Creo que ha
llegado el momento de saber si tenía razón o fue todo un espejismo.
Porque siento que es el momento propicio de lanzar la piedra. Siento
que allá al otro lado del mar está Itaca ¿Será un espejismo? Sólo
hay una manera de saberlo.
Creo que ya
estuve con la hechicera Circe, bajé al infierno y me echaron,
incluso la ninfa Calypso me echó de su lado. ¿O todo es una
ilusión? La cicatriz de mi rodilla izquierda, no.
Siento que pronto
sabré porqué, si realmente era mi destino o llevo toda la vida como
el salmón, nadando contra mi destino.
Llegaré como un
mendigo eso seguro, pero ella no estará deshaciendo el telar. Puede que ni me reconozca o peor. La frialdad a
través de cuatro palabras por un chat, la indiferencia ¿O quizás
rencor? Supongo que lo merezco, pero acaso puede el rencor
conservarse en un rincón del corazón durante veinte años o se va
marchitando poco a poco hasta que desaparece. El amor no, he
comprobado que puede seguir intacto veinte años después, entonces
¿Por qué no el rencor? Pero no creo que sea rencor. Sería darme
demasiada importancia ¿O no? Eso es lo que nunca he sabido, es la
eterna pregunta.
Porque
probablemente todo es una ilusión y he hecho como Sisifo intentando
subir una piedra que cuanto más alto la subo, más lejos se va
rodando. Entonces pienso que igual he errado mi destino y como un
salmón me empecino en seguir nadando contracorriente cuando lo que
tendría que hacer es dejarme llevar por la corriente para que ella
sola me lleve a mi destino, rumbo a Itaca donde quiera que esté, quién quiera que sea.
En las películas
nunca pasa eso, en las películas el bueno siempre se lleva la chica,
igual es que yo soy el malo. No, no lo creo. Habré cometido errores, me dejé llevar por el despecho, no soy perfecto pero tampoco soy el malo de la película.
Al final, hasta
Florentino Ariza consigue su amor de juventud después de toda una
vida perseverando y esperando. Cuando leía esa novela sentía una
pena tremenda por el protagonista porque lo veía desperdiciando su vida esperando
algo que no iba a pasar nunca. Sentía pena porque yo sé lo que es eso.
Aunque yo nunca he
perseverado tanto, incluso me olvidé durante muchos años, ni
siquiera esperé lo que había prometido esperar, cuando lo di por perdido y olvidado.
Sin embargo,
Gabriel Garcia Marquez quiso que al final de su vida consiguiera a
Fermina, casi se puede considerar una victoria pírrica pero es una
victoria al fin y al cabo.
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