sábado, 14 de noviembre de 2009

Servicio miltar

Mientras recojo mi destino del frío suelo de la cocina, con los nervios se me ha caído al suelo la carta que tanto tiempo esperaba, la que me dirá donde debo cumplir mi año de condena sin haber hecho nada. Espero que por lo menos sea cerca, sé que en mi ciudad es muy difícil pero por lo menos si está cerca podré venir los fines de semana que den permiso, podré ver a mi familia, estar con mis padres y sobretodo, ver a mi novia, esa niña que no me deja pensar en nada. Pero cuando leo la carta se cumple el peor de mis presagios: Melilla.

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