Después
de más de un año, sabiendo que debía cambiar de oficio al final me
he decidido. Me costó mucho tomar la decisión pero en cuanto me
salió la oportunidad no dudé, pues sabía que era el momento de
saltar al vacío.
Desde entonces llevo un mes dandole vuelas a la cabeza, mirando a
través de la red todo tipo de oportunidades. Recorriendo la ciudad
y fijando la vista en cada local vacío, cada letrero de “Se
alquila”, fijandome en los trastos por el suelo que quedaban
después de haber pasado el huracan de la crisis.
Para
otros es “Un local más que cierra” pero yo sé que cada local
cerrado es un sueño roto y probablemente una familia arruinada
porque yo sé que en este país las aventuras empresariales que
fracasan se pagan con la ruina familiar y el embargo de todos los
bienes, perdón corrijo: Las aventuras de la gente honrada.
He
mirado y he vuelto a mirar todo tipo de negocios, de nuevos, de
antiguos, etcetera. Buscando uno que ilusionara a mi triste corazón.
Cada uno con sus pros y sus contras, evaluando posibilidades,
preguntando, pidiendo información, recibiendo toneladas de
propaganda diciendote que te vas a ganar muy bien la vida pero si
garantizarte nada, diciendome que voy a formar parte de una gran
empresa cuando a mí me gusta más ser cabeza de ratón que cola de
león.
Pues
después de mucho cavilar me he decidido por un proyecto que puede
que llevara tiempo en mi cabeza rondando, como una idea tonta, pero
que creo que puede funcionar, lo bueno es que será la primera vez
que no tenga una espada de Damocles en forma de letras mayusculas que
pagar a final de mes aunque como ya he dicho antes en este país es
díficil escapar de un negocio “limpio”. Aunque en el último he
tenido suerte ¿Quién sabe la proxima vez?
Porque
ahora empiezo un proyecto que es nuevo para mí, del que desconozco
muchas cosas pero espero salir aíroso, aunque eso el tiempo lo dirá.
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