martes, 6 de diciembre de 2011

Caroline


-Esta bien, toda tu vida he rezado a los dioses para que no llegara este momento pero tienes razón, es verdad lo que te han dicho: Tu madre se llamaba Caroline y era mi hija por lo que yo en realidad soy tu abuela, ciertamente os parecéis mucho. Ella también era rubia de ojos azules con tu misma nariz chata y tu sonrisa picarona, diría que eres su vivo retrato. A tu madre igual que a ti le encantaba la magia desde pequeñita solo que a ella nunca se lo prohibí porque entonces pensaba que no había nada malo en ello, incluso cuando se convirtió en bruja yo me alegré; recogía hierbas para preparar medicinas que curaran la gripe o el dolor de estomago de algún vecino, eso hacía que me sintiera orgullosa de ella.
-Pero todo cambió cuando conoció a Philip, era un chico alto, de pelo castaño y mirada tierna, era un mago que vino al pueblo a ayudarnos con un dragón que se comía nuestras ovejas y también algún pastor, tu madre se enamoró locamente de él. Todavía recuerdo como le brillaban las pupilas cuando lo miraba, pronto fueron novios, él era un chico muy atento siempre la complacía en todo y nos ayudaba a nosotros en las cosas del huerto y los animales, un día vino a casa con un anillo y le pidió la mano de Caroline a tu padre, perdón a tu abuelo que por supuesto aceptó, no se imaginaba que otro pudiera hacerla más feliz.
-Ya tenían puesta la fecha de la boda y todo cuando un día discutieron no me preguntes porqué, tu madre nunca me lo quiso explicar, pero la cuestión es que se pelearon entonces él la quemó y se marchó para siempre, desde entonces su corazón no llego a superar su perdida. Creo que nunca más la vi sonreír, bueno puede que sí pero una sonrisa fría muy diferente, nada que ver con la sonrisa de felicidad que tenia cuando estaba a su lado, su alma se volvió fría y rencorosa
-Y eso no fue lo peor, esta mal que lo diga yo que soy su madre pero Caroline era la chica más guapa del pueblo hasta que Philip le desfiguró la cara, ella trabajaba de camarera en la taberna, le encantaba trabajar allí porque trataba con los vecinos y amigos. Pero en cuanto el dueño la vió llegar con su nuevo aspecto la despidió, le dijo que sentía mucho lo que le había pasado pero que él tenia que mirar por su negocio y así le espantaría a la clientela. Ella no pudo soportar esa injusticia y le hizo un hechizo para que la volviera a contratar, ahí fue donde traspasó la barrera que no debe pasar nunca una bruja, al principio sólo quería volver a trabajar en la taberna pero luego la tentación era muy fuerte y poco a poco empezó a aprovecharse de él, se iba del trabajo cuando quería y hacía lo que le daba la gana así empezó a volverse mala
-Pero el dueño tenía razón: Su aspecto incomodaba a los clientes, aunque no le decían nada, no soportaba como la miraban, a ella siempre le había gustado hacer bromas y charlar con la gente y ahora no podía aguantar el rechazo educado a que la sometían y hechizó también a los clientes de la taberna ¡Sólo quería que todos volviera a ser como antes! Pero una bruja nunca debe aprovecharse de sus amigos
-Yo le decía eso una y otra vez, que no estaba bien lo que hacia, que los dejara libres del hechizo pero no me hacia caso, hasta que un día me dijo: “Al final tendré que hacerte lo mismo para que me dejes en paz” entonces la miré a los ojos, estaba muy seria, yo buscaba si quedaba algo de aquella hija buena e inocente que yo había criado pero vi en sus ojos que no quedaba nada y que tenia delante una bruja mezquina muy capaz de hacernos lo mismo y esa misma noche cogímos las cuatro cosas que pudimos cargar y huimos contigo, tu madre se había vuelto perversa y yo no quería que te criara un monstruo y ella lo era más por dentro que por fuera.
-Sé lo que estás pensando, lo veo en tu mirada, supongo que le sentaría muy mal nuestra marcha pero no me importa, aunque no te lo creas yo también sé algo de brujería e hice un hechizo para que no pudiera encontrarnos y para que no supieras nunca de su existencia te criamos como si fueras nuestra hija, pensé que así tenia una segunda oportunidad para corregir los errores que cometí con tu madre, pensé que si conseguía hacer que tú pasaras de la magia y fueras una buena chica, rectificaría el error que cometí con tu madre
-Por eso te he prohibido siempre que veas a aquella bruja y que tengas nada que ver con hechizos y conjuros, toda la vida he intentado hacer lo posible por alejarte de la magia, quería que fueras una niña normal con una vida normal, quería que fueras todo lo que tu madre no pudo ser
-Y sí, a veces me pregunto que habrá sido de ella pero prefiero no saberlo porque me imagino que nada bueno, a las brujas malas como ella las queman en la hoguera ¿sabes? Aunque seguramente ella se libró, prueba de ello es que se te aparezca en sueños pidiéndote ayuda
-Seguramente la pillarían y ahora debe estar pudriéndose en alguna mazmorra o seguramente probando su propia medicina bajo sabe dios que hechizo, pero no se te ocurra ir a ayudarla sólo te creará problemas y todo lo que le ha podido pasar se lo ha buscado, debes ignorar esos sueños.

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