viernes, 26 de junio de 2009

Noche de San Juan


La noche de San Juan me dispuse a salir, no tenía plan, pero tampoco me importaba, tampoco la veo una noche tan especial ¿o quizás sí? Llegué a un bar y me encontré con unos amigos, allí estuve tirando petardos, es lo habitual esa noche, luego me despedí con un “hasta luego” y pasé por la Montañeta, parada obligada esa noche para mí.
Aunque ha perdido mucho, este año ya ni hoguera, pero me tomé un cubata y eché unas risas con mis amigos de toda la vida mientras petaba los últimos petardos. Después volví al barrio con mis amigos, estábamos en la terraza tomando algo como si un Martes cualquiera se tratara y a mi de dio decir:
 -“Vaya fiesta, esto parece un entierro”
Entonces se levantó Manu de un par de mesas más atrás, es un chaval con el que diría que no encajamos, somos amigos por amigos comunes pero si últimamente clasifico a mis amigos, y a los que recurro cuando tengo un problema los considero “buenos amigos”, este está en esa lista.
Sé de hace tiempo que su padre esta mal de salud y siempre que hablamos le pregunto por él y procuro darle ánimos, pero ese día no habíamos hablado, entonces alguien dijo:
 -“¿Cómo dices eso? ¿No sabes que su padre se murió el otro día?”
 Yo, me hubiera querido morir en ese momento, me levanté y fui a hablar con él desoyendo a su novia que me decía:
 -“¡No se te ocurra decirle nada!”
 Pero a mi, me gusta dar siempre la cara y cuando me equivoco, lo reconozco.
-Tío, perdona no lo sabía, lo siento
 Efectivamente me dio un empujón que me mandó volando al fondo del lavado.
 -“¡No me vuelvas a dirigir la palabra en la vida!”
 Yo me sentí fatal, yo conocía a su padre frecuentaba un bar donde yo iba a veces a almorzar, y él siempre estaba allí, sentado en la primera mesa, en la esquina, tenia un taller al lado por lo que siempre iba con ropa de trabajo, “de azulete” que decimos en el gremio, con el pelo blanco y un pequeño bigote completamente negro como si las canas se hubieran olvidado de salir ahí y con un cigarro liado en la boca, lo recuerdo bajito y delgado con su carajillo y su copa de coñac “típico español” de los que cada vez quedan menos
. No podía quedarme allí, así que me fui sin ni siquiera dar oportunidad a mis amigos que me acompañaran, fui a parar con mi mal rollo al Golfus con mi amigo Dar Vader.

3 comentarios:

  1. No vas a ser el primero ni el último al que le pasan estas cosas. Claro que debiste sentirte fatal, es normal, aunque no sea un gran amigo, la muerte de un conocido siempre nos toca la fibra sensible. Yo en tu lugar hubiera actuado igual y, bueno, en su lugar... lo del empujón me lo habría saltado pero cuando el dolor es reciente uno no sabe lo que hace. Te perdonará. Perdónate tú.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. No te preocupes, no me dolió el empujón, me dolió hacerle sentir tan mal

    ResponderEliminar
  3. cosas que pasan... perdonarte y ya está si no lo sabias.
    un beso

    ResponderEliminar