miércoles, 7 de octubre de 2015

Mi abuelo era analfabeto


Mi abuelo era analfabeto, nunca pudo ir a la escuela ya que desde muy pequeño tuvo que ayudar a su padre con las cabras y con el huerto.

Por eso nunca pudo aprender a leer ni a escribir, pero mi abuelo sabía hacer muchas cosas.

Sabía hacer un lazo con el que cazar un conejo, también sabía despellejar y destripar ese conejo. Encender un fuego y hacerlo a la brasa.

Mi abuelo conocía todas las plantas comestibles que había por el campo y las medicinales. Si se hacía una herida, cuál era la mejor para parar la hemorragia y desinfectar la herida. Cuál era para el dolor de barriga o que chupando una hoja de olivo se le pasaba el ardor de estomago, aunque en aquellos tiempos no solían tener ardor de estomago.

Si le cogía la noche en el campo, sabía donde guarecerse o como improvisar una tienda con su capa y cuatro palos. También sabía construir una cabaña con piedras y palos.

Sabía cuidar su huerto, cuando había que plantar los tomates y donde era mejor sembrar cebollas. En definitiva, sabía muchas cosas que ahora tenemos olvidadas por considerarlas innecesarias o inutiles.

A veces me admiro donde ha sido capaz de llegar el homo tecnologicus, pero me entristece vivir en una sociedad que considera más importante saber que es un fuera de juego que todas estas cosas.

Es cierto que hoy día, nada de eso es necesario para sobrevivir en una ciudad. Pero ¿Qué pasará el día que se agote el petroleo? Puede que se nos paren las maquinas y tengamos que volver a vivir como vivía mi abuelo y entonces serán aquellos conocimientos los que tendrán valor y los habremos olvidado.