sábado, 31 de diciembre de 2011

El Fin del Mundo

La última alma humana entró y...
-Pedro ya puedes cerrar la puerta
- ¿Seguro que no queda ninguna alma que salvar?
-No, las hemos revisado todas y no queda ninguna que valga la pena
-¿Cómo ha dejado Él que Lucifer le gane la partida de esa manera?
-Muy fácil: Les dio libre albedrío ¿No? Pues ahora que paguen las consecuencías
-Y ahora qué piensa hacer ¿Otro diluvio?
-No, esta vez es el fin, el fin del mundo

jueves, 29 de diciembre de 2011

El cementerio

Llegamos a Plassans con intención de pasar allí unas semanas, en aquellos tiempos las leyes nos obligaban a acampar en las afueras de los pueblos, luego entrábamos al pueblo a intentar ganarnos la vida, mi madre por ejemplo se dedicaba a leer la mano a los payos,  otros se dedicaban a tocar la guitarra o hacer malabarismos por unas monedas y el fin de semana montábamos un teatro de marionetas.
Las dos primeras semanas sacábamos bastante dinero pero luego la recaudación iba bajando, eso hacía que a las pocas semanas tuviéramos que viajar a otros pueblos.

Esta vez fuimos al Ejido de San Mittre, es una manzana de casas a las afueras de Plassans, fuimos a un descampado que había al final de la calle, unos primos que venían con nosotros lo habían utilizado otras veces, decían que era un buen sitio en medio de aquellas casas y no nos decían nada, estaba libre excepto por unas vigas de madera mal amontonadas que nos servían de leña, bueno las grandes no, pero los payos las cortaban allí a la medida que necesitaban antes de llevárselas  y los retales que dejaban nos servían a nosotros para calentarnos.

Como siempre hicimos un cercado para los caballos en un rincón pegado al callejón sin salida que había al otro lado del descampado y después hicimos un cuadrado con las carretas, usando la carreta como pared colgábamos unas lonas que hacían de tienda improvisada, ahí montábamos nuestro hogar y en el centro hacíamos el fuego que nos servía para calentarnos y para cocinar.
Resultaba curioso vivir al lado de las casas de los payos, verlos salir temprano a trabajar o ver a las mujeres pasar horas limpiando aquellas enormes casas, mi padre siempre se reía de ellos:
-“Los payos se pasan la vida trabajando pa'tener una casa enorme y ropa limpia”
Nosotros en cambio íbamos de pueblo en pueblo con nuestras carretas y con poco esfuerzo teníamos para comer, vestirnos y total, no necesitábamos más, pero yo a veces me preguntaba como sería tener una vida tan organizada como ellos o como seria dormir en una de esas casas hechas de piedra con tejados sólidos que no se movieran cuando hacía aire ni tienen goteras cuando llovía.

Nada más entrar en aquel sitio mi madre dijo tener una sensación extraña, yo también la tuve, como un escalofrío que me entraba por la espalda y me dejada fría por muy abrigada que estuviera, pero supuse que era por las enormes vigas:  Pensar que un día fueron árboles centenarios y los payos los habían cortado y pelado para hacer las vigas de sus  casas.
Por la noche, estábamos todos alrededor de la hoguera esperando que estuviera listo el puchero para cenar, los mayores andaban hablando de sus cosas cuando me sorprendió ver a una niña paya de pie con un camisón blanco, me acerqué hasta ella y le pregunté:
-¿Qué haces aquí?
-Estoy buscando a mis padres
-Pues aquí no están pero si quieres te acompaño a buscarlos
Estuve dando un paseo con la niña esa, Margarita me dijo que se llamaba pero no vimos a sus padres, cuando oí que mi madre me llamaba para cenar me despedí de ella y volví corriendo.
Por la noche oí un ruido y me desperté, me asomé a ver que era y vi que Margarita estaba paseando por en medio de las carretas.
-¿Qué haces? Como te vean te la vas a cargar
-¿Por qué?
-Como te vean paseando por en medio de las carretas
-Pero si esta es mi casa
-¿Ah si? ¿Y donde está tu cama?
-Ahí- dijo señalando la casa de al lado
-Pues vete a dormir que ya es hora
Observé como Margarita se acercaba hasta un rincón del descampado y me pareció que bajaba una escalera.
-¿Con quien hablas?
-Con Margarita, una paya que vive aquí al lado
Mi madre sacó la cabeza por debajo de la lona
-Pues si no hay nadie
-Ya, ya se ha ido
-Pues venga, haz tú lo mismo y no enredes más
-Mama ¿Por qué estás tan rara?
-Hay hija, es que este sitio me da mal fario
-Eso es porque no estamos acostumbrados a dormir tan cerca de los payos
-No te rías pero ese sitio tiene algo raro no me preguntes el qué
Al día siguiente vinieron unos niños a jugar donde las vigas de madera, cuando estaban todos sentados me acerqué a ver si veía a Margarita.
-Hola
-Hola
-¿Y Margarita?
Me miraron extrañados.
-¿Qué Margarita?
-Una chica morena de unos diez años que vive en esa casa, estuve hablando ayer con ella
-En esa casa vivo yo y no tengo ninguna hermana -Respondió uno de los niños
-Pues yo ayer estuve hablando con una niña, me dijo que se llamaba Margarita y que vivía ahí
Todos se me quedaron mirando extrañados como si lo que yo estaba diciendo fuera imposible.
-Yo vivo en esa casa y te puedo garantizar que no tengo ninguna hermana llamada Margarita
Me quedé extrañada, no parecía que estuvieran riéndose de mí, pero entonces ¿De donde era Margarita?
A la noche siguiente estábamos todos sentados alrededor del fuego, ya habíamos cenado cuando mi primo Juan sacó la guitarra, mi padre cantaba por bulería y los demás hacíamos palmas, de esa manera pasábamos el rato mientras se hacía la hora de ir a dormir.

Entonces la vi salir por el mismo sitio por donde había bajado la noche anterior, era evidente que había una escalera que bajaba a la casa donde vivía, me levanté y me acerqué hasta ella, llevaba el mismo camisón que la noche anterior y se dirigía a la calle.
-¿A donde vas?
-A buscar a mis padres
-¿Hoy también llegan tarde? Pues vaya ¿No?
-Si
-Pero mejor sería que los esperaras durmiendo en casa
-Es que...los hecho de menos
-No te preocupes, ves a dormir que ya vendrán
La convencí y aunque triste, se fue a dormir; Cuando volví al corro con mi familia mi madre me preguntó:
-”¿Ande'stabas?”
-En la calle, hablando con una niña
-¿A estas horas?
-Sí, ¿No la has visto?
-No
-Pues ha pasado por delante vuestro, la habéis tenido que ver
-Pues no, no la he visto
Por alguna razón no podía dejar de pensar en eso ¿Cómo era posible que hubiera pasado por delante de sus narices y no la hubiera visto? Sí que estaban entretenidos cantando pero una niña paseando de noche con un camisón blanco debería llamar su atención.
Estaba tan intrigada que al día siguiente pregunté a toda mi familia y ninguno la había visto, yo no entendía nada así que me acerqué hasta el punto donde estaba la entrada de su casa o su sótano o donde carajo viviera dispuesta a descubrir el embrollo.
No descubrí nada, ni puerta, ni nada, todo este asunto me estaba empezando a molestar un poco así que cogí una pala y empecé a cavar pensando descubrir una entrada secreta donde Margarita esperaba a sus padres pero parecía no haber nada.
Ya llevaba un rato cavando, no sé porqué pero no podía parar, estaba demasiado obsesionada o algo me impedía darme por vencida, fue entonces cuando me encontré una piedra que me llamó la atención, hasta el momento las que me había encontrado eran pequeñas, grises y puntiagudas, en cambio esta era muy grande, blanca y completamente redonda, le metí la punta de la pala por debajo e hice palanca para sacarla, fue entonces se giró y yo me caí de culo del susto, la piedra rodó un poco y se quedó del revés: Era un cráneo y los huecos de los ojos parecían que mirarme.

Supe que era Margarita, no por su tamaño, que también, lo supe cuando aquella calavera me miró a los ojos, fui corriendo a buscar a mi padre que avisó al alguacil, el hombre se reía de nosotros pero vinieron y desenterraron el esqueleto de un niño.

-Es que, hace muchos años esto fue un cementerio, lo excavaron todo buscando restos humanos y los trasladaron a una fosa en el nuevo cementerio pero este niño o niña se debió quedar, pero no os preocupéis sólo Dios sabe cuantos años llevará enterrado, esta tarde lo llevaremos al nuevo cementerio.
A pesar de eso ninguno de nosotros quiso quedarse, no podíamos entender como ese terreno había sido un cementerio y  nadie nos hubiera advertido. Ese mismo día nos trasladamos a fuera del Ejido de San Mitre para estar como siempre, alejados de los payos.
Por la noche mientras dormía soñé que estaba en una casa de payos, había una alfombra en el suelo y hacía calor, de hecho todo era cálido, la madera de la paredes, el color del techo incluso la luz que daban las lamparas de petroleo.

Me acerqué hasta una chimenea que había  encendida y delante del fuego sentados en un sofá una niña se abrazaba a sus padres, yo me quedé de pie delante del fuego mientras ellos se abrazaban y se daban besos como si llevaran meses sin verse.

La niña se giró al verme, era Margarita, se le levantó del sofá y se me acercó un momento a decirme:
-Gracias por ayudarme a encontrar a mis padres
Y luego se volvió con ellos.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La casa de la bruja

“Toc, toc”
-¿Hay alguien?
Llamé otra vez pero nadie contestó, me tendría que esperar y pensaba: “¡Mecachis! Por culpa de ese estúpido de Jorge voy a llegar tarde y mi madre se enfadará conmigo, ya verás mañana cuando lo vea en clase se va a enterar, esta vez se ha pasado con la broma”.
“Toc, toc”
-¡Buenas! ¿Hay alguien?
Me estaba poniendo nerviosa, el corazón se me estaba acelerando, se me hacía tarde y sabia que mi madre me regañaría, siempre se preocupaba en exceso en cuanto me demoraba un poco pero por nada del mundo me quería ir sin mi muñeca y seguía esperando en la puerta mientras pensaba en Jorge y como se lo haría pagar mañana.
Me acerqué entonces hasta la ventana por donde Jorge había lanzado mi muñeca dentro de aquella casa, en cuanto me asomé me sorprendieron la multitud de olores que salían de aquella casa, sobretodo de hierbas: Tomillo, manzanilla y menta eran las que yo reconocía, también a carne seca ya que unos embutidos de extrañas formas colgaban dentro de casa, miré el interior alucinada y era increíble, desde luego eran verdad los rumores: la mujer que vivía en esa casa era una bruja. No se veía un hueco en la pared sin estantería, no había un palmo de estantería vacío, cerca de la ventana había un bote bastante grande con un dedo de agua y tres ranas que no paraban de croar provocando así un ruido de fondo constante.
Pensé que podrían ser tres princesas que la bruja las había transformado en ranas, en los cuentos siempre pasaba eso y aunque yo no era ninguna princesa no quería acabar siendo otra rana más. No muy lejos de ahí, en una jaula habían cuatro ratoncillos blancos intentando esconderse los cuatro dentro de una caja de cerillas que tenían como único mobiliario.
En la estantería de arriba habían colgados dos pellejos de serpiente además de multitud de cosas que yo no era capaz de adivinar qué eran aunque los recorría con la mirada uno a uno intentando averiguar que eran pero no los había visto en mi vida.
Entonces oí un ruido que venía de otra habitación y pensé que podía ser aquella mujer que estaba durmiendo la siesta y se despertaba por fin, me sentí un poco aliviada, si me daba la muñeca rápido no llegaría demasiado tarde a casa.
-Hola ¿Qué hay alguien?
Un gato negro precioso fue el único que vino a contestarme.
-Miiiaaaau
Nunca sabré si me quiso decir que no o que su dueña no tardaría en volver pero me pareció un maullido de lo más expresivo, se me quedó mirando unos instantes en silencio como esperando una respuesta y luego se fue a oler mi muñeca que había caído en el suelo, me sorprendió que con tantas cosas que había en aquella casa le diera por oler mi muñeca, pensé perpleja: ¿A qué olerá? Supongo que ya se conocía todos los demás olores o quizás quería comprobar si era mía.
Me decidí a dar un salto, entrar y cogerla, estaba muy nerviosa puesto que me daba mucho miedo pero si lo hacía rápido nadie me vería y podría salir pitando de aquella casa pero cuando me subí al alfeizar de la ventana el corazón parecía que el gato me bufó como amenazándome y se fue corriendo con mi muñeca en la boca.
Yo me quedé ahí sentada indecisa, pensativa ¿Qué hacer? No podía entrar y perseguir al gato por toda la casa, observé entonces a los ratones que no habían perdido detalle de los movimientos del minino y ahora me miraban como felicitándome por haber conseguido que marchara.
-¿Se puede saber que haces en mi ventana?
Pegué un bote y el corazón casi se me sale por la boca, me giré y me estaba mirando una señora no muy mayor, debía tener unos treinta años morena de ojos negros con una nariz alargada pero dentro de lo normal no la típica nariz picuda que les dibujan a las brujas, los labios eran finos y los tenía muy apretados, llevaba un vestido también negro, un pañuelo en la cabeza y un delantal amarillo de rayas bastante manchado de hierba verde que hacia contraste con el vestido, llevaba un montón de romero recién cortado en un cesto, lo supe por qué olía mucho y se mezclaba con el olor a sudor que desprendía, estaba firme delate mío con los brazos en jarra y cara de pocos amigos.
-Perdón señora pero unos chicos me tiraron mi muñeca dentro de su casa
-Y ¿Por qué?
-Se estaban riendo de Manuel porque no anda bien y yo salí a defenderlo, entonces la tomaron conmigo, me quitaron mi muñeca y la tiraron lejos, con tan mala suerte que se coló por su ventana
Cuando oyó eso tomó aire, cerró los ojos un momento y dio un suspiro fuerte, después suavizó un poco el ceño fruncido.
-Esta bien, pero será mejor que entremos por la puerta ¿No te parece?
-Sí, sí, claro, lo siento señora pero es que le tengo mucho cariño a mi muñeca, es de trapo con ojos de botones, me la hizo mi madre cuando yo era pequeña y no sabría dormir sin ella
-Y ¿Dices que se coló por la ventana o la tiró a propósito?
-Fue pura casualidad
Entonces se giró muy seria y dijo:
-Las casualidades no existen
Yo me quedé petrificada, si me hubiera hechizado con la mirada no me habría quedado más quieta, mientras ella me mirada de arriba a abajo muy fijamente, yo notaba como su mirada traspasaba mi ropa, sentía que podía verme desnuda y que no se quedaba ahí, taspasaba también mi piel y observaba mi interior como buscando una respuesta, buscaba algo concreto, no tengo ni idea de qué era pero debió encontrarlo porque de repente el gesto de su cara cambió y se volvió más amable.
-¿Has visto donde ha caído?
-Sí, pero...
-Pero ¿Qué?
-El gato la cogió y se la llevó, lo juro
Esperaba que se quedara sorprendida incluso que dudara de mi versión, una niña extraña que afirma que su gato se llevó una muñeca, hasta a mí me costaba creerlo pero ni se inmutó, entramos y estaba muy oscuro, yo estaba paralizada y me daba miedo hasta respirar, no me atreví a moverme hasta que encendió una vela que no alumbraba gran cosa pero suficiente para divisar el pasillo por el que tenia que ir hasta el comedor.
No sé porqué no quiso abrir más ventanas para que entrara luz, quizás porque estaba atardeciendo y el sol se apagaba por momentos pero podría haber encendido las lámparas de petróleo que hubieran dado mucha más luz que la triste vela, puede que para no perder tiempo o quizás porque no quería que yo me fijara mucho en el contenido de la casa y todas las cosas raras que en ella habían, esta era una manera de que yo viera lo justo.
-Sobretodo no toques nada
No hacía falta que me lo dijera ella, yo estaba muy asustada me daba miedo hasta respirar y el corazón me iba a 200 por minuto, esa penumbra en un sitio extraño, saberme envuelta de tantas cosas raras me daba un miedo horrible y sobretodo los olores me abrumaban, a pesar de estar la ventana abierta olía a cerrado, los animales que allí habían aportaban un tono nauseabundo al olor de las hierbas y hacían un cóctel muy fuerte que te envolvía como un manto invisible.
-¡Gargamel!
Al momento apareció el gato y contestó con un “¿miau?” que parecía querer decir “¿Qué quieres?”
-¿Tú te has llevado la muñeca de esta chica?
-Mooou
-¿Cómo que no? ¡No me engañes! ¡Eh!
-Miaaaaau
-Venga va, no repliques y tráeme la muñeca
Yo observé incrédula toda la conversación por qué había sido eso: Una conversación en la que hasta yo había podido darme cuenta de lo que contestaba el gato simplemente con la entonación de los maullidos.
-¿Es un gato de verdad?
-¡Claro! ¿Qué te pensabas?
-Nunca había visto un gato contestar así
-Bueno es que Gargamel en muy contestón
Mientras volvía el gato sacó un tarro con unos polvos y le pasó la mano por encima.
-Mira esto es polen de mandrágora y las personas que poseemos magia lo atraemos como un imán
Efectivamente la mano se le quedó impregnada de polen sin haberlo tocado, acto seguido me hizo pasar a mí la mano por encima y prácticamente todo el polen se pegó a mi mano produciéndome una extraña sensación, yo intenté despegarlo con la otra mano pero se pegaba de una a otra, sentí pánico y me puse a chillar, entonces ella me agarró y con un trapo me limpió las manos.
-Tranquila, no pasa nada, no te asustes
-¿Qué ha pasado? ¿Qué significa eso?
-Significa que tú también tienes magia dentro, y mucha
-O sea, ¿Qué soy una bruja?
Entonces se rió y dijo:
-Nadie nace bruja, quiere decir que podrías ser una bruja y muy buena
En cuanto el gato me hubo devuelto la muñeca salí corriendo casi sin despedirme de aquella casa tan extraña aunque me dijo que podía volver cuando quisiera no pensaba volver a acercarme.
Cuando llegaba a casa estaba oscureciendo por momentos, mi madre había salido a buscarme camino abajo, andaba cubierta con una capa, alumbrándose con un farol y llamándome a gritos, parecía un alma en pena que vagaba por el bosque preguntado por su hija cuando la vi me hizo mucha gracia,y no pude parar de reírme.
Eso hizo que se enfadara todavía más conmigo:
-Encima te ríes ¿Te parece divertido llegar tan tarde?
-No mamá, lo siento pero unos niños me entretuvieron
-Venga vamos, las explicaciones en casa

martes, 6 de diciembre de 2011

Caroline


-Esta bien, toda tu vida he rezado a los dioses para que no llegara este momento pero tienes razón, es verdad lo que te han dicho: Tu madre se llamaba Caroline y era mi hija por lo que yo en realidad soy tu abuela, ciertamente os parecéis mucho. Ella también era rubia de ojos azules con tu misma nariz chata y tu sonrisa picarona, diría que eres su vivo retrato. A tu madre igual que a ti le encantaba la magia desde pequeñita solo que a ella nunca se lo prohibí porque entonces pensaba que no había nada malo en ello, incluso cuando se convirtió en bruja yo me alegré; recogía hierbas para preparar medicinas que curaran la gripe o el dolor de estomago de algún vecino, eso hacía que me sintiera orgullosa de ella.
-Pero todo cambió cuando conoció a Philip, era un chico alto, de pelo castaño y mirada tierna, era un mago que vino al pueblo a ayudarnos con un dragón que se comía nuestras ovejas y también algún pastor, tu madre se enamoró locamente de él. Todavía recuerdo como le brillaban las pupilas cuando lo miraba, pronto fueron novios, él era un chico muy atento siempre la complacía en todo y nos ayudaba a nosotros en las cosas del huerto y los animales, un día vino a casa con un anillo y le pidió la mano de Caroline a tu padre, perdón a tu abuelo que por supuesto aceptó, no se imaginaba que otro pudiera hacerla más feliz.
-Ya tenían puesta la fecha de la boda y todo cuando un día discutieron no me preguntes porqué, tu madre nunca me lo quiso explicar, pero la cuestión es que se pelearon entonces él la quemó y se marchó para siempre, desde entonces su corazón no llego a superar su perdida. Creo que nunca más la vi sonreír, bueno puede que sí pero una sonrisa fría muy diferente, nada que ver con la sonrisa de felicidad que tenia cuando estaba a su lado, su alma se volvió fría y rencorosa
-Y eso no fue lo peor, esta mal que lo diga yo que soy su madre pero Caroline era la chica más guapa del pueblo hasta que Philip le desfiguró la cara, ella trabajaba de camarera en la taberna, le encantaba trabajar allí porque trataba con los vecinos y amigos. Pero en cuanto el dueño la vió llegar con su nuevo aspecto la despidió, le dijo que sentía mucho lo que le había pasado pero que él tenia que mirar por su negocio y así le espantaría a la clientela. Ella no pudo soportar esa injusticia y le hizo un hechizo para que la volviera a contratar, ahí fue donde traspasó la barrera que no debe pasar nunca una bruja, al principio sólo quería volver a trabajar en la taberna pero luego la tentación era muy fuerte y poco a poco empezó a aprovecharse de él, se iba del trabajo cuando quería y hacía lo que le daba la gana así empezó a volverse mala
-Pero el dueño tenía razón: Su aspecto incomodaba a los clientes, aunque no le decían nada, no soportaba como la miraban, a ella siempre le había gustado hacer bromas y charlar con la gente y ahora no podía aguantar el rechazo educado a que la sometían y hechizó también a los clientes de la taberna ¡Sólo quería que todos volviera a ser como antes! Pero una bruja nunca debe aprovecharse de sus amigos
-Yo le decía eso una y otra vez, que no estaba bien lo que hacia, que los dejara libres del hechizo pero no me hacia caso, hasta que un día me dijo: “Al final tendré que hacerte lo mismo para que me dejes en paz” entonces la miré a los ojos, estaba muy seria, yo buscaba si quedaba algo de aquella hija buena e inocente que yo había criado pero vi en sus ojos que no quedaba nada y que tenia delante una bruja mezquina muy capaz de hacernos lo mismo y esa misma noche cogímos las cuatro cosas que pudimos cargar y huimos contigo, tu madre se había vuelto perversa y yo no quería que te criara un monstruo y ella lo era más por dentro que por fuera.
-Sé lo que estás pensando, lo veo en tu mirada, supongo que le sentaría muy mal nuestra marcha pero no me importa, aunque no te lo creas yo también sé algo de brujería e hice un hechizo para que no pudiera encontrarnos y para que no supieras nunca de su existencia te criamos como si fueras nuestra hija, pensé que así tenia una segunda oportunidad para corregir los errores que cometí con tu madre, pensé que si conseguía hacer que tú pasaras de la magia y fueras una buena chica, rectificaría el error que cometí con tu madre
-Por eso te he prohibido siempre que veas a aquella bruja y que tengas nada que ver con hechizos y conjuros, toda la vida he intentado hacer lo posible por alejarte de la magia, quería que fueras una niña normal con una vida normal, quería que fueras todo lo que tu madre no pudo ser
-Y sí, a veces me pregunto que habrá sido de ella pero prefiero no saberlo porque me imagino que nada bueno, a las brujas malas como ella las queman en la hoguera ¿sabes? Aunque seguramente ella se libró, prueba de ello es que se te aparezca en sueños pidiéndote ayuda
-Seguramente la pillarían y ahora debe estar pudriéndose en alguna mazmorra o seguramente probando su propia medicina bajo sabe dios que hechizo, pero no se te ocurra ir a ayudarla sólo te creará problemas y todo lo que le ha podido pasar se lo ha buscado, debes ignorar esos sueños.