Ahora ya está, el
otro día abrí la caja de Pandora y salió un caballo negro. Ahora tengo
que soportarlo estirando para salir del camino que tengo marcado. Me
empuja todo el rato, sé que no puedo hacerle caso, que debo
controlarlo. Pero cuesta ¿Por qué?
¿Por qué me
empuja a cometer los mismos errores una y otra vez? Y lo peor de todo
es ya no soy aquel jovencito enamorado. Por mi corazón han pasado muchas, bueno va, pero por lo
menos unas cuantas. Han pasado otros amores incluso he
conocido alguna otra chica capaz de tocarme el alma, capaz de hacerme
perder el control.
Chicas, que en mayor o
menor medida han dejado su rastro por mi corazón. Ya sea un recuerdo
agradable o amargas experiencias. Pero pensaba que había madurado.
Sin embargo,
parece que todo sigue igual. Siento como si estuviera otra vez en las
puertas de Troya buscando la manera de entrar. Pensando y esperando
el momento propicio ¿Para qué?
Para qué
resucitar viejos fantasmas ¿De qué sirve contestar a preguntas ya
olvidadas?
“Nosce te
ipsum”
Pensaba que me
conocía y me equivoqué. Pensaba que había madurado y... No lo sé.
Pensaba que estaba
mirando al pasado y tampoco sé lo que quiero, lo que me gustaría,
lo que pasará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario