domingo, 29 de mayo de 2011

Historia de Phoenix XXXVII


Y dicho esto se fue volando dejándome a mi, hecho un lío¿Que habrá querida decir con eso? ¿Como puedo entenderlo si no me lo explica? ¿Que he hecho yo para decepcionarla? Estaba claro que era por haber dejado a Elena quedarse a vivir conmigo, pero no lo entiendo, es lo que yo buscaba desde el primer día, había aprendido un montón gracias a ella.

En fin, mejor no pensar en eso, me fui a dormir a mi agujero y mañana será otro día.

Al día siguiente decidí acercarme hasta Tarraco a observar ni que fuera de lejos, la verdad es que se apañaban muy bien si mi, Guillermo estuvo haciendo herraduras y no se le daba nada mal, después recorrí toda la ciudad por encima y me daba mucha pena, el gran circo romano donde antaño hacían las famosas carreras de cuadrigas ahora estaba abandonado y unos vagabundos los usaban para dormir, se les veía buscando alguna cosa de valor con la que sacarse para un poco de comida.

Luego me volví hasta la cabaña de Selina, allí estaba ella preparando alguna de sus pociones, esta vez decidí el método tradicional y aterricé en la puerta y llamé con el pico.
-Hola, ¿Como tú por aquí? Todavía no te lo tengo listo
-Bueno, tampoco no sabía que hacer y decidí pasarme
-Aquí estoy, por cierto, ¿Sabes que estaba preocupada por ti?
-¿Por qué?
-Mira, te lo voy a enseñar, el otro día pasó un comerciante y me vendió esto

Entonces sacó del cajón tres plumas, pero eran tres plumas muy especiales, eran de ave fénix.

-Pensaba que podían ser tuyas
-Pues no lo son, me las podías haber pedido te las habría dado.
-Es que, el comerciante que las vendía dijo que se las cambió a un conde que había conseguido capturar un ave fénix, por eso se las compré para obtener la información, incluso mandé a un duende que tengo a mi servicio para que averiguara algo de ese conde y del ave fénix que capturó.
-Pues muchas gracias por preocuparte por mi
-Tú me liberaste a mi, es lo menos que puedo hacer
-¿Y que averiguó el duende?
-No lo sé, todavía no ha regresado, eso estaba esperando
-Pues cuando regrese, quiero hablar con él
-¿Para qué?
-No habremos muchas aves fénix y, todas las que hay, son hermanos míos, trate mucho o poco con ellos, seguro que es un hermano mío el propietario de esas plumas y el que esta cautivo, si puedo hacer algo para salvarlo, debo hacerlo
-Pues vale, cuando llegue ya te avisaré

El resto del día me quedé preocupado, ya me estaba metiendo en otro berenjenal pero debía salvar a mi hermano.

Al día siguiente, antes de que el sol se escondiera y encendieran las hogueras estaba yo con todos mis amigos en el claro principal del bosque donde habían hecho una hoguera en la que, cada uno había metido algo de lo que querían deshacerse, así se podía ver ropa, alguna muñeca vieja, incluso algún mueble, esa era la manera de eliminar las cosas que ya no sirven y renovarse para la nueva estación.

Pasó por allí Selina, llevaba una bolsa enorme colada del cuello y en el otro lado una pequeña hoz cuya hoja era de oro, en ella se reflejaba el fuego y parecía brillar

-Que hoz tan bonita
-Sí, la uso para recoger hierbas para mis pociones, esta noche tengo mucho trabajo aunque te lo tengo arreglado y quería pasarme por aquí a dártelo antes de irme a hacer mis cosas
-Gracias pero no hacía falta hasta mañana no lo voy a necesitar, no puedo transformarme en humano en esta fiesta, se asustarían
-Créeme lo vas a necesitar

Mientras dijo eso me lanzó un sonrisa enigmática y se fue haciendo un gesto de despedida con la mano.

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