Pues bueno, yo reconozco que si he ido a esos sitios, no soy ningún santo, tampoco pretendo fomentar nada malo ni salvar el mundo sólo soy una persona, sólo soy un hombre.
Diré que no me gusta “subir”, no me va el sexo por el sexo pero uno no siempre tiene la suerte de tener a alguien con quien poder “hacer el amor”, lo que me encanta es el ambiente y hablar con las chicas, sobre todo recuerdo de joven por el casco antiguo: Calles estrechas, oscuras y malolientes donde unas letras iluminadas con luz roja encima de una pequeña puerta indicaban la entrada así como el nombre del garito, recuerdo que entrabas . . . y era como entrar en una peli porno, allí te esperaban mujeres ligeras de ropa que te decían sin ningún pudor como practicaban la felación, cual era su postura favorita o te explicaban experiencias “laborales” que tú sólo podías imaginar en tus fantasías eróticas.
Teniendo en cuenta que las chicas de mi edad se llevaban la mano a la boca cuando contabas un chiste demasiado verde aquellas mujeres me sacaban los colores, aquellas eran mujeres españolas que habían decidido ejercer a prostitución y lo hacían de buen grado.
Hoy día esos sitios han desaparecido, han sido substituidos por enormes antros de carretera donde fácilmente te puedes encontrar algún conocido incluso un compañero de trabajo, pero no hay ningún problema, el lunes ninguno de los dos hará el menor comentario.
Hay chicas venidas de todo el mundo, que (la mayoría por obligación) ejercen la prostitución y lo hacen con el mismo entusiasmo que te atiende la cajera del super. Recuerdo una colombiana que, con lágrimas en los ojos me explicaba que no le gustaba nada su trabajo pero que sin papeles no encontraba otra cosa, también recuerdo una brasileña con la que tuve muy buen rollo ,a pesar de que no hablaba ni papa de castellano, me explicó que hacía semanas que no tenia un orgasmo, primero me sentí halagado pero luego pensé que debe ser muy triste, practicar tanto y disfrutar tan poco.
Aquellas mujeres del país han desaparecido hace tiempo, aunque no hace mucho, conocí bíblicamente a Vicy, una gallega afincada en Cambrils, rubia, muy muy habladora y capaz de sonrojar a este ,ya casi viejo verde que aquí escribe.
Diré que no me gusta “subir”, no me va el sexo por el sexo pero uno no siempre tiene la suerte de tener a alguien con quien poder “hacer el amor”, lo que me encanta es el ambiente y hablar con las chicas, sobre todo recuerdo de joven por el casco antiguo: Calles estrechas, oscuras y malolientes donde unas letras iluminadas con luz roja encima de una pequeña puerta indicaban la entrada así como el nombre del garito, recuerdo que entrabas . . . y era como entrar en una peli porno, allí te esperaban mujeres ligeras de ropa que te decían sin ningún pudor como practicaban la felación, cual era su postura favorita o te explicaban experiencias “laborales” que tú sólo podías imaginar en tus fantasías eróticas.
Teniendo en cuenta que las chicas de mi edad se llevaban la mano a la boca cuando contabas un chiste demasiado verde aquellas mujeres me sacaban los colores, aquellas eran mujeres españolas que habían decidido ejercer a prostitución y lo hacían de buen grado.
Hoy día esos sitios han desaparecido, han sido substituidos por enormes antros de carretera donde fácilmente te puedes encontrar algún conocido incluso un compañero de trabajo, pero no hay ningún problema, el lunes ninguno de los dos hará el menor comentario.
Hay chicas venidas de todo el mundo, que (la mayoría por obligación) ejercen la prostitución y lo hacen con el mismo entusiasmo que te atiende la cajera del super. Recuerdo una colombiana que, con lágrimas en los ojos me explicaba que no le gustaba nada su trabajo pero que sin papeles no encontraba otra cosa, también recuerdo una brasileña con la que tuve muy buen rollo ,a pesar de que no hablaba ni papa de castellano, me explicó que hacía semanas que no tenia un orgasmo, primero me sentí halagado pero luego pensé que debe ser muy triste, practicar tanto y disfrutar tan poco.
Aquellas mujeres del país han desaparecido hace tiempo, aunque no hace mucho, conocí bíblicamente a Vicy, una gallega afincada en Cambrils, rubia, muy muy habladora y capaz de sonrojar a este ,ya casi viejo verde que aquí escribe.
sinceridad aplastante la tuya!!!
ResponderEliminarcreo que pocos hombres reconocerían lo que tú acabas de escribir.
tú dices "yo he ido" pocos dirían eso, así que felicidades por tu sinceridad.
triste vida las de las prostitutas por obligación.
un beso