viernes, 10 de mayo de 2013

Mejor amigo




El otro día mi novia se puso a llorar porque su mejor amiga se iba a pasar el verano a Ibiza. Dice que la va echar de menos aunque podrán
hablar a diario por el wapsap o podrá saber de ella por el facebook.

A mí nunca me ha gustado la etiqueta de "Mejor amigo" porque es como si despreciaras a los demás. Tampoco es una etiqueta de me guste cambiarla de uno a otro como puedan hacer en una empresa con el empleado del mes.

Además, pienso que un buen amigo lo sigue siendo aunque te pases años sin verlo. Sé de lo que hablo, más de uno me lo ha demostrado. Aunque una vez sí puse esa etiqueta a un buen amigo con el que compartí muchas cosas, muchas experiencias.

Por eso me acordé de él cuando mi novia se puso a llorar y sentí un vacío porque yo sí hace años que no sé de él.
Se fue hace ya muchos años con una novia hippie que tenía entonces, se fue a vivir lejos, muy lejos. Dicen que porque tenía ganas de cambiar de vida aunque es posible que tuviera algo que ver el hecho que debiera pasta a gente a la que no le gusta que les deban pasta. Quizás por eso nunca ha intentado ponerse en contacto ni conmigo ni con nadie.

En los últimos años sé más bien poco de que ha sido de su vida y lo que sé, no se puede contar porque está bastante fuera de la ley.

Por eso cuando alguien me pregunta por él, siempre digo que no sé nada porque nunca sé a oídos de quién pueda llegar.

Su abuelo estaba convencido de que se moriría sin volverlo a ver. Yo, ahora con edad suficiente para ser abuelo creo que también pero que me nos encontraremos en el infierno (¿Los ateos podemos creer en el infierno?) y mientras nos asemos durante toda la eternidad comentaremos como nos ha tratado la vida. Como le fue con aquella hippie (Sé que mal) o como me fue a mí con aquella punkie (También mal). Cuantas más pasaron por nuestros corazones y tantas cosas más.

jueves, 9 de mayo de 2013

Fa vint any que tinc vint anys




Pensaba que llevaba veinte años teniendo veinte años pero ya no tengo fuerza y siento mi alma muerta. Hace tiempo que no siento hervir mi sangre ni me capaz de cantar si otro canta.
No quiero alzar la voz por la tempestad que esta cayendo, no porque un ruiseñor venga a cantar.

No quiero cantar al amor, ni al primero ni al ultimo, aunque te haga sufrir, aunque un día lo vivas no vale la pena.

Postdata: Quiero pedir disculpas a Serrat por destrozar su canción de la manera que lo he hecho


lunes, 26 de noviembre de 2012

Él no mató a Bin Laden

El otro día un amiga vino al Dotzè y me dijo:

-¿Sabes que se ha suicidado el escritor?

No sé porqué pero no me sorprendió la noticia, quizás por su enfermedad mental, David (Al que ella llama así) era esquizofrenico, quizás por su carácter solitario. Ambas cosas hacen que llegar a la depresión prevía al suicidio sea más fácil. Siempre se ha dicho que la risa y los amigos (Reales eso sí) son la mejor medicina.

Por eso, cuando un amigo se suicida te queda el sabor amargo de pensar que, quizás podrías haberlo evitado, quizás una llamada, un abrazo sin venir a cuento, una conversación agradable habrían podido animarlo un poco  y evitar que diera ese paso que no tiene vuelta atrás.

De hecho, nunca olvidaré algún caso de saber que estuve hablando con el suicida las horas previas de cometer ese trágico error como si el suicidio fuera una decisión de última hora como ir a cenar fuera que se pudiera cambiar con sólo contemplar un amanecer como en «l'Empordà» .

No voy a decir que fueramos amigos apenas habíamos hablado unas cuantas veces, pero compartíamos la afición por escribir que últimamente tengo tan olvidada, de hecho, él me animó a hacer algo más que escribir en este blog y puede que algún le haga caso, siga sus pasos y escriba una novela.

Tampoco sé si su libro «Yo maté a Bin Laden» se revalorizará ahora que ha muerto el autor.

viernes, 28 de septiembre de 2012

El barrio de los sueños rotos

 
Subí apresuradamente las escaleras mientras miraba el reloj: Las nueve y diez. Llegaba tarde pero no demasiado, en cuanto toqué el timbre me abrió el padre Miguel.
-Hola, gracias por venir, pasa, te estamos esperando

Entré en la casa del cura, era una casa sencilla como todas en nuestro barrio, pisos pequeños sin ascensor y muebles viejos, estaba llena de santos, vírgenes y ángeles adornando todas las paredes. Cuando entré en el comedor me sorprendió ver un poster de Maquiavelo entre tanto santo, supongo que para ser sacerdote en nuestro barrio debía aplicar muchas veces aquello de que el fin justifica los medios porque en nuestro barrio nada es blanco o negro... Todo son grises.

Entonces observé los otros miembros de la reunión: Sonia, la madame acariciando su lindo perrito, llevaba un vestido rojo tremendamente provocativo, pienso que demasiado corto y con demasiado escote para ir a la casa de un cura pero Sonia es como es. La conozco de toda la vida, de hecho estuve saliendo con ella a los 18 años. Cuando eramos unos adolescentes llenos de sueños. Yo trabajaba de peón en la construcción y ella soñaba con ser cualquier cosa en la vida menos una puta como su madre, por desgracia a mí me pillaron una noche haciendo una gasolinera y me pasé tres años en el talego, después nadie me daba trabajo, por suerte había hecho amigos dentro que me dieron la posibilidad de ganarme la vida.

Ella buscó trabajos honrados pero todos los que le daban un puesto, ya fuera de dependienta o en una fabrica sólo la contrataban por una curiosidad: Si la chupaba tan bien como su madre. Por eso decidió ir al sitio que le correspondía, donde el que quisiera sexo con ella tuviera que pagar. Por suerte era muy guapa y de joven se la rifaban por eso consiguió hacer dinero y ser la madame del garito del barrio.

A su lado, está Gregorio sentado, el policía local, también es del barrio, de niño era un abusón, supongo que por eso se hizo madero, para poder seguir dando palizas sin problema. En el otro sofá, Jaime el concejal del ayuntamiento, en clase era el más torpe pero su tío lo enchufó en el partido y así vivía sin dar golpe. Entonces empezó a hablar el padre Miguel.

-Gracias a todos por venir, os preguntareis porqué. Pues bien, ya sé que no somos muy amigos y creo que desde aquella noche loca de San Juan no habíamos estado los cuatro juntos

Esa referencia me sorprendió, casi no la recordaba, eramos unos chicos que salimos juntos esa noche por los barrios ricos, recuerdo que Jaime. quiso hacer la gracia y metió un trueno en el tubo de escape del coche del alcalde, aquel coche debía tener un problema de inyección, quemaba mal la gasolina y por eso se acumulaba en el escape... fue una hoguera preciosa. Luego fuimos a bañarnos de madrugada al pantano como manda la tradición la noche de San Juan, entonces recuerdo que Miguelito estaba colado por Sonia desde siempre y se le declaró allí mismo: Desnudos al amanecer. Pero ella me prefirió a mí ¿Quizás por eso se hizo cura? «Quien sabe» pienso mientras observo que sus ojos no se desvían del balcón de su generoso escote.

-Pero creo que a pesar de nuestras diferencias todos queremos este barrio y debemos unirnos para defenderlo de la invasión de moros que lo están jodiendo.
-La solución es muy fácil: Que los detenga - dije yo señalando a Gregorio
-Sabes que no puedo hacerlo sin pruebas o me acusaran de racista
-¿Qué no tienes pruebas? Pero si venden la droga en la puerta del instituto
-Sabes perfectamente que pillando al pringao de turno con 20 euros de chocolate no solucionamos el problema, necesito saber donde la mueven
-Esta bien, la traen en un camión, un trailer matricula francesa y lo conduce un tal Abberraman, gordo, feo y le encata pegar a las tías - intervino Sonia - pero yo, no he dicho nada
-Ves, eso es una ayuda ¿Y donde la esconden? ¿En el locutorio?
-No - Dije yo con condescendencia - Tienen un piso en la calle Espronceda, allí tienen un laboratorio donde la cortan con mierda y de un quilo sacan tres
-Mira quien habla
-Perdona, no compares, yo no vendo mierda y por supuesto, no se la vendo a los niños... no se la vendo a nuestros hijos
-Señores, por favor, tengamos la fiesta en paz, estamos aquí para defender nuestro barrio de un enemigo común
-Esta bien, Gregorio, dame un email y te enviaré detalles para que los puedas empapelar, pero que quede claro que no soy tu chivato
-Por supuesto, que quede claro que esto no cambia nada entre nosotros, no te debo nada

viernes, 24 de agosto de 2012

El Ebro


Hace ya muchos años, en el siglo pasado, estuve trabajando un verano a la vera del Ebro. Habían construido un puente en Benifallet y nosotros hacíamos la carretera que unía dicho puente con Xerta.

Dicha carretera iba paralela al río y sesgaba todo su paisaje. La cuestión es que me pasé todo aquel verano en su orilla y él fue un mudo amigo que escucha mis confesiones, entonces yo sólo tenia un problema, sólo una cosa ocupaba mi mente, bueno, sólo una chica.

Desde entonces observar sus caudalosas aguas me transmite tranquilidad, me ayuda a pensar.

Años después me tocó también a la orilla del Ebro hacer la mili, nueve meses que tuve que servir a una patria que me considera un polaco. Entonces, cuando me volví a encontrar delante de sus aguas y mientras lo miraba sentí que él también me miraba a mí. Y observaba extrañado como había cambiado en unos años que para el Ebro es como un suspiro.

Me pregunto ¿Qué sentiré el domingo cuando vuelva a tocar sus aguas? Sé lo que él verá, me lo imagino, yo mismo me miro en el espejo y veo a un abuelo de cabello gris decepcionado por la vida.

Seguramente se preguntará qué ha pasado en veinte años para que aquel niño enamorado se haya convertido en lo que hoy tiene delante. Supongo que han pasado unas cuantas historias de amor/desamor, que he mirado a la muerte a la cara, he recorrido desiertos y montañas, que he estado en el paraíso y me echaron por aburrido, luego estuve en el infierno y también me echaron, esta vez por ser demasiado bueno.

Incluso en mi odisea particular llegué a la isla de Ogigia donde Calipso me  retuvo agasajándome con cariño unos días, que se convirtieron en años. Pero igual que hizo Ulises, ha llegado el momento de partir rumbo a Itaca, el problema es que no sé que rumbo coger, no sé donde está mi Itaca ni si hay una Penélope esperándome.

martes, 17 de julio de 2012

Después de varios años sabiendo que debía cambiar de oficio,  después de costarme mucho decidirme, retrasandolo por miedo a dar el salto y viendo que hacía, que hacía tarde. Por fin, dí el salto, vendí la maquina con la que me había ganado la vida los últimos diez años  y me puse a buscar qué hacer, buscaba algo... que me ilusionase, un proyecto que animase mi triste corazón.

Poco a poco fuí desestimando cosas porque, la cosa está muy mal para aventuras, tampoco tengo margen de error, ya me gustaría tener dinero para «Aguantar unos meses mientras la cosa funciona».

Después de darle muchas vueltas recuperé una antigua ilusión, un proyecto que nunca que había vuelto loco, entré en un pub y me gustó, estaba distribuido por zonas, era un local tranquilo aunque había ambiente, no estaba lleno, porque en los tiempos que corren es muy díficil.

Me lo imaginé decorado a mi gusto y me pareció que podía quedar bien, que podía ser un buen sitio, no el trabajo de mi vida, pero un sitio donde poder estar a gusto... y ganarme la vida.

Entonces llegó el salto al vacío, y entrar a ciegas en un mundo que desconozco, organizar neveras, bebidas, preparar listas de precios, etc. aunque una cosa que no cambia es negociar con los representantes, ya vendan cerveza o aceite de motor, siempre hay el mismo tira y afloja, que hace  que hace nunca sepas cual es el verdadero margen que tienen... y hasta donde te podrían llegar a bajar.

Así llegó el momento en que me dieron las llaves, entonces entras y ves todo lo que habría que arreglar, es imposible arreglarlo todo, imposible economicamente hablando, decides arreglar cuatro cosas antes de abrir y lo demás ya se irá haciendo.

-»Lo que no arregles antes de abrir no los arreglarás»- Te dicen
-»Pues se quedará así»

Al final abres, y no es como te esperabas, empiezas a pensar en excusas por que la gente no entra, vas arreglando cosas como puedes pero te decepcionas cuando ves que no se hace caja, por suerte sé que llevo buen camino y tengo la esperanza que pronto empezará a funcionar la cosa.

Pero bueno, sé que he escogido una buena senda y que debo seguirla, si puedo seguir claro, pero debo hacer lo posible por aguantar y ya llegaran los frutos.

sábado, 7 de julio de 2012

Recuerdos y olvidos


Ahora he entrado en un grupo de cafe de escritores  donde vamos haciendo relatos, este es el primero


Andaba yo paseando con mi hijo cuando pasamos por un parque donde las madres llevaban a sus hijos, mientras los niños juegan ellas forman corrillos y se dedican a ponerse al día de cotilleos.

Cuando pasé por su lado observé que se me quedaron mirando, yo les dirigí una sonrisa y continué mi camino.
-¿Puedo columpiarme un rato?
-Claro que sí, hijo

Mientras observaba a mi hijo que corría hasta los columpios y se subía en uno libre, no sé porqué pero me acordé de Penélope, era una chica morena no muy alta de pelo largo y mirada tierna, fue mi primer amor, teníamos quince años y yo estaba locamente enamorado de ella. Ella en cambio me dijo lo peor que te puede decir una chica que te gusta:
-“Es que te quiero sólo como amigo”

Así me convertí en su mejor amigo y durante unos años me contaba siempre sus cosas, sobre todo sus devaneos amorosos. Cuando me decía:
-“¿Por qué fulanito no me quiere? ¿Por qué pasa de mí?”

Yo me hacía polvo por dentro deseando decirle que conmigo sería diferente, que yo la trataría bien y no la haría sufrir… Pero ella nunca tenia ojos para mí, aunque siempre buscara mi hombro para consolarse. Hasta que un día exploté

Al día siguiente me desperté triste y con resaca cuando sonó el teléfono.
-“Hola soy Penélope, me gustaría hablar contigo”
-Vale, después de comer me paso a verte
Pensaba que querría regañarme y recordarme mi etiqueta de “sólo amigos” pero no, para mí sorpresa me dijo que lo había pensado y podíamos probar.

Así empecé a salir con ella, aunque duramos poco, yo era feliz a su lado pero ella no tanto, a los dos meses me dejó y yo me sentí hundido, decidí entonces que borrarla de mi vida: Rompí todas sus fotos, me deshice de todo lo que me recordaba a ella, incluso dejé de ir por su barrio. Supongo que lo conseguí, ya no recuerdo su rostro, apenas que sus ojos eran negros y sus pechos grandes pero nunca olvidaré los buenos ratos que pasamos juntos y que a su lado era feliz. Es lo que tiene el primer amor.

Muchas veces me pregunto qué habrá sido de ella, me gustaría encontrármela un día y hablar un rato, para saber qué fue de su vida.

Seguía yo con mis pensamientos cuando volvió mi hijo del columpio y reemprendimos la marcha.
Entonces, en el corrillo de mujeres una dijo:
-Veis ese hombre que se va con su hijo, ese que ni siquiera me ha saludado, pues hace veinte años me juró amor eterno, para que veáis lo que vale la promesa de un hombre.