viernes, 25 de noviembre de 2011

Sueño del trabajo

 
El otro día sonó el despertador y me levanté de la cama para ir a trabajar, me preparé el café como siempre pero en lugar de azúcar le puse aspirina molida que alguien me recomendó era mucho mejor para el colesterol.

Para llegar a donde tenia el coche aparcado tuve que pasar por un puente colgante de cuerdas muy viejo, algunas tablas estaban rotas y había que saltarlas, otras estaban a punto, las oías crujir cuando las pisabas y se te encogía el estomago, te agarrabas a la cuerda que hace de barandilla, para no ser tú quien se fuera abajo.

Abajo corría un pequeño arroyo aunque no con suficiente agua para parar el golpe de una posible caída y habían muchas piedras puntiagudas a los lados.

Con la maquina estaba trabajando en un sitio extraño, debía ser una especie de zoo porque paseaban toda clase de animales por alrededor de mi maquina, un buitre carroñero se posó sobre la cabina y se me quedó mirando, yo me asusté y cerré la puerta aunque eso significaba pasar calor, porque ese día por alguna extraña razón no llevaba mi maquina con aire acondicionado, llevaba la antigua Guria 521 de mi padre.

Si no sabéis que es, os diré que era como el Seat 127 de las excavadoras, un hierro viejo, duro y lento que desaparecieron hace ya años, vamos lo que en el gremio llamamos: Un zarrio.

Al rato viene una chica a avisarme que es la hora de comer, nunca había trabajado con ella pero la recuerdo de ir juntos al colegio, se llama Sonia y en séptimo me gustaba aunque no he vuelto a saber de ella.

Entramos en un bar a comer y nos atiende una camarera muy simpática, la recuerdo aunque ahora mismo no pueda decir de que, nos sentamos y charlamos.

Mientras comemos, viene la camarera a traernos el segundo y me lanza una sonrisa, yo siento que me ruborizo porque, aunque nadie le haya dado la menor importancia, estoy desnudo y me da mucha vergüenza estar comiendo en un sitio público, con una vieja amiga completamente desnudo.

Pero no me preocupa demasiado porque hace ya rato que me he dado cuenta que estoy soñando así que abro los ojos y miro la hora del despertador: ¡Las siete y media!
Otra vez ha sonado el despertador y no lo he oído ¿O sí?

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