domingo, 19 de junio de 2011

Diario de un enfermo

Llevaba días mal, pero ese día era el peor de todos, en mi cama el colchón esta a ras de suelo "rollo zen" que diría alguien, la cuestión es que me era imposible levantarme, por más que intentaba coger impulso no llegaba a la maneta del balcón donde últimamente me agarraba para ayudarme a la difícil tarea en que se había convertido "ponerme en pie”.

Al tercer intento conseguí asirme pero a pesar de ayudarme con el brazo, mis piernas no tenían fuerza para levantarme, era como si alguien se me hubiera subido encima, cuando por fin lo logré tanteé las piernas después ya que, con la dificultad que me había puesto en pie ¿Como iba a conseguir apoyarme en una pierna para dar un paso?

Cuando había dado unos pasos arrastrando los pies supe que no llegaría al lavabo ¿Que hacer? Despertar a mi pareja para que me ayudara era una posibilidad, pero no me parecía acertada, tenia muy mal despertar, buscar un recipiente donde miccionar, no me pareció muy elegante, entonces tuve otra idea: Debía llegar a la habitación contigua y coger la silla del despacho, no era una silla de ruedas pero tenia ruedas, con ella me desplacé a través de aquel largo pasillo.

Una vez en la entrada del lavabo me levanté y me acerqué agarrándome a lavamanos y toalleros para llegar por fin a la tan ansiada taza donde desahogarme, para volver hice la misma operación aunque me quedé a dormir en el despacho, esa noche me tocó ir al lavabo muchas veces (había bebido demasiada manzanilla) pero en el despacho había una cama que estaba más alta de lo normal debido que no era una cama, era un mueble que adapté cuando convertimos aquella habitación en un despacho usando, por que no decirlo los mismos muebles, una caladora, tornillos y mucha imaginación.

Así pasé la noche, entre rato y rato intentaba dormir en vano, por alguna extraña razón mi pierna izquierda parecía querer prepararse para correr el tour de Francia, la pierna se me cerraba y se me tensaban los gemelos cada dos por tres.

Una vez salió el sol decidí acercarme al sofá a esperar que se levantara mi churri, pensé que viendo la tele se me haría más ligera la espera, también aproveché para pasar por la cocina y coger algo de comida, tenia mucha hambre después de la nochecita que había pasado.

Una vez se levantó mi flor, me pegué una ducha como pude y me llevó a urgencias.

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