sábado, 29 de marzo de 2014

El perro verde




Ayer estuve de concierto, lo organizaba un colega y decidí ir. Entre grupos sonó esta canción que tenía yo olvidada. Entonces pensé que igual soy yo ese perro verde que trata de juntar el agua con aceite.
Pensé entonces que aquel era mi sitio y que después de bailar con la mala suerte huí, me bebí la razón, me fumé el corazón y ahora ando perdido buscando donde no es. Que no encuentro mi sitio en este mundo que se me queda pequeño y por eso invento otros mundos donde los besos saben a besos (Y los tomates a tomate) donde otro yo vive historias de amor.

Hace ya tiempo que tengo esa sensación de que el destino se equivocó conmigo ¿O quizás fui yo el que erró? Quizás debería haber hecho algo que no hice. Entonces recuerdo algunas chicas que pasaron por mi vida y que noté química, esa química que tanto busco ahora. Algunas recuerdo hasta su nombre.
Quizás una de ellas estaba destinada a ser mi Penelope y la dejé pasar, por no tener la desvergüenza de preguntar el número de teléfono o el descaro de pedir una cita.
Quizás confié demasiado en que el destino nos volviera a juntar como siempre pasa en las canciones y el destino me la jugó o me falló.

Puede que debería haber perseverado en alguna ocasión y no lo hice ¡Las relaciones son tan complicadas! Las mujeres muchas veces dicen que no cuando quieren decir que sí sólo para hacer las interesantes. Hay tantos juegos que no entiendo.   

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