jueves, 19 de enero de 2012

El salto del Angel

Estábamos en el instituto, hacíamos segundo de bachillerato, se acercaba el verano
pero antes teníamos que pasar los examenes finales, de ellos dependían si tendríamos
vacaciones o deberíamos pasarnos el verano repasando para septiembre.
Salíamos de clase e íbamos por el pasillo, Juan mi compañero de pupitre me iba
explicando algo cuando la vi venir de frente, yo me quedé embobado mirándola, no oía
lo que me decía Juan ni nada y es que el mundo se me paraba cuando miraba a Sonia.
Ella venía despistada hablando con una amiga y chocamos, de seguida me agaché
para ayudarle a recoger los libros que se le habían caído, ella también, cuando nuestros
rostros se quedaron a cinco centímetros, el corazón se me aceleró y me puse tan
nervioso como siempre que hablaba con ella desde que mi cuerpo hizo el salto a la
pubertad y dejé de verla como una niña para ver la mujer en que se estaba convirtiendo.
-Lo siento, venía despistada
-No, perdona tú que ha sido culpa mía
-Por cierto ¿Cómo te van los exámenes finales?
-Bien ¿Y a ti?
-Puff, van - Entonces se me quedó mirando como si una luz se le hubiera
encendido en el cerebro, como si hubiera tenido una idea - Oye, como ya hemos hecho
el examen final de mates vamos a hacer campana esas dos horas y nos vamos al Salto
del Ángel a bañarnos ¿Quieres venirte?
-Yo tengo natus
-También has hecho el exmanen final ¿No?
-Sí, pero no me he traído bañador
-Yo tampoco, ni nadie -Dijo haciéndome una sonrisa picarona mientras encogía
los hombros y torcía la cabeza hacía un lado
-Esta bien, nos vemos después
Mientras íbamos a clase Juan me lo estaba recriminando.
-Tío ¿Cómo te puedes petar la clase de naturales? Va a comentar el examen
-Juan, sabes que estoy colado por esa chica desde que compartíamos pupitre en
primaria y desde que va a otra clase casi no nos vemos, me ha dicho de ir a bañarnos
juntos al río y que no lleva bañador ¿Cómo quieres que le diga que no?
-Esta bien, tú mismo pero yo me quedo - Me contestó haciendo un gesto de
condescendencia -Ya le diré a la profe que no te encontrabas bien y te tuviste que ir.
-Gracias colega
Nos juntamos en un parquecito que había al lado del instituto y una vez estuvimos
todos salimos hacia el bosque. De chicas iban Sonia, Marta su mejor amiga, Erika la
gamberra del instituto que siempre se apuntaba a todas las campanas y Alicia era
posiblemente la chica más guapa o por lo menos eso pensaba ella y parecía que siempre
estaba posando para una foto.
De chicos íbamos Alberto, el chico guapo que salía con Alicia este mes, Alberto
el mejor amigo de Erika, era un buen chico pero estaba colado por ella por eso la
seguiría al fin del mundo si hiciera falta aunque para ella sólo era un buen amigo y
apuntado a última hora: Yo.
De camino estuve hablando con Sonia.
-Oye ¿Qué piensas hacer después del bachillerato?
-Pufff, no lo sé, queria estudiar psicologia pero no me va a dar la nota seguro, eso
contando que lo apruebe todo el septiembre
-¿Qué te ha pasado? Tú siempre sacabas buenas notas
-Sí pero este año me he despistado un poco
-Ya, desde que te juntas con estos- Dije señalando al grupo con la cabeza- ¿Por
qué lo haces?
-Porque me gusta – Dijo ella señalando a Alberto
-Pero si sólo tiene ojos para Erika – Contesté intentando contener toda la rabia
que me quemaba por dentro
-Bueno, algún día se hartará de que pase de él y se dará cuenta que no tiene nada
que yo no tenga ¿Y tú? ¿No te gusta ninguna chica?
-Sí... una ... pero no me atrevo a decirle nada, soy muy tímido, ya sabes
-Ya ¿Y quien es?
-No te lo puedo decir
-¡Venga va! Yo te lo he dicho
-Lo siento pero no puedo
Seguimos caminando y saco el movil para enviar un SMS a mi madre y decirle
que no iré a comer, después Sonia me lo pide, yo se lo doy sin pensar ni sospechar nada.
Ella pretende revisar mis fotos, espera descubrir quien es la chica que me gusta, una
foto tomada disimulando mientras la chica habla con sus amigas y simplemente esta en
clase pero en cuanto coge el movil se queda parada y alucina porque no le hace falta
revisar las fotos.
Es una foto muy antigua, de un día de carnaval, yo me disfracé de John Travolta y
ella de Olivia Newton John, mi madre dijo:
“Poneos aquí que os voy a hacer un foto que estáis muy guapos”
Nos abrazamos y justo cuando mi madre iba a disparar, Sonia me dio un beso en
la mejilla, un beso inocente de una niña imitando a un actriz pero a mí me encanta y la
tengo puesta de salvapantallas.
Por suerte, yo he seguido avanzando mientras ella se quedó parada porque me
moriría de vergüenza, tampoco he visto la cara de circunstancias que se le ha puesto, la
cara que se te pone cuando te dicen que le gustas a alguien, me acerco a hablar con
Alberto mientras ella me mira con otros ojos, en un parpadeo he dejado de ser ese niño
disfrazado de John Travolta para ser un chico y un hombre.
Mientras hablo con Alberto, quizás para averigüar que tiene él que yo no tenga,
detrás nuestro ella nos mira, nos pone en una balanza y compara.

Llegamos al Salto del Ángel es un salto de agua muy escondido en un pequeño
riachuelo cercano, llegamos y todos empezamos a quitarnos la ropa, yo pensaba
quedarme en calzoncillos pero observo como los demás se quedan como vinieron al
mundo, entonces me quedo extasiado contemplando el cuerpo de Sonia, esto es mejor
que cualquier clase de matemáticas, vale la pena el mal rato que pasaré después sólo
por este momento.
-Yo de ti me quitaba también los calzoncillos si no luego los tendrás que llevar
mojados
-Ya... pero... es que tengo un pequeño problema
-Yo no diría que sea tan pequeño ¿O es que te crees que con los calzoncillos no se
nota?- Me dijo Sonia mientras me guiñaba un ojo con esa sonrisa que ponen las chicas
cuando se saben seducturas, yo me pongo colorado como un tomate.
Entonces llega el momento que me daba más miedo, el Salto de Ángel se llama
así porque hay una piedra que parece un trampolín para saltar al pequeño lago que se
forma al píe del salto de agua, no tiene mucha altura, algo más de un metro pero yo
estoy nervioso y muy tenso, todos saltan y me quedo yo solo sobre la roca, en esas
observo una cicatriz que tengo en mi mano derecha, casi no se ve a simple vista pero yo
sé que es una mordedura de serpiente.
Entonces mi mente recuerda una vez de niño en ese mismo charco, un día de
verano que fui a bañarme con mi hermano y unos amigos suyos, todo iba bien hasta que
estaba nadando y no vi una serpiente que cruzaba nadando en dirección hacia a mí, mi
hermano sí que la vió e intentó avisarme pero no lo oí, no era venenosa ni peligrosa pero
tuve tan mala suerte que se me enredó en la mano, sacó la cabeza del agua y me hizo:
-Sisssssss
Acto seguido me mordió en la mano para luego desaparecer, seguramente porque
estaba tan asustada como yo, el mordisco no fue gran cosa pero a mí me entró el pánico,
no fuí capaz de reaccionar y si no llega a ser porque mi hermano me sacó del agua me
habría ahogado, desde entonces he sido incapaz de bañarme en ningún sitio donde no se
vea el fondo y por supuesto nunca hasta hoy he vuelto a hacer el salto del ángel, sé que
fue mala suerte y que la serpiente nunca quiso hacerme daño ni tampoco me hizo gran
cosa, sólo se defendió pero no puedo,cuando lo he intentado me entra el pánico y me
bloqueo.
De repente vuelvo a la realidad cuando veo una mano femenina que me acaricia la
cicatriz mientras abajo el resto del grupo se ríen de mí Sonia ha salido del agua y está
conmigo.
-No tengas miedo, hoy no hay serpientes
-Pero... ¿Cómo lo sabes? Nunca se lo he contado a nadie
-A mí sí, ¿No te acuerdas cuando compartíamos pupitre y nos lo contábamos
todo?
-Y ¿Todavía te acuerdas?
-Claro que me acuerdo, me acuerdo mucho de ti, me lo pasaba muy buen contigo,
la lástima es que desde que vamos a clases diferentes no quieres saber nada de mí
-¿Pero si eres tú la que se ha buscado nuevas amistades?
-Ssssss -Dijo poniendo un dedo indice en mis labios -Déjate de reproches y dame
un beso
Ella echó la cabeza hacia atrás y se quedó esperando que la besara, el corazón casi
se me salía del pecho mientras me iba acercando lentamente hacia ella, cuando nuestros
labios estuvieron a cinco centímetros por segunda vez en el día, ella se apartó corriendo
y dijo:
-¡Si me quieres dar un beso primero tendrás que cogerme!
Y acto seguido se lanzó al agua, dudé un segundo pero sólo uno y es que, después
de decirme eso, aunque hubiera estado el agua llena de serpientes me hubiera lanzado
detrás de ella.
Nadó hasta la orilla y se quedó tumbada boca arriba esperándome, llegué y me
abalancé sobre ella.
-Lo has conseguido
-Sí, gracias a ti
-Bueno y... ¿A qué esperas para recoger tu premio?
Nos abrazamos y le doy un beso en la boca, un largo beso
Cambia la imagen pero seguimos en el mismo sitio y seguimos besándonos
aunque yo estoy algo más gordo, llevo el pelo corto y cano, bueno los dos somos más
mayores, han pasado unos cuantos años, dejamos de besarnos y miramos hacia la roca
donde un niño intenta conseguir valor para saltar, tiene los ojos azules como yo y la
nariz griega como Sonia.
-Aquí fue donde besé a tu madre por primera vez pero para que me besara
primero tuve que ser valiente y saltar
El niño al final hace acopio de valor y salta.
-¡Mira! Tenias razón, ha saltado
-¡Claro! Piensa que además de ser su madre, soy psicologa
FIN


2 comentarios:

  1. Un fantástico relato querido amigo...Pero ¿es verdad o ficción? Me gustaría pensar que es verdad, y que has encontrado tu alma gemela...

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  2. Pues no, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, es un relato para un curso que estoy haciendo en la escuela de escritores, todavía no he encontrado a mi alma gemela, además, el relato es sobre el primer amor y los amores de juventud y a mi todo eso, me queda ya muy olvidado.

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