miércoles, 28 de marzo de 2012

Periodistas

Después de cinco horas en aquel tren regional mirando el paisaje, de las cuales las últimas dos solamente habíamos visto vacas pastando y el olor de sus cacas envolvía el ambiente. Ya podía ir acostumbrándome porque tendría que olerlo durante los próximos tres días.
Llegamos a Barruera y bajé en la estación, la observé de arriba abajo, debía tener más de 50 años y no la habían reformado desde entonces, tuve que bajar mi maleta por unas escaleras para pasar por debajo de las vías, cuando empecé a subir las escaleras una chica me echó una mano, agarró mi pesada maleta y la cargó sin problemas. Una vez arriba se presentó:
-Hola me llamo Blanca y me han pedido que le acompañe durante su estancia aquí
Se presentó de esa manera tan directa y me ofreció la mano, yo la observé, llevaba unas botas marrones, unos tejanos de peto y una camisa de cuadros, parecía que me habían mandado de guia al mozo de una granja, sin embargo a pesar de estar así vestida, era una chica muy guapa, morena aunque con el pelo recogido, tenia unos ojos y un rostro muy bonitos aunque no supieran lo que era el maquillaje ni las cremas que usan las chicas de ciudad.
Me estrechó la mano con fuerza, mientras sonreía.
-Quiero que sepa que para mí y para mi pueblo es un honor conocer al gran Alejandro Vazquez y que nos honre con su visita
-Bueno, digamos que vuestras olimpiadas de pastores se han hecho muy famosas y me han pedido que haga un reportaje
-Ya verá como le gustarán, así como Barruera
-Lo dudo mucho, lamento decirle que no estoy hecho para el campo
Durante la mañana se dedicó a enseñarme todo el pueblo, la cooperativa donde hacen vino aunque lo que más tiene Barruera son granjas de vacas, luego me enseñó el ayuntamiento, la iglesia, en fin todas esas cosas que hacen que los pueblerinos se sientan orgullosos de su pueblo pero que a las gentes de ciudad nos parecen tremendamente aburridas.
Fuimos a comer y hablamos, me explicó que ella también era periodista, trabajaba en el diario de la región, lo cual me sorprendió mucho.
-¿Sorprendido? ¿Por qué?
-No sé, no me malinterpretes pero en Barcelona las periodistas no van así vestidas ni se meten en una cuadra a jugar con terneros
-¡Ah! Es eso – Respondió mientras torcía el labio - pues bueno me gusta vestir así, me siento cómoda y me encantan los animales por eso entré en la cuadra a jugar por los terneros pero eso no implica que sea una mala periodista, quizás no tenga dos premios Ortega y Gasset como usted pero me gradué en la universidad con notable y después hice tres masters
-Disculpa si te he molestado, además me sorprende que trabajes para la competencia y te prestes a ayudarme, piénsalo, si yo hablo de las olimpiadas en mi columna de tirada nacional habrá menos gente que mire tu pagina en tu diario
-No me importa si sirve para que estas olimpiadas se hagan famosas, además siempre puedo aprender algo del gran Vazquez
La verdad es que me costaba creer que debajo de ese aspecto de granjera pueblerina pudiera haber una buena periodista. Esa tarde me llevó a pasear por el parque nacional insistió mucho en enseñarme las vistas y no aceptó un no por respuesta. Así que nos pasamos la tarde subiendo montañas y viendo cabras montesas pasear. Todo para subir a un barranco donde pude ver un nido de águilas criando, según ella, una pasada ya que eran unas de las pocas águilas que crían ahora mismo en la península pero para mí. La mejor vista que vi fue ella cuando, debido al calor se quitó la camisa y se quedó sólo con el sujetador, tenia unos pechos preciosos y un tipo estupendo, aunque no es de extrañar si subía mucho a aquel monte a observar las águilas.
-Cada semana subo, me encanta observarlas y pensar que este podría ser el principio de la recuperación de este ave que antaño poblaba nuestros bosques

Por la noche me llevo a cenar al restaurante más caro del pueblo, aunque debo decir que lo era porque no había otro de mejor, los camareros no sabían qué era un esmoquin ni tampoco conocían los cubiertos para pescado, aunque bueno, todo lo que había en la carta eran platos de carne.
Lo mejor de la noche sin duda fue mi acompañante, casi no la reconozco cuando entró al restaurante, llevaba un elegante vestido negro con escote palabra de honor, precioso aunque no fuera ni mucho menos de Versache, unos zapatos de tacón, no muy fino, ni muy alto, además iba maquillada, nada ostentoso pero sin duda un gran cambio. Reconozco que me quedé embobado mirándola.
-Hola, estás preciosa
-Gracias, no suelo tener ocasiones de lucirme y creo que cenar con un gran periodista es una de ellas
-Debo sentirme alagado, que hayas renunciado a tu cómoda ropa habitual por mí
-Pues sí, así que si me tuerzo un tobillo será culpa tuya- Comentó riéndose
Después de estar todo el día hablándome de su pueblo, del parque nacional y de las olimpiadas para pastores por fin se relajó y charlamos distendidamente, descubrí que era una chica muy inteligente y buena periodista además de muy atractiva. Mis ojos se me iban inevitablemente al balcón de su escote una y otra vez, ella hacia una sonrisa picarona sabiéndose seductora.
Después de cenar íbamos paseando por la calle completamente vacía, habíamos bebido un buen vino, que me nublaba un poco la cabeza y le pasé el brazo por encima del hombro, ella me correspondió abrazándome también por la cintura, reconozco que iba excitado y en un momento dado me giré y la besé, ella me besó también, luego le dije de subir a mi hotel y me dijo que no.
-No sé en Barcelona pero las chicas de pueblo no nos acostamos nunca en la primera cita

Al día siguiente empezaron las olimpiadas y estuvimos todo el día observando a pastores enormes compitiendo en tonterías como ver quien esquila una oveja en menos tiempo, quien corta un tronco antes, carreras con una oveja al hombro y un montón de tonterías que a mí me aburrían notablemente. Sin embargo Blanca estaba entusiasmada con todas y cada una de las pruebas.
-Pero, si no te gusta todo esto ¿Por qué has venido?
-Bueno, porque los organizadores han pagado mucho dinero para que hagamos un reportaje y tener así publicidad
Se quedó parada mirándome.
-¿Tu periódico cobra por publicar noticias?
-Sí, claro ¿Vosotros no?
-No que yo sepa
-Igual tu jefe no te ha dicho nada pero normalmente mucha gente paga por salir en las noticias, es una forma de publicidad
Se volvió a quedar pensativa y después de un rato dijo:
-De todas formas yo no iría a un sitio si no me apetece ir
Así pasamos el sábado y el domingo de esas curiosas olimpiadas. Ya se acababan, mañana por la mañana cogería temprano el tren para regresar a mi ciudad y volver a mi mundo donde las terneras están en las carnicerías y no paseando sueltas por el campo. Por fin abandonaría este pueblo para no volver jamás.
Al pensar eso se me encogió el corazón y me dio un escalofrío al darme cuenta que no volvería a verla, durante un buen rato estuve pensando qué hacer. Decidí invitarla a cenar y hacerle una proposición.
Volvimos al mismo restaurante y nos sentamos en la misma mesa, ella lucía un precioso vestido blanco con una falda por encima de la rodillas que transparentaba ligeramente, algo muy fresco y que daba mucho a la imaginación. Durante la cena hablamos distendidamente, muy a gusto, se notaba que a los dos disfrutábamos de la compañía del otro. Después del postre le dije:
-Blanca, te quiero y no podría vivir sin volverte a ver, por favor vente a Barcelona conmigo, hablaré en el trabajo para que te contraten
Por primera vez en los tres días que la conocía dejó de , puso los ojos como platos y me preguntó muy seria
-¿Me estás pidiendo que me case contigo?
-No, te estoy pidiendo que seas mi novia, tú me gustas y yo a ti ¿Te gusto?
-Sí
Estuvo un rato meditando y después dijo:
-Esta bien, pero déjame unos días para arreglar algunas cosas y la próxima semana iré a Barcelona a ver que tal
-Gracias, no te preocupes, mi jefe te dará trabajo cobrando mucho más de lo que cobras ahora
El sábado siguiente la esperaba yo en la estación de Francia, le había preparado una habitación en mi mansión, no quería precipitar las cosas pero tampoco quería que tuviera que estar en un piso sola, además en mi casa había sitio de sobra.
El redactor jefe me había dicho que la contrataba sin problemas, en cuanto le llevara un reportaje que pudiera publicar, le pregunté si lo había preparado.
-Sí, es un articulo que llevo tiempo preparando, habla de como Fecsaendesa esta contaminado el parque nacional con aerogeneradores que matan infinidad de aves
-Tú siempre igual

Por desgracia, mi redactor jefe lo echó para atrás en cuanto empezó a leerlo y le pidió que hiciera otra cosa.
-Pero ¿Por qué? Si está muy bien y he contrastado toda la información
-Ya, si no digo que esté mal pero nosotros no podemos publicar eso
-Pero ¿Por qué?-Volvió a insistir ella
-Pues muy fácil: Por qué Fecsaendesa se gasta muchos millones de euros en publicidad en nuestro grupo y no nos podemos arriesgar a importunarles por cuatro pájaros muertos
-Está bien, prepararé un articulo de otra cosa
Después de decir eso recogió los folios y salió del despacho.

A mediodía fui corriendo a comer a casa para verla y poder hablar, cual fue mi sorpresa cuando me encontré que había hecho las maletas.
-¿Se puede saber que haces?
-Yo creo que está claro, me vuelvo a mi casa, a mi trabajo donde cobro mucho menos pero puedo decir lo que yo quiera, lo que pienso
-¿Y qué pasa con lo nuestro?
Se hizo un silencio, un silencio incómodo
-Hace una semana, irme a la cama contigo era un sueño, yo te admiraba pero me has decepcionado, ahora me das pena
-¿Cómo?
-Pues que el gran Alejandro Vazquez al que todos admiran, para mí sólo es un vendido que escribe lo que le dicen y sobre lo que le pagan

Viendo su mirada supe que no había nada que hacer, esa pueblerina me había dado una gran lección de principios e ideales.

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