sábado, 2 de abril de 2011

Historia de Phoenix XXXII


Aunque esa fue otra cosa que me tocaba, aprender a cocinar, eso sí me parecía complicado, por suerte un día se presentó una joven,  morena con una melena despeinada, con la nariz chata unos ojos marrones y los pómulos hundidos, la ropa desaliñada y ese gesto que arrastran las mujeres cuya vida ha sido un tormento, venía con un niño, bueno no tan pequeño debería tener sobre unos 12 años, moreno igual que su madre y delgado quien sabe si igual que su padre o simplemente porque no había más para comer.

Me pidieron comida, les ofrecí lo que había, entonces ella propuso preparar un guiso, me pareció una buena idea así que les dejé, mientras preparaba el guiso el chaval se quedó mirando como trabajaba la forja.

-Buenas, no quisiera abusar de su hospitalidad, le importaría si lavo la ropa es que hace tiempo que no encontramos alguien tan amable
-Claro, y si queréis daros un baño en aquella habitación hay una bañera
-¡Muchas gracias! Si quiere ya me encargaré yo de ir a buscar agua al río
-¿A donde os dirigís si se puede saber?,
-Aquí, a Tarraco, unos vándalos quemaron nuestra cabaña y mataron a mi marido, por eso pensamos que aquí habría donde buscarse la vida una pobre viuda y su hijo
-Poca vida queda en esta ciudad 

Puso a lavar la ropa y bañó al chico que vino a verme con un trapo a modo de taparrabos como única vestimenta, en eso me asomé por la ventana para comentarle una cosa cuando la vi desnuda a punto de meterse en la bañera, había visto mujeres desnudas como ave fénix y nunca me habían llamado la atención pero esta vez era muy diferente.

Me quedé parado, mi corazón se aceleró y noté una sensación extraña debajo de mi cintura cuando de repente Yanira me pegó un susto.

-¡Se puede saber que haces espiándola!
-No la estoy espiando le iba a comentar que si se quieren quedar a dormir
-¿Que dices? Diles que se vayan, no pintan nada aquí
-Perdona pero no, yo he venido aquí a relacionarme con los humanos
-Espiándoles mientras se duchan
-No la estaba espiando, pero tienes razón iré luego y tú procura que no te vean
-A mi no pueden verme, eres tú el que va hablando solo

Giré la vista y me encontré al chico mirándome sorprendido.

-Estaba pensando que ¿Tenéis donde dormir la noche?
-No
-Si queréis os podéis quedar a dormir aquí mientras se os seca la ropa
-Muchas gracias, por cierto venía a decirle que el hierro que tiene usted en el fuego ya está fundido
-Perfecto, vamos a hacer unas cuantas herraduras
-Me dejará a mí volcar el hierro fundido en el molde
-Haremos una cosa, esta vez lo hago yo, y tú fíjate bien que a la próxima lo harás tú

No hay comentarios:

Publicar un comentario