lunes, 26 de noviembre de 2012

Él no mató a Bin Laden

El otro día un amiga vino al Dotzè y me dijo:

-¿Sabes que se ha suicidado el escritor?

No sé porqué pero no me sorprendió la noticia, quizás por su enfermedad mental, David (Al que ella llama así) era esquizofrenico, quizás por su carácter solitario. Ambas cosas hacen que llegar a la depresión prevía al suicidio sea más fácil. Siempre se ha dicho que la risa y los amigos (Reales eso sí) son la mejor medicina.

Por eso, cuando un amigo se suicida te queda el sabor amargo de pensar que, quizás podrías haberlo evitado, quizás una llamada, un abrazo sin venir a cuento, una conversación agradable habrían podido animarlo un poco  y evitar que diera ese paso que no tiene vuelta atrás.

De hecho, nunca olvidaré algún caso de saber que estuve hablando con el suicida las horas previas de cometer ese trágico error como si el suicidio fuera una decisión de última hora como ir a cenar fuera que se pudiera cambiar con sólo contemplar un amanecer como en «l'Empordà» .

No voy a decir que fueramos amigos apenas habíamos hablado unas cuantas veces, pero compartíamos la afición por escribir que últimamente tengo tan olvidada, de hecho, él me animó a hacer algo más que escribir en este blog y puede que algún le haga caso, siga sus pasos y escriba una novela.

Tampoco sé si su libro «Yo maté a Bin Laden» se revalorizará ahora que ha muerto el autor.