pero lo vomitaba.

En las horas que pasas en esa situación se produce un vinculo extraño, compartes un trozo de sus vidas y de sus penas pero es imposible ponerles rostro.
Llegada la noche intenté inútilmente conciliar el sueño, hice cuentas y llevaba más de 10 horas tumbado en aquella camilla, había agotado ya el tiempo en todas las posiciones posibles, decidí sentarme sobre ella y cruzar las piernas como en posición de loto.

Así estaba cuando cruzó la enfermera yendo de un box a otro y se asustó como si hubiera visto un fantasma.

-¿No puedes dormir?
-No
-¿Quieres un calmante o algo?
-No, no te preocupes es sólo falta de sueño

Más tarde cogí las muletas y fui a dar un paseo para descubrir que sólo yo quedaba en aquel ala de urgencias, los demás habían tenido más suerte que yo y los habían trasladado ya a planta.

miércoles, 22 de junio de 2011

Diario de un enfermo III


Mientras salí a fuera recordé que fue lo que me dijo un fisioterapeuta ¿o es osteopata? Que visité, pero claro sé muy bien lo que me habrían dicho si lo hubiera siquiera comentado: “Eso no es un médico” “La osteopatía no es una ciencia” Pero mira por donde iba a tener razón.

Después de esperar un buen rato me visitó la neuróloga con la que volví a empezar desde el principio de la historia, me hizo tumbarme en la camilla en calzoncillos y primero repitió el juego del martillo de goma para coger después el palito que de niño usaban los médicos para metértelo en la boca y decirte “di Ah” y luego (generosamente) te lo regalaban, lo partió por la mitad y se dedico a buscarme las cosquillas, cuando se asomó a la planta del pie, yo pensé “Que patada se va a llevar en los morros” pero no, aunque se puso encima y la otra había saltado más de dos palmos, no se llevó la patada, se ve que sabía lo que hacía.

Tiró el palito a la papelera (ni me lo ofreció siquiera) y me dijo:

-Olvidate de irte de aquí, a partir de ahora estas ingresado, vamos a hacerte más pruebas hasta que sepamos seguro que tienes.
-Tranquila, no había hecho planes para hoy, yo lo que quiero es saber que me pasa

Se fue y me quedé solo, preocupado pero aliviado, no me preocupaban las pruebas que me hicieran, pronto sabría que me pasa por fin.

Pasó un buen rato hasta que apareció una enfermera

-Menos mal que te encuentro, llevo más de una hora llamándote por megafonía
-Si me hubieran dicho que esperara en la sala de espera, hubiera esperado allí pero la doctora me dijo que de aquí no me moviera
-Ya, pero a mi no me lo han dicho y llevo una hora buscándote, vamos a ingresarte pero de momento en planta no hay ninguna habitación libre por lo que te dejaremos en un box hasta que quede un cama libre
-Oye, yo vivo aquí cerca si queréis cuando esté la cama libre me llamáis y vuelvo
-No, esto no funciona así – me contestó con una sonrisa

Me acercó hasta el Box 15 y tuvo la santa paciencia de recorrer toda las urgencias a mi paso de tortuga. Un Box es donde atienden a los enfermos en urgencias, son pequeños habitáculos con puerta pero al fondo habían unos enormes huecos que conectaban unos boxs con otros sin ningún tipo de cerramiento, una camilla, una silla y una mesa de hospital eran el único mobiliario.

La misma enfermera que me acompaño no tardó en venir con un carro con el que me hizo el electrocardiograma y me sacó sangre, o sea lo que en el dispensario de mi pueblo tardaban más de tres semanas. De paso, me dejó una vía, eso quiere decir una aguja clavada con un enchufe rápido y aguantada con esparadrapo para que no se escape.
-Eso va muy bien, lo hacemos para no tenerte que estar pinchando todo el rato cada vez que tengamos que inyectarte algo

A ellas les va muy bien pero para mi tener que dormir con una aguja pegada con esparadrapo en el brazo me parecía peligroso.

lunes, 20 de junio de 2011

Diario de un enfermo III


Bueno, todo no se lo podía explicar así que hice un resumen de una frase (¡Que poder de síntesis!)

-Sí y me dijo que debía ser un problema de circulación y me mandó un análisis de sangre para el día 27 pero . . es que no puedo aguantar tanto, ya no me tengo en pie, no puedo casi moverme
-Esta bien, te voy a mandar a traumatología porque no creo que sea un problema de circulación

Me dirigí a la sala de espera, sabiendo que hoy por fin sabría que me pasa, estaba preocupado, muy preocupado, había oído de dos conocidos que les había empezado fallándoles las piernas como a mi (uno por cáncer y el otro por esclerosis múltiple) y ahora están criando malvas, ninguna de esas dos opciones me hacía gracia plantearme, por no comentar que con en este proceso me veía abocado a una silla de ruedas pero hoy seria el día que saldría de dudas.

Al rato me llamaron y entré en la puerta B despacho 2 donde reinicié la misma conversación una doctora


Con una diferencia:

-¿Consumes alcohol?
-Sí
-¿Cuanto?
-Depende del día
-Pero bueno, ¿Lo que consumes de siempre?
-Sí

Entonces hizo un rallado y tachó el alcohol de la lista.


Después me tumbó en una camilla y con un simpático martillo de goma se dedicó a comprobar mis reflejos atizándome donde más rampa te puede dar.

Después de un buen examen, me preguntó:

-¿Te lo has hecho encima alguna vez?

Cuando me hizo esa pregunta supe que ya sabía lo que yo tenia, debo reconocer que de todo lo que me pasaba últimamente quizás era lo que menos había relacionado con la enfermedad por eso no lo iba explicando a todos los médicos con los que había hablado, bueno y por razones obvias.

-No, pero cuando me vienen las ganas tengo que ir pero ya mismo – Con esta mentira elegante me evitaba rememorar historias que prefiero no recordar ni mucho menos comentar

“Y además le cuesta mucho correrse” pensé que saltaría mi chica dispuesta siempre a saltar cuando yo olvidaba cualquier detalle y sin pudor para hablar de esos temas

-Entonces, esto no es cosa mía, debo mandarte al neurólogo, sal fuera y ya te avisaran

Diario de un enfermo II


Entré en urgencias ayudándome de dos muletas, vi varias ventanillas decidí acercarme a una que ponía “Atenció al ciutadà” pensando “Soy un ciudadano y necesito que me atiendan”, en cuanto se fue la señora con la que discutía se dirigió a mi:

“¿Que desea?”

Reconozco que no me esperaba esa pregunta pues me pareció tonta aunque muchas respuestas pasaron por mi mente: “¿A ver? Esto es urgencias y vengo con muletas ¿que voy a querer?” “Poder andar” “Que me atiendan” “¡UN MEDICO!” pero mi alter ego se quedó en el pensamiento y habló el yo civilizado:

-Pedir hora,para,que me mire un medico
-Pues eso es en la ventanilla de al lado

Me dirigí a la ventanilla de al lado que carecía de letrero y hasta hacía un momento, de personal atendiendo, ahora dos chicas muy guapas me esperaban.

-Tarjeta sanitaria por favor
-La he perdido
-Bueno pues el DNI
-Toma
-Siéntese que enseguida le llaman – Me dijeron entregándome un hoja llena de pegatinas con mis datos


Al poco, sonó mi nombre por megafonía para que me dirigiera a la puerta “Triatge 1” donde un chico joven con barba y disimulado acento argentino me hizo la pregunta que tanto miedo me daba.

-”¿Que te pasa?”
-Pues no sé, que no puedo andar, me fallan las piernas

Se me quedó mirando.

-¿Como?

-Se me pliegan las piernas, me dan rampas y se me suben las piernas solas
-Y ¿No has ido al médico?

Mi mente retrocedió al día que quería olvidar en que entramos en el dispensario de mi pueblo: Una casa de pueblo antigua con la típica cortina de plástico en la entrada, suelo rustico de imitación a granito, un enfermero borde nos hizo esperar sin casi responder.

Cuando nos tocó el turno nos indicó que pasáramos, subimos unos escalones, en frente estaba la típica escalera con barandilla de hierro macizo, con los barrotes retorcidos igualita que la escalera que mi abuela tenia en su casa, bueno creo que todas las abuelas tenían una barandilla igual, pues en el hueco de esa escalera se encontraban dos sillas de ruedas aparcadas, cuando las vi y me fijé en la cantidad de escalones y sus características pensé que ahí una silla de ruedas era tan inútil como un pijama de verano.

Entramos, mi novia dijo un “Hola” alegre y sonoro, yo también dije “Hola” pero reconozco que el mio fue débil y cansado, “con la boca chica” se podría decir, un mero formalismo de una cortesía que no me apetecía nada.

-Cuando se entra en un sitio se dice “Hola”

El medico de avanzada edad con pelo cano, rasgos contundentes y muy serios había dejado el ordenador para dirigirse a mi. Lo observé, tenia cara de no haberse reído en la vida, una ligera apoplejía parecía haberle paralizado media cara y hacia que me mirara a mí con el ojo izquierdo y a mi novia con el derecho, me pregunté si también le habría afectado al oído.

-He dicho “hola”
-Pues a ella sí la he oído pero a ti no
-Pues también lo he dicho – “Empiezo la visita estupendamente”

Dirigió la vista otra vez al ordenador y preguntó:

-¿Como es que no has venido nunca antes?
-Vine una vez hace tiempo
-¡Pues en el ordenador no me sale nada!
-Bueno, es que no soy el típico hipocondríaco que va a medico cada vez que le duele algo – Ya puestos, yo también me puse borde
-No se trata de eso, pero es que . . . .- y sin acabar la frase señaló al vacío de la pantalla del ordenador donde debería salir mi historial – Bueno ¿Que te pasa?
-Que últimamente me fallan las piernas y no puedo andar bien

Me miró como queriendo cerrar un ojo y arquear la ceja.

-¿Cuanto pesas?

Sabía que iba a salir ese tema

-105 Kilos
-Pues estás muy gordo
-Ya lo sé

“Para decir eso no hace falta sacarse la carrera de medicina, mi hijo de 9 años ya me lo dice”

-Y tendrás el colesterol alto
-No, hace poco me hicieron un análisis en el trabajo y el colesterol lo tengo bien, lo único que tengo alto son los trigliceridos
-También afectan, también ¿Has traído ese análisis?
-No, se me ha olvidado
-Pues lo hubieras traído al menos tendríamos algo con que poder trabajar
-Ya, pensaba traerlo pero se me ha olvidado
-¿Consumes alcohol?
-Sí -Otra inclinación de cabeza
-¿Cuanto?
-Lo normal
-¿Y cuanto es lo normal para ti?
. . . . . .

-Bueno creo que es un problema de circulación ¿tomas alguna proteína?

Negué con la cabeza pero mi chica saltó enseguida

-L-Carnitina

El médico movió la cabeza como si fuera un muelle y señaló a mi nena

-Eso va a ser

Me quedé parado

-Ciertamente ignoraba que la L-Carnitina fuera una proteína, yo estaba convencido que eran una pastillas para adelgazar

-Ya pero cuando el cuerpo la metaboliza se transforma en creatinina que influye, aunque tendrías que perder peso, adelgazar y sobretodo, perder masa corporal, yo si quieres te puedo apuntar a que te visiten las enfermeras

Pensé: “¿Para qué? Para perder una mañana de trabajo cada semana en venir aquí y que me echen la bronca por no haber adelgazado nada, paso”.

-NO

Después de insistir unas diez veces más en que tenía que perder peso me envío al simpático abuelo de la entrada que me dio hora para hacer un análisis de sangre ¡EL DÍA 27! ¡Que paciencia!.


domingo, 19 de junio de 2011

Diario de un enfermo

Llevaba días mal, pero ese día era el peor de todos, en mi cama el colchón esta a ras de suelo "rollo zen" que diría alguien, la cuestión es que me era imposible levantarme, por más que intentaba coger impulso no llegaba a la maneta del balcón donde últimamente me agarraba para ayudarme a la difícil tarea en que se había convertido "ponerme en pie”.

Al tercer intento conseguí asirme pero a pesar de ayudarme con el brazo, mis piernas no tenían fuerza para levantarme, era como si alguien se me hubiera subido encima, cuando por fin lo logré tanteé las piernas después ya que, con la dificultad que me había puesto en pie ¿Como iba a conseguir apoyarme en una pierna para dar un paso?

Cuando había dado unos pasos arrastrando los pies supe que no llegaría al lavabo ¿Que hacer? Despertar a mi pareja para que me ayudara era una posibilidad, pero no me parecía acertada, tenia muy mal despertar, buscar un recipiente donde miccionar, no me pareció muy elegante, entonces tuve otra idea: Debía llegar a la habitación contigua y coger la silla del despacho, no era una silla de ruedas pero tenia ruedas, con ella me desplacé a través de aquel largo pasillo.

Una vez en la entrada del lavabo me levanté y me acerqué agarrándome a lavamanos y toalleros para llegar por fin a la tan ansiada taza donde desahogarme, para volver hice la misma operación aunque me quedé a dormir en el despacho, esa noche me tocó ir al lavabo muchas veces (había bebido demasiada manzanilla) pero en el despacho había una cama que estaba más alta de lo normal debido que no era una cama, era un mueble que adapté cuando convertimos aquella habitación en un despacho usando, por que no decirlo los mismos muebles, una caladora, tornillos y mucha imaginación.

Así pasé la noche, entre rato y rato intentaba dormir en vano, por alguna extraña razón mi pierna izquierda parecía querer prepararse para correr el tour de Francia, la pierna se me cerraba y se me tensaban los gemelos cada dos por tres.

Una vez salió el sol decidí acercarme al sofá a esperar que se levantara mi churri, pensé que viendo la tele se me haría más ligera la espera, también aproveché para pasar por la cocina y coger algo de comida, tenia mucha hambre después de la nochecita que había pasado.

Una vez se levantó mi flor, me pegué una ducha como pude y me llevó a urgencias.

sábado, 18 de junio de 2011

Historia de Phoenix XXXX

Me despedí de Elena y Guillermo, cogí unas cuantas cosas en un zurrón, no demasiadas para poderlo llevar convertido en ave y me marché, unas calles más abajo cuando me aseguré que nadie me veía entré en una casa abandonada, donde poder hacer el cambio.

Una vez convertido en ave fénix emprendí el vuelo a toda velocidad hacía la cabaña de Selina.

-Hola, dime, ¿que noticias trae?
-Dice que, efectivamente hay un tal conde de Lemmuns, interesado un poco en la magia que consiguió capturar a un ave fénix, y lo tiene prisionero en el salón de su castillo así puede enseñarlo a las visitas, lo tiene para usar sus plumas para hacer hechizos,
-¿Sus plumas?,
-Sí, las plumas del ave fénix sirven para multitud de hechizos
-ya, ya lo sé, pero me extraña, Alvarie intentaba conseguir la vida eterna, hay un cambio
-Tienes razón, demuestra que no es un mago aunque le gustaría, si no aprovecharía su magia de otra manera más útil
-De todas formas debo ir y rescatarlo, ¿donde lo puedo encontrar a ese conde?
-Vive en un castillo en un condado cerca de Saguntum
-¿Por donde queda eso?
-Cerca de la costa hacia el sur, mira, aquí tengo un mapa

Sacó de un baúl donde había cientos de pergaminos enrollados un mapa y lo desenrolló encima de la mesa.

-Mira, lo que te decía, sigue la costa hacia el sur

Memorice un poco los cabos del mapa y algún otro detalle para situarme

-Pues hacía allí voy

Yanira se subió a metió dentro de mi zurrón porque ella no puede volar a la velocidad que yo lo hago ni recorrer la distancia que íbamos a recorrer.

Salí en dirección al sur, todas las aves tenemos un sentido que nos indica siempre hacía donde esta el sur y el norte, aunque cuando sabes que tienes que seguir la costa lo tienes mucho más fácil.

Hicimos noche por el camino, no porque necesitara descansar pero quería llegar de día para poder buscar bien el castillo, busqué en una montaña que vi, nos acurrucamos en un hueco y nos dormimos.

viernes, 10 de junio de 2011

Historia de Phoenix XXXIX

Al día siguiente, cuando nos despertamos era prácticamente mediodía, ella ya había vuelto a ser pequeña, yo giré el transformum y nos fuimos juntos a ver a Selina, quien nos recibió con una amplia sonrisa.

-Hola, ¿Que tal noche?
-Bien, muy bien, quería darte las gracias por los polvos mágicos
-La pena es que sólo funcionan esa noche
-Ya, pero ha sido maravilloso, ¿No tienes otros más potentes?
-No
 -Lastima
-Por cierto, ¿Ha llegado el duende?
-No, pero no te preocupes, ya te avisaré, ¿y qué piensas hacer cuando lo sepas?
-Tendré que ir a ayudarlo, es mi hermano
-Puedo acompañarte
-Claro que sí, Yanira, si Zanna te da permiso, pero yo debería pasar por Tarraco a decir algo, llevo días desaparecido y estarán preocupados por mi.

Al oír eso Yanira frunció un poco el ceño.

-Esta bien vete a ver a Elena
-¿Estás celosa?
-¡Claro! Como que ella puede estar contigo y yo no
-Lo que siento por ti, no lo siento por ella
-Bueno, es un consuelo, haz una cosa, quédate con ella hasta que regrese el duende con la información, entonces ya iré yo a buscarte

Así lo hice, regresé y Elena se alegro mucho de verme.

-¿Donde estabas? Estábamos muy preocupados por ti
-Me perdí y he estado unos días dando vueltas por el bosque hasta que conseguí encontrar el camino de vuelta
-¡Menos mal! Hay unos bandoleros por la zona, pensábamos que te habían asesinado, estuvimos buscándote por los alrededores pero no te encontramos
-No te preocupes, estoy bien, aunque necesitaré una camisa nueva, la vieja se me rompió
-¿Y no tuviste frío?
-No, estamos en verano
-Dame un abrazo, que me tenías preocupada y ¿Se puede saber a donde ibas?
-He tenido noticias de mi hermano, tiene problemas, en unos días cuando reciba más noticias suyas tendré que ir a verlo
-¿Que le pasa?
-Tiene problemas y tendré que ir a ayudarlo, no te puedo decir más
-Vale, ¿Que haremos nosotros? Mientras tú no estés
-Podéis quedaros aquí todo el tiempo que queráis, yo ya volveré
-¿Y si no vuelves?
-¿Por qué preguntas eso?
-De la manera que lo has dicho, me preocupo
-Pues no te preocupes, volveré pero no sé cuando

Al día siguiente me eché el puñal “Gram” para mi, quería llevarlo encima para defenderme como humano la próxima vez que me asaltaran, lo preparé especialmente, pensé en darle mucho filo pero no lo necesitaba, Guillermo como siempre no perdía detalle de todo lo que hacía.

-¿En serio no te vas a quedar con nosotros? 
-Volveré no os preocupéis pero debo partir
-Es una pena, me gusta mucho estar aquí contigo, desde que murió mi padre esto es lo más parecido a un hogar que he tenido
-¡No te preocupes! Aquí podréis quedaros y sé que tu madre será capaz de apañárselas, además tú también le ayudaras
-¿No sabes cuando volverás?
-No, quizás tarde en volver

A la semana se estar en Tarraco, vino a verme Yanira

-Hola, ya llegó el duende espía, ya tenemos las noticias

Me despedí de Elena y Guillermo, cogí unas cuantas cosas en un zurrón, no demasiadas para poderlo llevar convertido en ave  y me marché, unas calles más abajo cuando me aseguré que nadie me veía entré en una casa abandonada, donde poder hacer el cambio.

Una vez convertido en ave fénix emprendí el vuelo a toda velocidad hacía la cabaña de Selina.

-Hola, dime, ¿que noticias trae?
-Dice que, efectivamente hay un tal conde de Lemmuns, interesado un poco en la magia que consiguió capturar a un ave fénix, y lo tiene prisionero en el salón de su castillo ahí puede enseñarlo a las visitas, lo tiene para usar sus plumas para hacer hechizos,
-¿Sus plumas?,
-Sí, las plumas del ave fénix sirven para multitud de hechizos
-Ya, ya lo sé, pero me extraña, Alvarie intentaba conseguir la vida eterna, hay un cambio
-Tienes razón, demuestra que no es un mago aunque le gustaría, si no aprovecharía su magia de otra manera más útil
-De todas formas debo ir y rescatarlo, ¿donde lo puedo encontrar a ese conde?
-Vive en un castillo en un condado cerca de Saguntum
-¿Por donde queda eso?
-Cerca de la costa hacia el sur, mira, aquí tengo un mapa


Sacó de un baúl donde había cientos de pergaminos enrollados un mapa y lo desenrolló encima de la mesa.

-Mira, lo que te decía, sigue la costa hacia el sur

Memorice un poco los cabos del mapa y algún otro detalle para situarme


-Pues hacía allí voy

Yanira se metió dentro de mi zurrón porque ella no puede volar a la velocidad que yo lo hago ni recorrer la distancia que íbamos a recorrer.

Salí en dirección al sur, todas las aves tenemos un sentido que nos indica siempre hacía donde esta el sur y el norte,  aunque cuando sabes que tienes que seguir la costa lo tienes mucho más fácil.

miércoles, 8 de junio de 2011

El ministro de economia juzgado por negligencia

 
Como siempre, los países del norte de Europa dan un ejemplo de como debe ser la democracia que no olvidemos que quiere decir: el gobierno del pueblo.

Ahora en Islandia pretenden sentar en el banquillo al ex-ministro Haarde por su gestión de la crisis ya que: “A pesar de los avisos recibidos entre otros por el Banco Nacional, Haarde no adoptó ninguna medida para reducir los efectos del colapso antes de que éste se produjera ni presionó a los bancos para vender sus activos y disminuir los riesgos, según el fiscal, quien no especifica ninguna pena concreta para el delito.”

En España estamos acostumbrados a ver denuncias por negligencia a médicos, a mecánicos, etc. Incluso hay una legislación por la que un accionista puede acusar de negligencia a los directivos de una gran empresa, sin embargo las leyes (echas por los políticos) eximen a los políticos de cualquier responsabilidad aun cuando el pueblo somos “accionistas” del estado y ellos, los directivos encargados de gestionar “la empresa España”.

Además, Haarde será juzgado por un tribunal especial: El Landsdómur que está formado por 15 personas: cinco jueces del Tribunal Supremo, un presidente de un tribunal de primera instancia, un catedrático de derecho constitucional y ocho ciudadanos designados cada seis años por el Parlamento. Eso garantiza que haya jueces entendidos en toda clase de leyes pero que la mayoría (8 de 15) sean ciudadanos normales.

Pienso que deberíamos inspirarnos en Islandia y no dejar que los políticos se sigan considerando dueños de sus actos y de sus cuotas de poder en lugar de administradores de bienes ajenos (nuestros bienes).

sábado, 4 de junio de 2011

Historia de Phoenix XXXVIII


A mi, me dejó parado ¿Qué podía quiere decir con eso? Desde luego no me iba a transformar en humano esta noche, seria la primera vez que un humano (o alguien con apariencia humana) estaba en esta fiesta.

Los duendes me ofrecieron un licor que destilaban a base de zumo de mora, buenísimo y estuvimos toda la noche bailando y cantando alrededor de la hoguera, cuando ya estaba bien entrada la madrugada decidí irme a dormir, me fui hasta mi agujero y me acurruqué dentro, como de costumbre, entonces entró Yanira, llevaba una sonrisa maliciosa.

-Hola
-Hola, ¿Que vienes a dormir aquí conmigo?
-Más o menos, vengo a hacer una prueba
-¿Una prueba?
-Sí, necesito que te transformes en humano

Tal y como dijo eso, giró mi transformum y yo me convertí en humano, me quedé tumbado dentro de la cueva, ella se posó en mi pecho y se echó por encima unos polvos mágicos, automáticamente empezó a crecer hasta casi mi altura, se quedó tumbada encima mío.

-Que ¿Sorprendido?
-Pues sí, no me lo esperaba, aunque, esos polvos te los dio Selina ¿A que sí?
-Sí, ¿Por qué lo dices?
-Por un comentario que me hizo cuando me entregó el transformum con tanta prisa
-Claro, se lo pedí yo, estos polvos funcionan sólo esta noche y de poco me servían si tú no eras humano
-¿Y que quieres hacer?
-¡Como puedes ser tan tonto!

Y acto seguido me dio un beso en la boca, noté una sensación muy extraña cuando nuestras lenguas se tocaron, algo mágico, algo como un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo para alojarse en mi pecho.

-¿Tú también lo has notado?
-Claro que sí
-¿Y que es?
-No lo sabes, tanto siglos como has vívido y no lo sabes
-Pues, la verdad es que no la había sentido nunca
-Es amor tonto, es amor

La verdad es que nunca antes había sentido amor por nadie pero desde luego me encanta, así que seguimos besándonos, luego agarré sus pechos, después ella continuó agarrandome, yo notaba que iba a explotar mientras ella me acariciaba, finalmente se sentó encima mío y empezó a gritar, menos mal que estábamos apartados porque si hubiera habido alguien cerca seguro que lo hubiera oído.

Hicimos el amor, y fue maravilloso, nada que ver con las veces que lo había hecho con Elena realmente con ella había una magia especial, una sensación inexplicable que hacía todo fuera mucho más bonito, ¿eso es el amor? Pues me gusta.

Después nos dormimos abrazados el uno al otro, dándonos calor, me fije en su rostro, tenía una sonrisa de oreja a oreja, siempre se la veía feliz, pero ese día se la veía mucho más feliz.