martes, 26 de octubre de 2010

Historia de Phoenix VIII

Al día siguiente cuando me desperté, Yanira me estaba abrazando, sentí un escalofrío por la espalda desde que era pequeño que nadie me había abrazado o dado cariño, las aves fénix además de ser solitarios, somos de fuego por lo que no podemos tener mucho contacto con otros seres sin quemarlos. Notar su pequeño abrazo era una sensación que tenia ya olvidada pero que no me dejaba indiferente.

No me atreví a moverme hasta que ella despertó

-Buenos días ¿Has dormido bien?
-Genial, gracias por dejarme dormir aquí contigo
-De nada, ahora te acompañaré con tus amigos
-Bueno vale

Me fijé que fruncía un poco el ceño y ponía cara tristona, eso era difícil en ella así que pregunté:

-¿Que pasa? ¿No te hace gracia?
-Es que, están un poco enfadados conmigo
-¿Por qué?
-Digamos que yo tuve la culpa de que capturaran a la reina
-¿Como?
-Zanna vio que iba a caer en una trampa y vino a salvarme, entonces fue cuando la capturaron
-De todas formas debes ir con ellos por que yo voy a ir a ver que hacen los trols y no quiero que vengas conmigo
-Está bien

Bajamos al bosque y la llevé con Zanna

-¿Donde te habías metido? Estábamos preocupados
-Tenia miedo y le pedí a Phoenix que me dejara quedarme con él
-Bueno, me parece bien, debes de tener mucho cuidado, sobretodo hasta el día del equinocio, los trols seguro que intentaran algo
-Ya, por eso me voy a acercar a su cueva a vigilarles, cuida de Yanira que no se meta en líos

Me acerqué hasta la cueva, me posé en un árbol cercano y me quedé observándolos durante un rato, estaban llenos de quemaduras aunque tampoco no había ningún herido grave ni muerto, mucho mejor, no quería tener ese cargo sobre mi conciencia.

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