domingo, 25 de septiembre de 2011

Historia de Phoenix XXXXIX


Nos volvimos a la cueva donde avivé el fuego y le enseñé la despensa

-Mira, por eso la dragona cazaba tanto últimamente porque estaba guardando comida para cuando nacieran sus crías
-¡Cielos! Hay pastores y todo, no me extraña que dieran una recompensa por ella
-¡Ya! Era una madre previsora

Luego nos quedamos a dormir al calor de las piedras que estaban incandescentes. A la mañana siguiente me despertó Yanira.

-Despierta dormilón, que uno intenta salir del huevo y las piedras no le dejan, ayúdame que esos pedrotes pesan mucho para mi

Saqué unas piedras del lado por donde oíamos al recién nacido romper el cascarón y le ayudamos a salir, le costaba pero andaba, de tamaño vendría a ser del tamaño de un perro pero todo rojo y con una cola muy larga y unas alas más grandes que él.

-¿Tú eres mi mamá?

No me esperaba esa pregunta, aunque por otro lado era de lo más lógica

-No, yo no soy tu mamá, tu mamá es aquella- y señalé al cadáver de la dragona
-¿Esta dormida?
-Me temo que no pequeño
-¡Como le dices eso al pobre!, Tu mamá esta dormida pero no sabemos cuando despertara, ¿tienes hambre?
-Mucha
-Pues ven que la tía Yanira te acompañará a la despensa
-Lo que me faltaba por oír: “La tía Yanira”

Al rato, volvió Yanira:

-Phoenix, no sé por que pero el cachorro no puede comer, ¿No habrá que darle leche?
-¡Claro! Porque es muy pequeño para comerse una oveja entera
-¡No te pongas así! Que soy madre primeriza
-No te preocupes que yo me encargo

Entré y me lié a zarpazos con la tripa de la oveja, ahí se encuentra la carne más tierna del cuerpo, efectivamente tal y como hice eso el dragón se lanzó a comer con un desesperado.

A los dos días nació otra cría, mucho mejor así se entretenían jugando entre ellos y me dejaban tranquilo, en lugar de estar encima mío buscando juego y calor.



A la tarde tuve una sorpresa aún mayor, de repente a Yanira empezó a dolerle la tripa un montón
-¿Que te pasa?
-Llévame a mi habitación

La llevé a un hueco que se había preparado en alto, donde una camisa mía le hacía la función de cama y ropa de cama al mismo tiempo, allí la dejé esperando a ver si se le pasaba.

-Túmbate aquí y ya se te pasará
-¿Que se me pasará? ¿Como quieres que se me pase?
-¿Quieres que te lleve al bosque de las cuatro encinas?
-No hay tiempo, consígueme agua caliente, deprisa

Cogí mi puñal y me fui al río, una vez allí lo transforme en un cazo, me lo colgué del cuello y lo llené de agua, luego en la cueva ya me encargaría de calentarla.

Cuando estaba llevando me encargué en mandarle fuego, con lo cual, cuando llegamos ya estaba calentita.

-¿Para que quieres agua caliente?
-Para bañar a nuestra hija
-¿NUESTRA HIJA?
-Mira

Y me enseñó un bebé muy pequeño, tenía la cara redondita y muy blanca, era rubia, tenia unos ojos azules preciosos y la misma nariz que su mamá, la llevaba envuelta en un trozo de mi camisa.

-Esta es nuestra hija, normalmente las hadas solemos tener los hijos en el bosque y se encargan de ello las hadas cuidadoras pero las circunstancias han hecho que nuestra hija sea especial, y será muy especial, será la salamandra (hada de fuego) más poderosa de todas
-Pero si las ave fénix no podemos tener hijos
-Pero los humanos sí, además fíjate, se parece a ti

Sí, efectivamente se parecía a mí, pero se me hacía muy raro. . . Ser padre, en mi naturaleza no entraba ser padre y ahora tenía que cuidar de una manada de cachorros de dragón y de una hada que era hija mía, demasiados cambios en una sola semana.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Historia de Phoenix XXXXVIII


Eché a volar hasta las montañas donde se escondía el dragón, pensando que decirle: “Escucha en un descampado hay una oveja sola, no le ataques que es una trampa”, pues si ya le había advertido que tuviera cuidado hacía un rato.

Llegue a la cueva, llamé, a nadie le gusta que entren en su casa y no quería saber de lo que era capaz un dragón enfadado, bueno como nadie contestó decidí entrar, no era excesivamente grande era más bien pequeña y muy cálida aunque no podían vivir muchos dragones ahí, ¿igual este dragón vivía solo? Pensé mientras recordaba las palabras del dragón “Yo no robo, yo cazo”, entonces entré y vi en una cavidad al lado una especie de almacén, ahí guardaba el dragón todo lo que cazaba.

Entonces decidí volver al claro, quizás podría quemar la trampa sin que me atacase, el problema es que había llegado tarde, no sabía como funcionaba exactamente y seria muy estúpido por mi parte además de poder costarme la vida.

Pero cuando llegaba vi que el dragón se dirigía directo intenté impedírselo pero no me oyó o decidió ignorarme, la cuestión es que cuando intentó levantar el vuelo con la oveja, él mismo levantó el tronco al que la oveja estaba unida, el cual tenia un extremo bien sujeto al suelo por lo que el otro extremo se levantó hasta clavarle al dragón las lanzas que llevaba en la punta produciéndole múltiples heridas que le hicieron caer al suelo.

Aldo se dirigía corriendo a rematarlo y así lo habría hecho si yo no me hubiera metido en medio, le lancé una llamarada, él se protegió con su escudo y aquel grueso abrigo también le protegía del fuego, tengo que reconocer que sabía lo que hacía.

Le golpeé en el escudo y lo derribé aunque mientras caía intentó alcanzarme con su enorme hacha, por suerte faltó poco para me alcanzara pero eso me hizo darme cuenta que debía acercarme mucho me quedé a una distancia prudencial lanzándole fuego, por suerte vi que el dragón aunque herido huía volando por lo que hice lo mismo.

Recogí a Yanira seguí al dragón hasta la cueva, dentro gastaba sus últimos suspiros en calentar una montaña de piedras que habían en medio de la cueva

-Gracias por intentar avisarme y por ayudarme, he sido una estúpida cuando tú estabas de mi lado
-No te preocupes, guarda energías, mis lágrimas te curarán esas heridas
-Demasiado tarde, he gastado mis últimas fuerzas, por favor cuida …
-Por lo menos, tus dientes no colgaran de ningún collar, que descanses en paz
-¿Y no podemos hacer nada por ella?
-Ya no, venga volvamos a buscar mis cosas y marchémonos de aquí

Antes de marchar del pueblo quise volver otra vez a la taberna a comer algo

-¿Buenas, te quedan lentejas?
-Si, todavía quedan unas cuantas, ¿Te pongo un plato?
-Sí, y una jarra de ese vino

Entonces vi a Aldo sentado en una mesa, una quemadura en la mejilla derecha y también le había desaparecido la barba en ese lado así como parte de la melena en ese lado, sólo cuatro hilillos carbonizados recordaban que hubo pelo.

-Hombre, veo que se ha encontrado con él dragón, ¿Ha habido suerte?
-Lo tenía ya cazado, estaba en mis manos a punto de rematarlo, justo cuando apareció un ave fénix y salió en su defensa
-¿Un ave fénix?¿Pero esas criaturas existen?
-Claro que existen aunque son muy raras, además son seres solitarios, no entiendo como pudo salir en defensa del dragón cuando lo tenia cazado
-Y eso se lo ha hecho el fénix
-Sí, encima el dragón se escapó malherido, lo más probable es que muera escondido quien sabe donde y si se recupera no le quedarán ganas de volver por aquí
-Bueno por lo menos tiene el dinero de la recompensa
-¡Que va! Esta gente no me paga hasta que no vean el cadáver
-Bueno, si ven que deja de atacar, igual se la dan también
-¡Ojala!
-Sólo tiene que esperar
-No, si no me pienso ir de aquí, hasta que no cace ese fénix
-¿También sabe cazar aves fénix?
-Amigo, yo se cazar cualquier cosa
-Pues que tenga usted suerte

Nunca en mi vida había tenido una conversación tan falsa como esta pero quería hacer de espía para enterarme de sus intenciones, aunque no me preocupaba después de cenar me convertiría otra vez en ave fénix y marcharía volando hasta pasadas las montañas.

-¿Has oído lo que decía ese tipo? Te la tiene jurada
-Ya, pero se va a quedar con las ganas, mañana cuando salga el sol estaremos muy lejos de aquí
-Lo que no entiendo es por qué el dragón gastó sus últimas fuerzas en calentar las piedras aquellas
-¿No te diste cuenta?
-No
-Para empezar es una dragona y en la montaña de piedras estaban sus huevos
-¿Sus huevos?
-Claro, los dragones los esconden dentro de una montaña de piedras
-¿Y que harán los dragoncitos cuando salgan?
-No saldrá ninguno
-¿Por qué?
-Los huevos de dragón necesitan mucho calor por eso siempre los guardan en una montaña de piedras y les meten fuego, pronto las piedras se enfriarán y morirán, que te crees que nos quería decir la dragona antes de morir: “Por favor, cuida de mis pequeños”, por eso gastó su último aliento en darles calor con la esperanza de que alguno esté tan avanzado que salga antes de que se enfríen
-¿Y los piensas dejar morir?
-Yanira, yo no me dedico a cuidar crías de dragón, para eso llama a Hagrid
-Pues vete tú, yo no puedo marcharme sin hacer nada por ellos
-Sabía que me ibas a buscar problemas, ¿Sabes que hay un experto cazador que ha jurado acabar conmigo?
-Esta bien, si tienes miedo lo comprendo, huye y ya me quedaré yo
-¡Lo que me faltaba por ver! Un hada cuidando dragones ¿Los piensas alimentar a base de vallas o les darás el pecho?
-Por lo menos a mi no me da miedo un hombre
-Ese hombre ha matado a cinco dragones, y que sepas que si está vivo fue porque le dejé vivir
-Ya, para salir huyendo
-No me gusta matar, aunque con este tendré que hacer una excepción
-Eso quiere decir que me ayudaras a cuidarlos
-¡Que remedio!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Historia de Phoenix XXXXVII


-Vaya, veo que tiene usted un buen método
-Pues sí, pero no se lo pienso explicar a nadie
-No se preocupe, soy un viajero no me interesa para nada la caza de dragones es simple curiosidad, por ejemplo ¿quién paga la recompensa?
-Normalmente, los pastores de la zona, hacen una colecta para recoger dinero y lo ofrecen en recompensa a quien les libre del dragón, en otras ocasiones es un noble del condado el que la ofrece
-¿y ahora?
-Ahora han sido los pastores de la zona, están hartos, normalmente un dragón sólo caza una vez a la semana, dos ovejas como mucho, pero este caza a diario o incluso varias el mismo día, deben de haber varios

Después de comer me quedé pensativo, me había llamado la atención la historia, así que me alejé del poblado, dejé mis cosas escondidas y me transformé en ave fénix.

Luego eché a volar, Yanira prefirió quedarse y buscar unas vayas para comer, esta chica se estaba poniendo muy gorda y es que no paraba de comer.

Me subí hasta las montañas, necesitaba estar alto para poder ver al dragón, esperé hasta que apareció, regresaba de cazar, llevaba otra oveja en las zarpas, yo lo seguí hasta las montañas, aterrizó en la entrada de una cueva.

-Hola
-¿Quién eres?
-Me llamo Phoenix y como puedes ver soy un ave fénix
-¿Y qué quieres?
-Advertiros, los pastores están hartos de que les robéis
-Perdona pero yo no robo, yo cazo
-Pero estas ovejas son suyas
-¿Y quién lo dice? ¿Ellos? pues yo digo que son del primero que las coja
-Mira, las tienen marcadas, las crían ellos
-¿Y yo no tengo derecho a comer? Como no he marcado con mi nombre ninguna oveja
-Puedes cazar jabalíes o lobos, por ejemplo
-Son difíciles de cazar
-Pero no te buscarías problemas, además también mataste unos pastores
-Ellos atacaron primero, quizás lo que debería hacer es bajar al poblado y arrasarlo
-Otros vendrían que no pararan hasta acabar contigo, ¿por qué no buscas otra zona donde no haya humanos?
-Por eso vine aquí, pero después llegaron ellos, montaron una casita, luego llegaron más, empezaron a poner trampas y los lobos que no cayeron en ellas huyeron al norte y los jabalíes tampoco abundan como antes, porque los humanos también cazan jabalíes ¿sabes?
-Tú mismo, pero si te quedas, ten mucho cuidado
-No puedo huir, debo quedarme

Me fui de la cueva, cuando volvía al poblado observé a Aldo en un descampado estaba preparando una trampa y tenia un a oveja preparada para hacer de cebo, me posé en una rama de un árbol próximo y observé todo lo que hacía.

La trampa consistía en un tronco con un montón de palos afilados en la punta a él ataba la oveja, una vez la tubo lista se dedicó a poner ramas por encima para camuflarla y que sólo se viera la oveja, que no podía hacer nada puesto que tenia atadas las cuatro patas y, como si supiera lo que le esperaba, no paraba de pedir ayuda.

-Pobrecita, ¿Por qué no la ayudamos?
-Yanira, por que en el momento que la toquemos se activará la trampa, además ¿No te fijaste que está escondido esperando?
-Pues debes ir a avisar al dragón
-¿Por qué? No ha sido nada simpático, ha sido más amable Aldo conmigo, ¿Por qué he de ayudarlo?
-Por favor, hazlo por mí
-Esta bien