San Valentin

Este domingo es San Valentín, otra fiesta romana adaptada al cristianismo, para mí es un día especial, hará 15 años que recibí un regalo curioso: unas llaves.

Las llaves son siempre un símbolo, estas lo eran de que dejaba de vivir con mis padres para lanzarme al abismo de una vida en común, ese fue el primero de 5.000 días de convivencia con la que entonces era mi novia, 5.000 noches compartiendo cama y también, 166 luchas para llegar a fin de mes, por que la convivencia conlleva compartirlo todo “en lo bueno y en lo malo” que nos dijo el vice-alcalde que nos casó tiempo más tarde, han habido meses de apuros y meses de opulencia, de problemas y de felicidad, de alegrías y de llantos, todo cabe y todo pasa.

 Siempre me he preguntado que como habría sido mi vida si ese día hubiera preferido quedarme en casa de mis padres, pero eso nunca se sabe, supongo que el destino al final coge su camino aunque a veces me pregunto como hubiera sido mi vida si ese 31 de Diciembre no hubiera cambiado de opinión, si esa tarde de verano no hubiera cogido mi moto para ir a hablar con ella, si ese sábado de invierno Selene no se hubiera ido tan pronto para casa, todo eso es ficción pero me gusta.

 Recuerdo que, al abandonar el calor del hogar paterno veía el futuro como un abismo del que es imposible vislumbrar nada, saber como será el día de mañana, lo gracioso es que cuando lo veía definido: mi casa, mis hijos, mi esposa, mi trabajo, todo se desvaneció delante de mis ojos y ahora, vuelvo a no ver el futuro como un abismo oscuro.

Sin embargo ahora, tengo otra compañía en mi cama y supongo que otra cuenta va sumando sin que nadie pueda saber hasta donde llegará, supongo que así es la vida.