miércoles, 19 de marzo de 2014

Tercer intento


El otro día hice un tercer intento. Curiosamente, mi caballo negro permanecía indiferente y era el caballo blanco el que me empujaba a dejarlo estar, a pasar de largo.

El lunes, hablamos por el chat. Le dije que pasaría a por ñora, un bote pequeño de excusas en conserva. Pero las cosas cambiaron. Otra se ofreció a hacer la salsa y ya no me hacía falta.
“La ñora es lo de menos -Me decía mi caballo negro- Ya la gastarás”

Mi caballo blanco en cambio, me empujaba un día tras otro a dejarlo para mañana.
Sin embargo, el Viernes me encontré un mensaje en el chat:
-No puedo venir.
-Entonces ¿Quién hará la salsa?
-Pues la hago yo -Dije yo.
“Mierda, entonces necesito la ñora, tengo que pasarme a verla”

Pero había quedado y se me hacía tarde, así que tuve que ir con prisas. Me pasé en un momento.
Entré y no estaba sola, pero ya se iban. En otra ocasión hubiera esperado media vida si hubiera hecho falta, habría llegado tarde a donde fuer por hablar cinco minutos con ella, pero ayer no.
Hablamos de cosas banales, ella me sonría y yo me reía. Luego quedamos que me avisaría cuando tuviera longaniza farcida de recuerdos. O sea, que habrá una cuarta visita no sé cuando.
Desde entonces vengo analizando el brillo de su mirada, creo que se alegra de verme aunque todavía no tengo claro sí sabe quién soy.
“Ahora ya sé quién eres, disculpa por no haberte reconocido”
Es una frase muy estándar. Incluso puede que me confunda con otro. Lo normal es que hubiera dicho mi nombre, ese nombre que yace en el olvido pues murió el día que dejamos de vernos. El día que murió para resurgir de mis cenizas y  convertirme en ave fénix.
Lo que más me sorprendió fue cuando nuestras manos se tocaron. Para mí el contacto es muy importante, transmite toda clase de energías y sensaciones pero esta vez no. Fue un simple contacto, dos manos que se rozan en un gesto rutinario. Pero debería haber sido mucho más, o por lo menos algo. Nada significa que todo pasó, que ya es historia.

Supongo que venció el caballo blanco, después de tantos años venció la razón al corazón. Porque después de tantos años,  tengo  bastante claro como debe ser mi pareja y ella no entra en el perfil ¿Entonces?

Llevo días tiempo analizando los paralelismos. He visto algunas fotos suyas por ahí, las típicas. Cada una me recuerda a otra que tengo yo, cuando estaba con Circe ¿Qué significa eso? Quizás el destino me hizo un cambio ¿O quizás me dio gato por liebre?

¿Quién sabe cómo habría sido mi vida a su lado? Eso nunca lo sabremos.
-”Si te hubieras casado conmigo, igual estarías ahora con él, criticándome en el asiento trasero de su coche”.
Eso dije yo en cierta ocasión cuando estaba al otro lado (En el lado oscuro) y sé que ahora debo aplicármelo pero no es tan fácil. Como si la vida (Otra vez) Me hiciera otro juego de trileros para enseñarme el otro lado de las cosas.
Puede que no sean tan diferentes ¿Podría Penelope llegar a convertirse en Circe? Parece imposible pero a fin de cuentas, nunca hubiera dicho que aquella morena bajita que pedía perdón cuando la pisaban se iba a convertir en la hechicera Circe y me iba a enseñar el camino al infierno. A fin de cuentas, todos tenemos un lado oscuro.
Tengo claro que mi corazón se equivocó con ella pero luego el destino también se equivocó. Entonces ¿Qué hacer? ¿Conoceré algún día a una chica inteligente capaz de tocarme el alma?
Mi carta astral dice no.


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