martes, 4 de febrero de 2014

El amor en tiempos de crisis


Creo que ha llegado el momento de saber si tenía razón o fue todo un espejismo. Porque siento que es el momento propicio de lanzar la piedra. Siento que allá al otro lado del mar está Itaca ¿Será un espejismo? Sólo hay una manera de saberlo.
Creo que ya estuve con la hechicera Circe, bajé al infierno y me echaron, incluso la ninfa Calypso me echó de su lado. ¿O todo es una ilusión? La cicatriz de mi rodilla izquierda, no.
Siento que pronto sabré porqué, si realmente era mi destino o llevo toda la vida como el salmón, nadando contra mi destino.
Llegaré como un mendigo eso seguro, pero ella no estará deshaciendo el telar. Puede que ni me reconozca o peor. La frialdad a través de cuatro palabras por un chat, la indiferencia ¿O quizás rencor? Supongo que lo merezco, pero acaso puede el rencor conservarse en un rincón del corazón durante veinte años o se va marchitando poco a poco hasta que desaparece. El amor no, he comprobado que puede seguir intacto veinte años después, entonces ¿Por qué no el rencor? Pero no creo que sea rencor. Sería darme demasiada importancia ¿O no? Eso es lo que nunca he sabido, es la eterna pregunta.
Porque probablemente todo es una ilusión y he hecho como Sisifo intentando subir una piedra que cuanto más alto la subo, más lejos se va rodando. Entonces pienso que igual he errado mi destino y como un salmón me empecino en seguir nadando contracorriente cuando lo que tendría que hacer es dejarme llevar por la corriente para que ella sola me lleve a mi destino, rumbo a Itaca donde quiera que esté, quién quiera que sea.



En las películas nunca pasa eso, en las películas el bueno siempre se lleva la chica, igual es que yo soy el malo. No, no lo creo. Habré cometido errores, me dejé llevar por el despecho,  no soy perfecto pero tampoco soy el malo de la película.
Al final, hasta Florentino Ariza consigue su amor de juventud después de toda una vida perseverando y esperando. Cuando leía esa novela sentía una pena tremenda por el protagonista porque lo veía desperdiciando su vida esperando algo que no iba a pasar nunca. Sentía pena porque yo sé lo que es eso.
Aunque yo nunca he perseverado tanto, incluso me olvidé durante muchos años, ni siquiera esperé lo que había prometido esperar, cuando lo di por perdido y olvidado.
Sin embargo, Gabriel Garcia Marquez quiso que al final de su vida consiguiera a Fermina, casi se puede considerar una victoria pírrica pero es una victoria al fin y al cabo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario