jueves, 19 de enero de 2012

El salto del Angel

Estábamos en el instituto, hacíamos segundo de bachillerato, se acercaba el verano
pero antes teníamos que pasar los examenes finales, de ellos dependían si tendríamos
vacaciones o deberíamos pasarnos el verano repasando para septiembre.
Salíamos de clase e íbamos por el pasillo, Juan mi compañero de pupitre me iba
explicando algo cuando la vi venir de frente, yo me quedé embobado mirándola, no oía
lo que me decía Juan ni nada y es que el mundo se me paraba cuando miraba a Sonia.
Ella venía despistada hablando con una amiga y chocamos, de seguida me agaché
para ayudarle a recoger los libros que se le habían caído, ella también, cuando nuestros
rostros se quedaron a cinco centímetros, el corazón se me aceleró y me puse tan
nervioso como siempre que hablaba con ella desde que mi cuerpo hizo el salto a la
pubertad y dejé de verla como una niña para ver la mujer en que se estaba convirtiendo.
-Lo siento, venía despistada
-No, perdona tú que ha sido culpa mía
-Por cierto ¿Cómo te van los exámenes finales?
-Bien ¿Y a ti?
-Puff, van - Entonces se me quedó mirando como si una luz se le hubiera
encendido en el cerebro, como si hubiera tenido una idea - Oye, como ya hemos hecho
el examen final de mates vamos a hacer campana esas dos horas y nos vamos al Salto
del Ángel a bañarnos ¿Quieres venirte?
-Yo tengo natus
-También has hecho el exmanen final ¿No?
-Sí, pero no me he traído bañador
-Yo tampoco, ni nadie -Dijo haciéndome una sonrisa picarona mientras encogía
los hombros y torcía la cabeza hacía un lado
-Esta bien, nos vemos después
Mientras íbamos a clase Juan me lo estaba recriminando.
-Tío ¿Cómo te puedes petar la clase de naturales? Va a comentar el examen
-Juan, sabes que estoy colado por esa chica desde que compartíamos pupitre en
primaria y desde que va a otra clase casi no nos vemos, me ha dicho de ir a bañarnos
juntos al río y que no lleva bañador ¿Cómo quieres que le diga que no?
-Esta bien, tú mismo pero yo me quedo - Me contestó haciendo un gesto de
condescendencia -Ya le diré a la profe que no te encontrabas bien y te tuviste que ir.
-Gracias colega
Nos juntamos en un parquecito que había al lado del instituto y una vez estuvimos
todos salimos hacia el bosque. De chicas iban Sonia, Marta su mejor amiga, Erika la
gamberra del instituto que siempre se apuntaba a todas las campanas y Alicia era
posiblemente la chica más guapa o por lo menos eso pensaba ella y parecía que siempre
estaba posando para una foto.
De chicos íbamos Alberto, el chico guapo que salía con Alicia este mes, Alberto
el mejor amigo de Erika, era un buen chico pero estaba colado por ella por eso la
seguiría al fin del mundo si hiciera falta aunque para ella sólo era un buen amigo y
apuntado a última hora: Yo.
De camino estuve hablando con Sonia.
-Oye ¿Qué piensas hacer después del bachillerato?
-Pufff, no lo sé, queria estudiar psicologia pero no me va a dar la nota seguro, eso
contando que lo apruebe todo el septiembre
-¿Qué te ha pasado? Tú siempre sacabas buenas notas
-Sí pero este año me he despistado un poco
-Ya, desde que te juntas con estos- Dije señalando al grupo con la cabeza- ¿Por
qué lo haces?
-Porque me gusta – Dijo ella señalando a Alberto
-Pero si sólo tiene ojos para Erika – Contesté intentando contener toda la rabia
que me quemaba por dentro
-Bueno, algún día se hartará de que pase de él y se dará cuenta que no tiene nada
que yo no tenga ¿Y tú? ¿No te gusta ninguna chica?
-Sí... una ... pero no me atrevo a decirle nada, soy muy tímido, ya sabes
-Ya ¿Y quien es?
-No te lo puedo decir
-¡Venga va! Yo te lo he dicho
-Lo siento pero no puedo
Seguimos caminando y saco el movil para enviar un SMS a mi madre y decirle
que no iré a comer, después Sonia me lo pide, yo se lo doy sin pensar ni sospechar nada.
Ella pretende revisar mis fotos, espera descubrir quien es la chica que me gusta, una
foto tomada disimulando mientras la chica habla con sus amigas y simplemente esta en
clase pero en cuanto coge el movil se queda parada y alucina porque no le hace falta
revisar las fotos.
Es una foto muy antigua, de un día de carnaval, yo me disfracé de John Travolta y
ella de Olivia Newton John, mi madre dijo:
“Poneos aquí que os voy a hacer un foto que estáis muy guapos”
Nos abrazamos y justo cuando mi madre iba a disparar, Sonia me dio un beso en
la mejilla, un beso inocente de una niña imitando a un actriz pero a mí me encanta y la
tengo puesta de salvapantallas.
Por suerte, yo he seguido avanzando mientras ella se quedó parada porque me
moriría de vergüenza, tampoco he visto la cara de circunstancias que se le ha puesto, la
cara que se te pone cuando te dicen que le gustas a alguien, me acerco a hablar con
Alberto mientras ella me mira con otros ojos, en un parpadeo he dejado de ser ese niño
disfrazado de John Travolta para ser un chico y un hombre.
Mientras hablo con Alberto, quizás para averigüar que tiene él que yo no tenga,
detrás nuestro ella nos mira, nos pone en una balanza y compara.

Llegamos al Salto del Ángel es un salto de agua muy escondido en un pequeño
riachuelo cercano, llegamos y todos empezamos a quitarnos la ropa, yo pensaba
quedarme en calzoncillos pero observo como los demás se quedan como vinieron al
mundo, entonces me quedo extasiado contemplando el cuerpo de Sonia, esto es mejor
que cualquier clase de matemáticas, vale la pena el mal rato que pasaré después sólo
por este momento.
-Yo de ti me quitaba también los calzoncillos si no luego los tendrás que llevar
mojados
-Ya... pero... es que tengo un pequeño problema
-Yo no diría que sea tan pequeño ¿O es que te crees que con los calzoncillos no se
nota?- Me dijo Sonia mientras me guiñaba un ojo con esa sonrisa que ponen las chicas
cuando se saben seducturas, yo me pongo colorado como un tomate.
Entonces llega el momento que me daba más miedo, el Salto de Ángel se llama
así porque hay una piedra que parece un trampolín para saltar al pequeño lago que se
forma al píe del salto de agua, no tiene mucha altura, algo más de un metro pero yo
estoy nervioso y muy tenso, todos saltan y me quedo yo solo sobre la roca, en esas
observo una cicatriz que tengo en mi mano derecha, casi no se ve a simple vista pero yo
sé que es una mordedura de serpiente.
Entonces mi mente recuerda una vez de niño en ese mismo charco, un día de
verano que fui a bañarme con mi hermano y unos amigos suyos, todo iba bien hasta que
estaba nadando y no vi una serpiente que cruzaba nadando en dirección hacia a mí, mi
hermano sí que la vió e intentó avisarme pero no lo oí, no era venenosa ni peligrosa pero
tuve tan mala suerte que se me enredó en la mano, sacó la cabeza del agua y me hizo:
-Sisssssss
Acto seguido me mordió en la mano para luego desaparecer, seguramente porque
estaba tan asustada como yo, el mordisco no fue gran cosa pero a mí me entró el pánico,
no fuí capaz de reaccionar y si no llega a ser porque mi hermano me sacó del agua me
habría ahogado, desde entonces he sido incapaz de bañarme en ningún sitio donde no se
vea el fondo y por supuesto nunca hasta hoy he vuelto a hacer el salto del ángel, sé que
fue mala suerte y que la serpiente nunca quiso hacerme daño ni tampoco me hizo gran
cosa, sólo se defendió pero no puedo,cuando lo he intentado me entra el pánico y me
bloqueo.
De repente vuelvo a la realidad cuando veo una mano femenina que me acaricia la
cicatriz mientras abajo el resto del grupo se ríen de mí Sonia ha salido del agua y está
conmigo.
-No tengas miedo, hoy no hay serpientes
-Pero... ¿Cómo lo sabes? Nunca se lo he contado a nadie
-A mí sí, ¿No te acuerdas cuando compartíamos pupitre y nos lo contábamos
todo?
-Y ¿Todavía te acuerdas?
-Claro que me acuerdo, me acuerdo mucho de ti, me lo pasaba muy buen contigo,
la lástima es que desde que vamos a clases diferentes no quieres saber nada de mí
-¿Pero si eres tú la que se ha buscado nuevas amistades?
-Ssssss -Dijo poniendo un dedo indice en mis labios -Déjate de reproches y dame
un beso
Ella echó la cabeza hacia atrás y se quedó esperando que la besara, el corazón casi
se me salía del pecho mientras me iba acercando lentamente hacia ella, cuando nuestros
labios estuvieron a cinco centímetros por segunda vez en el día, ella se apartó corriendo
y dijo:
-¡Si me quieres dar un beso primero tendrás que cogerme!
Y acto seguido se lanzó al agua, dudé un segundo pero sólo uno y es que, después
de decirme eso, aunque hubiera estado el agua llena de serpientes me hubiera lanzado
detrás de ella.
Nadó hasta la orilla y se quedó tumbada boca arriba esperándome, llegué y me
abalancé sobre ella.
-Lo has conseguido
-Sí, gracias a ti
-Bueno y... ¿A qué esperas para recoger tu premio?
Nos abrazamos y le doy un beso en la boca, un largo beso
Cambia la imagen pero seguimos en el mismo sitio y seguimos besándonos
aunque yo estoy algo más gordo, llevo el pelo corto y cano, bueno los dos somos más
mayores, han pasado unos cuantos años, dejamos de besarnos y miramos hacia la roca
donde un niño intenta conseguir valor para saltar, tiene los ojos azules como yo y la
nariz griega como Sonia.
-Aquí fue donde besé a tu madre por primera vez pero para que me besara
primero tuve que ser valiente y saltar
El niño al final hace acopio de valor y salta.
-¡Mira! Tenias razón, ha saltado
-¡Claro! Piensa que además de ser su madre, soy psicologa
FIN


martes, 10 de enero de 2012

Eladio

Sobre las nueve de la mañana el sol  entraba ya con fuerza  por la ventana e hizo que Eladio se despertara muerto de frío ya que aquella vieja manta no abrigaba apenas, observó entonces la vieja estufa de leña que había en el rincón.

Recordó de niño cuanta faena daba: Traer la leña, cortarla, encender el fuego, limpiar la ceniza, cuanto lo odiaba cuando vivía con sus padres y lo que daría ahora por tener leña con que calentarse, a veces coge cuatro maderas que encuentra por ahí pero no duran mucho y  esa estufa eléctrica que recogió de un contenedor apenas puede luchar con el frío que se cuela por esas viejas ventanas de madera, al otro lado de la habitación hay un armario antiguo donde guarda la poca ropa que tiene, no hay estantes y está toda amontonada en el fondo,  la cama y su colchón de espuma son los mismos donde dormían sus padres antes de morir, de hecho toda la casa esta igual que cuando vivían sus padres.

Le duele mucho la cabeza, de buen grado se quedaría en la cama pero tiene mucha hambre, va hasta la cocina  donde la mayoría de los muebles carecen de puertas o están descolgadas, la nevera emite un zumbido a hierro viejo como si tuviera un grillo encerrado en el mecanismo, lo que indica que pronto dejará de funcionar aunque le da lo mismo, la abre con la esperanza de encontrar algún cacho de chorizo con el que llenar el estomago aún sabiendo que hace días que no hay nada sólo un olor agrio que indica que   necesita una buena limpieza, al igual que toda la casa pero no esta de humor para ponerse a limpiar, decepcionado la desenchufa.
Se viste con la ropa que dejó anoche tirada en ese suelo de  terrazo frío y desgastado por los años, entonces sale a la calle y observa el barrio que le vio nacer, recuerda cuando vivía con sus padres aquellos tiempos felices mucho antes de vender su alma al diablo.
 La Rosaleda es uno de esos barrios que mandó construir el generalísimo con el lema “casas para todos”,   consiste en bloques perdidos en el campo formados por casas pegadas pared con pared, muy pequeñas y de una planta, sin cámara ni la mayoría de las cosas que hoy día debe llevar una casa decente, pero se trataba eso sí de casas muy baratas para gente sin apenas recursos, hoy día la mayoría de esos barrios han sido derribados  pero La Rosaleda ha sobrevivido gracias a que la gente se movilizó y  salió a la calle cuando el ayuntamiento quiso convertirlo en zona verde.
Decían que “en ningún sitio se vive como aquí” y eso es cierto, aquí los gitanos pasan la tarde cantando alrededor de una hoguera, los niños salen por la mañana a jugar con las ocas que el tío Raimundo deja sueltas y los ancianos sacan una silla y se sientan a tomar el sol.
Allí fue donde él se crió y donde ha acabado ya que al morir sus padres heredó aquella vieja casa y ahora es lo único que le queda, lo único que no pudo quitarle su mujer, baja por el camino hasta dos bloques más abajo a ver si está Javier.
 Javier es un vecino que se dedica a reparar coches y a toda clase de servicios, no tiene ningún taller, los coches los repara ahí mismo en la puerta de casa, pequeñas reparaciones a gente que no puede o no quiere pagar un taller. Por la mañana enciende un fuego para hacerse el almuerzo, careta de cerdo, bacon, longaniza, cualquier cosa, cuando Eladio no tiene qué comer baja a verlo y almuerza con él, con suerte si necesita ayuda para desmontar alguna pieza se queda ayudando y así se gana unos eurillos con los que comprarse una barra de pan y un litro de vino.
Pero hoy no está, decepcionado piensa qué hacer, decide ir a la ciudad, a San Blas que es el barrio más cercano, también es de la misma época pero ya son bloques de pisos sin ascensor pero con calles y locales comerciales, por eso podríamos decir que ya es “ciudad”,  de camino para en un contenedor, a veces encuentra cosas muy curiosas ahí que incluso puede vender por unos euros o cambiar por un vaso de vino, aunque hoy el contenedor que más le preocupa es el de ropa y es que necesita una chaqueta o un buen jersey pero últimamente nadie tira ninguna, la crisis afecta a todos.
Vagando por San Blas pasa por delante del bar del indio, el indio es un tipo bastante alto y desde que regenta el bar bastante gordo, le llaman así por que su piel, su pelo y su aspecto es más propio de un sioux que de un europeo, es un viejo amigo que trabajaba en la construcción pero un accidente  le fastidió la espalda y tuvo que dedicarse a otra cosa.
-Indio, por favor me puedes hacer un bocadillo y ya te lo pagaré que estoy sin blanca
 El indio se lo mira, sabe que no cobrará pero hace tiempo que son amigos y le da lástima, sabe que no es mal tipo, además siempre ha destacado por su compasión, demasiada según su mujer ya que se le llena el bar de amigos apurados y no hace caja, eso sí, siempre tiene compañía.
-Está bien, pero deja en paz a los clientes ¡Eh!
-Por mis muertos
-¿De qué lo quieres?
-De lo que sea
Con un trozo de pan de ayer que iba a tirar y dos huevos que no recuerda cuanto tiempo tienen le prepara un bocadillo de tortilla a la francesa que a Eladio le parece el manjar más exquisito del mundo y es que como decía mi padre: “Cuando hay hambre no hay pan duro”
En esas entro yo a tomar un carajillo, no me miréis así, me gustan los bares cutres que huelen a serrín y vino dulce donde los viejos juegan al dominó mientras fuman esos caliqueños apestosos y toman copas de anís en esas mesas desgastadas de tanto limpiarlas donde puedes contar las marcas redondas de golpes de vasos, esos vasos de duralex que han perdido el brillo de tanto usarlos, pienso que eso es tan típico nuestro como la paella o la tortilla de patatas.
Además, me reconforta entrar en ese bar porque por mal que te vayan las cosas, siempre encuentras a alguien al que le va peor que a ti.  
Cuando entro saludo a Eladio, pero no como hacen todos, que lo saludan desde lejos o hacen que no lo ven, yo me acerco hasta él y le doy la mano sonriendo, con aprecio o quizás lastima.
-Que tal Eladio ¿Cómo va la vida?
Él aprovecha la confianza que ya sólo le damos unos pocos y me dice:
-¡Oye! ¿Me invitas a un vaso de vino? Pero que no se entere el Indio que te lo he pedido yo
No contesto, pero muevo la cabeza afirmativamente y aprieto los labios, pensando “ya me ha pillado”.
-Indio, ponme un carajillo y ponle  un vaso de vino a mi amigo Eladio que se lo pago yo
El indio se me queda mirando fijamente frunciendo un poco el ceño, Eladio le da pena pero lo que no puede consentir es vaya agobiando a la clientela que sí paga, aunque sabe que si me pregunta no le voy a reconocer que me lo ha pedido él, mientras yo me quedo mirando a la maquina de tabaco disimulando para que no se me note mucho la mirada aunque, yo no fumo.
Tampoco hacía falta que me lo pidiera de esa manera, siempre lo hago, algunos me dirán que soy tonto pero tengo una extraña sensación como un vacío en el estomago y se me encoge el corazón cuando lo veo, es como si viera a un fantasma venido del futuro para avisarme.
Os parecerá una tontería pero pienso que todos los que nos paramos a tomar una cerveza después del trabajo, los que celebramos las cosas brindando o los que necesitamos una copa cuando hemos tenido un mal día, cada vez que hacemos algo de eso aceptamos una moneda de un demonio que quiere comprar nuestra alma y convertirnos en un ser inútil, incapaz de seguir viviendo una vida que sea eso: Vida.
La prueba es Eladio, él era como nosotros, como yo, como cualquiera, ni más listo ni más tonto, un individuo de pelo cano, bajito, delgado y con bigote que era un trabajador aplicado, con un buen trabajo, casado, con una casa, etc. ¿Qué pasó para perderlo todo? Quien sabe, quizás simplemente se le juntaron demasiados malos días, necesitó demasiadas copas y fueron suficientes monedas para comprar su alma.
No lo sé, nunca le he preguntado si se volvió alcohólico cuando lo dejó la mujer o le dejó la mujer cuando se volvió alcohólico. 

miércoles, 4 de enero de 2012

EL Fin del Mundo II

Iba con mi coche por la carretera de Pallaresos, el pueblo donde vivía antes de separarme, me gustaba aquel pueblo aunque la carretera deberían haberla arreglado, hace años que dicen que la van a arreglar pero siempre surge una urgencia que se come el presupuesto.
Iba a buscar a mis hijos que me tocaban este fin de semana estaba nervioso, me había entretenido en el trabajo y llegaba tarde cuando sonó el teléfono, era mi ex, seguramente para recordarme que me está esperando, como si yo no lo supiera.
-Sí dime
-¿Se puedes saber donde estás? Tengo a tus hijos esperándote en la puerta ¿Cuánto vas a tardar?... ¿No habrás hecho como siempre eso de dejar el móvil por ahí y no escucharme?
En el momento que me despiste cogiendo el teléfono no vi la curva y me caí por un margen de avellanos, por suerte el coche que venía detrás me vio y pidió una ambulancia porque yo me quedé inconsciente.
Me desperté como en una nube, era algo extraño tenía una sensación etérea y la gente que vi pasar de un lado a otro también parecían etéreos como si los estuvieran proyectando sobre la nube, intenté hablar con alguno de ellos pero parecía que no me hacían caso como si no me oyeran.
-Hola, te estaba esperando
Me giré y me había hablado un hombre de piel morena con el pelo rapado al cero y un ojo tatuado en la frente
-Hola ¿Estoy muerto?
-No esto es un estado intermedio, bueno, para que tú me entiendas estás en el limbo y tu cuerpo está en coma aunque pronto volverás a él y despertarás
-¿Tú eres San Pedro?
-No ¿Tengo pinta de ser San Pedro?
-No más bien pareces un monje budista
-Lo soy ¿No te acuerdas de mí? Soy el lama Dai-yu
-Pues no, es más, si te tengo que ser sincero no recuerdo haber conocido a ningún monje budista en mi vida
-Tienes razón, pero en otra vida fuiste mi discípulo
-¿Ah si?- Pregunté sin ocultar mi asombro y es que me costaba mucho creerme lo que estaba pasando- ¿Y era bueno?
No me contestó, pero la cara de circunstancias que puso contestó por él
-Digamos que no estuviste suficiente tiempo para aprender bien pero tenias talento innato para hacer grandes cosas y ahora en este estado es el momento de recuperar las clases
-Vale
-Siéntate aquí y ponte como yo
Se sentó en el suelo y cruzó las piernas, luego puso las manos sobre las rodillas y cerró los ojos, yo hice lo mismo entonces sentí como una descarga y noté como nuestras mentes conectaban sentí que era un gran maestro le noté bondad en su corazón y sobretodo paz interior, entonces fue cuando me ayudó a recordar mis vidas anteriores
Recordé cuando acompañaba a mi padre, no a mi padre actual al que tuve en otra vida que se dedicaba a hacer la ruta de la seda y viajando por las montañas del tibet fue como llegamos al monasterio donde Dai-yu era el Lama, a mí me encantó el lugar.
Desde el momento en que entré en aquel sitio me sentí atraído por la vida de los monjes y por su espiritualidad por eso Dai-yu me ofreció quedarme.
“Sí, vi que tenías madera y pensé que podías llevar las enseñanzas de Buda a los pueblos lejanos de occidente”
Pero me costaba mucho hacer el “camino” y abstenerme de todo deseo físico
Convencí a mi padre que me dejara quedarme y me pasé allí varios años, la vida en el monasterio era muy diferente a lo que yo estaba acostumbrado pero me gustaba y aprendí mucho, de cuando en cuando pasaba la caravana con mi familia, yo me alegraba de verlos pero el monasterio era ahora mi hogar había algo allí que me hacía sentir bien conmigo mismo, también recuerdo que allí todo lo hacían mirando las estrellas y el horóscopo.
“Y son las estrellas las que me avisaron que te esperara hoy aquí”
Pero un día llegó mi hermano solo y me explicó que nuestro padre estaba gravemente enfermo, él sólo no podía apañarse con la caravana así que le acompañé hasta Beijin y me volví con él.
“Te dije que te ibas demasiado pronto”
Ya pero no podía quedarme más, mi padre había muerto cuando llegamos, no podía dejar a mi familia tirada, después de eso seguí practicando en casa pero sin éxito
“Yo te observé en varias ocasiones por proyección astral, lo hacías muy bien y te faltaba poco, por suerte ahora lo tienes más fácil, tu actual estado te permite conseguirlo sin tener que ayunar varios días, simplemente déjate llevar”
Efectivamente, empezamos a levitar sin problema y bajamos a la tierra, aterrizamos en un bosque.
-¿Qué hacemos aquí? Si no hay nadie
-¿Cómo que no hay nadie? Fíjate y escucha
Le hice caso y al momento empecé a notar la presencia de muchos seres vivos: Pájaros, hormigas, gusanos y también árboles y plantas, también tienen “alma” y yo la podía sentir y si me concentraba en un ser concreto podía notar sus miedos, ilusiones, sufrimientos, etc.
Empecé con un pájaro que oía cantar, cantaba porque quería atraer a una hembra para aparearse pero se estaba haciendo de noche y era hora de buscar un buen sitio donde dormir, entonces se acurrucó en un pequeño hueco de un árbol para pasar la noche, estaba preocupado, ya tendría que haber encontrado pareja pero él fue el último en nacer de sus hermanos y siempre le caía menos comida cuando venían sus padres a darles de comer, por eso ahora era demasiado pequeño y las hembras preferían machos más grandes y fuertes por eso nunca lo escogían a él, pero no desfallecía y seguía insistiendo todos los días hasta conseguir una hembra que se fijase en él.
Después me centré en un conejo que aprovechando el frescor de la tarde había salido a comer hierba, andaba escogiendo la hierba que más le gustaba yo notaba como la saboreaba, de repente tuvo una sensación extraña, olía a muerte y unos ojos rojos comenzaron a correr hacia él ¡Era un lobo! Sentí su pánico, corría con todas sus fuerzas, si no llegaba a la madriguera antes que ese asesino lo alcanzara se lo comería, por suerte pudo refugiarse en unas zarzas y el lobo más grande que él se quedó fuera sin poder entrar, debería quedarse ahí escondido durante horas pero por lo menos había salvado la vida.
Entonces entré en la mente del asesino que, tenia hambre y se le acababa de escapar la cena por saltar demasiado pronto, ahora tendría que buscarla en otro sitio, hacía frío debería volver a su madriguera pero no había comido nada en todo el día y no estaba dispuesto a quedarse otro día sin comer.
Al continuar por el camino tuvo una sensación extraña, como si hubiera un humano cerca, se asustó y puso las orejas de punta pero ni aún así podía oír nada sin embargo le parecía que había un humano cerca y de hecho, tenia razón estaba menos de un metro de donde nosotros estábamos, sorprendentemente nos había sentido y yo podía notar su miedo.
Cuando se hubo ido Dai-yu me dijo:
-Bueno ya has visto como se hace, ya seguirás practicando esto que ahora no tenemos tiempo
-¿Tiempo? ¿Por qué?
-Porque pronto te despertarás y debo prepararte
-¿Prepararme para qué?
-¿Has oído hablar del fin del mundo?
-Sí, dicen que será el 21 de Diciembre ¿No?
-Sí y tú debes ayudar a crear el nuevo mundo
-¿Cómo?
-Ven, te lo enseñaré
Volvimos a la nube, me abrió su mente vi todo lo que había aprendido a través de todas sus vidas, como hacer la proyección astral, como influir en el cuerpo de una persona para sanarla y un montón de cosas más.
También vi el futuro que anunciaban las estrellas, o mejor dicho un futuro posible, unas revoluciones provocaban una enorme crisis energética, las gasolineras se quedaban sin combustible y sin gasolina se paraba el mundo moderno, las ciudades se quedaban sin luz, sin metro, etc.
China que se estaba postulando como la primera potencia mundial, ahí se producirá la guerra más cruenta y la mayor masacre, Rusia y su sector se postulará del lado del emperador y Estados Unidos y sus aliados del lado de los revolucionarios produciéndose la tercera guerra mundial.
-Tú eres el elegido para ser el profeta que evite la tercera guerra mundial y guíe a la humanidad en el nuevo mundo
-¿Y Cómo voy a ser yo capaz de evitar todo eso? Si ni siquiera pude conservar mi matrimonio
-Debes encontrar el camino
-Pero ¿No había alguien mejor que yo?
Se quedó parado cuando le pregunté eso, no sé por qué ya que era obvio que yo no era la persona más adecuada y por la cara que puso deduje que estaba de acuerdo conmigo en que eso de ser profeta me quedaba grande
-Las estrellas dicen que tú eres el elegido para evitar la destrucción total y guiar a los humanos en la reconstrucción, te guste o no, el destino de la humanidad está en tus manos de ti depende como será el mundo
-Prométeme que me ayudaras que estarás conmigo
-Está bien, te prometo que te ayudaré en lo que pueda y ahora debes bajar a la Tierra, debes despertar
Noté como me estiraba el cordón de plata que une mi alma con mi cuerpo y me atrajo hasta una habitación de hospital donde me tenían conectado a un montón de aparatos, alrededor mi madre y mi padre lloraban.
Me desperté dolorido y desconcertado, lo peor no era el dolor físico sino el peso de la responsabilidad, tenía una importante misión pero no tenía ni idea de como llevarla a cabo.
Mis padres se alegraron un montón de mi recuperación, me había pasado unos días en coma, sin embargo mi madre me notó algo raro.
-Dime hijo ¿qué te aflige?
-Mamá, he sido elegido para ser el profeta del siglo XXI y después del fin del mundo debo guiar a la humanidad por un nuevo sendero ¿Me ayudareis?
Mi madre se quedó muy seria, yo acababa de despertar y, sabía que era difícil de creer pero si no me creían mis padres ¿Quién me creería?
“No se lo deberías haber dicho así, ahora pensaran que estás loco”
-¿Y cómo se lo tendría que haber dicho?
“Tampoco necesitas hablar conmigo, estoy en tu mente, sólo piensa lo que me tienes que decir”
La verdad es que mis padres se pensaron que me había vuelto loco
-Es posible que su mente esté unos días un poco desconcertada pero de todas formas le haremos un escáner y lo mandaremos a ver al psicólogo – les dijo el médico
¿Cómo iba a conseguir que la humanidad entera me hiciera caso si mis propios padres pensaban que estaba loco?
Al día siguiente me recomendó el médico que empezara a andar y eso hice, entré en una habitación al final del pasillo.
“Ponle la mano en la frente”
Le puse la mano en la frente al anciano que estaba inconsciente y noté su dolor y su sufrimiento, también noté como sus células estaban descontroladas y se reproducían sin parar.
“Tiene cáncer y tú debes decirle a sus células que deben desaparecer o volver a hacer caso al código genético”
Lo hice y noté como empezaban a obedecer, esto era fantástico, el resto de la tarde me la pasé haciendo lo mismo por todo el hospital, me encantaba sentirme útil.
Al día siguiente se armó un gran revuelo en el hospital, un montón de enfermos se estaban recuperando milagrosamente, enfermos de alzehimer recuperaban funciones sin explicación ni ayuda externa su propio cuerpo empezaba a remitir la enfermedad, tumores cancerigenos hacían lo mismo, los médicos no sabían explicar a que se debía pero poco a poco vieron que todo estaba relacionado con un enfermo que se había pasado por todo el hospital haciéndoles imposición de manos a los demás enfermos.
Pronto se corrió la voz y centenares de enfermos de todas partes acudieron al hospital centenares de enfermos para ver si yo los podía curar, mientras los médicos me hacían un montón de pruebas para averiguar que tenía yo para poder curar a la gente.
Yo estaba muy contento, toda mi vida había sido un don nadie y ahora de repente todo el mundo me necesitaba y ni los médicos podían explicar porqué.
-“Está muy bien que cures enfermos pero tu misión es mucho más importante”
-Dai-yu debes entenderme, no me creo capaz de salvar el mundo, pero me conformo con curar unos cientos de personas
-“De ti depende no sólo que mueran millones de personas sino como vivirá la humanidad este siglo”
-Eso esta muy bien pero ¿Cómo lo hago?