“Los hombres que a mi me gustan no saben llorar”, esa frase sonaba una y otra vez en su cabeza desde que Nuria, su gran amor se la había dicho dejándolo entre suplicas y lagrimas
Como a todas le gustaban los chicos malos, las chicas te dicen que no cuando lo están deseando así que para conseguirla iba que ser un chico malo.
Esta era la gran noche, por fin iba a ser suya para siempre, esa misma noche le iba a demostrar que podía ser el más malo que jamás haya conocido.
Todo esta calculado ya llevaba tres meses preparando y planeando el secuestro.
Eso, te lo digo yo siempre, que las chicas prefierren los chicos malos, pero bueno, tampoco hacia falta ser tan malo.
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