viernes, 18 de marzo de 2011

Historia de Phoenix XXIX

También me llevé el bastón de Alvarie, era de oro como un cetro y en la punta un piedra mágica, lo agarré y leí en el mango: “Gram”, debía ser el propietario original pero a mi lo que me interesaba saber era si realmente se transformaba o no.

Efectivamente el enorme cetro se convirtió en un pequeño puñal fácil de llevar sólo con desearlo, así podría llevarlo encima sin problema.

Antes de irme iba a despedirme de Zanna y de Yanira pero.

-Phoenix ¿Puedo pedirte un favor?
-Dime Yanira
-Puedo acompañarte unos días
-¿Para qué?
-Yo también siento curiosidad
-Pero en primavera no puedes dejar el bosque, tus compañeras te necesitan, Zanna no te dejará
-Ya me ha dado permiso
-¿Que pasa? ¿Quiere librarse de ti?
-¡No te pases!
-Esta bien, si Zanna te ha dado permiso, vente, pero como me metas en un lío, te devuelvo directa hasta aquí

Me acerqué a una zona habitada por humanos, vi que habían dejado ropa tendida, recogí una poca, la hice una bola y me fui antes de que me viera nadie, no quiero que haya gente por ahí diciendo que un ave fénix había bajado del cielo para llevarse unos pantalones viejos.

Paré en un camino, al lado de un taberna era un buen sitio para la primera toma de contacto, me vestí y luego entré.

-Buenos días, ¿Que desea?
-Un poco de vino y algo de comer
-Tenemos cocido
-De acuerdo

Cuando me sirvieron el cocido me encontré con mi primer problema, había visto utilizar la cuchara pero es más complicado de lo que parece.

Cuando probé el cocido aluciné, era una combinación de sabores, estaba buenísimo, como ave, nunca me había preocupado por el sabor de las cosas, me gustaba más el conejo que la rata pero no tenía nada que ver con la comida de los humanos.

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