Paseo

El otro día mi ex- necesitaba que ir a Lleida y me ofrecí ayudarle, últimamente le estoy echando una mano, bueno bastantes manos y, soy consciente que falto a mi séptimo mandamiento (“Antes de hacer un favor piensa si ella lo haría por tí”) pero la veo muy hundida y necesita que alguien la ayude, supongo que así de da cuenta de que ha faltado al quinto (Siempre que cambies, que sea a mejor”) y, que se arrepienta es una especie de justicia poética.

 Además hace mucho tiempo que quería tener una conversación seria con ella y tres horas de coche juntos a solas me pareció un marco estupendo pero, mi novia se apuntó, no sé si por celos (ya sabéis como son las mujeres) o, simplemente por pasearse pero claro, no podía decirle que no.

A Maria no le importó, entre eso o ir sola, lo prefirió, de hecho estuvieron un rato a solas y hablaron “d’allò mès be”, de mí evidentemente.

 Durante el camino yo evite muestras de cariño porque cuando mi mano se juntaba con la de Silvia por encima de la palanca de cambios podía observar por el espejo como se le iban los ojos a Maria, en fin, ella lo quiso así ¿no?.

 Eso sí, aprovechaba cualquier excusa para pegar “un hachazo” (Tú siempre igual). Pero bueno, eso me impidió tener la conversación que me hubiera gustado aunque algo sí que hablamos, pienso que me guarda rencor, piensa que soy diferente con Silvia, evidentemente siempre es diferente, tampoco es lo mismo cuando llevas 15 años de matrimonio que cuando empiezas una relación . . . la rutina apaga muchas cosas.
 También pienso que tendría que hacer un examen de conciencia (yo lo he hecho), echarle la culpa de todo al otro te impide ver la realidad, la culpa no es al 100x100 de nadie.