lunes, 26 de noviembre de 2012

Él no mató a Bin Laden

El otro día un amiga vino al Dotzè y me dijo:

-¿Sabes que se ha suicidado el escritor?

No sé porqué pero no me sorprendió la noticia, quizás por su enfermedad mental, David (Al que ella llama así) era esquizofrenico, quizás por su carácter solitario. Ambas cosas hacen que llegar a la depresión prevía al suicidio sea más fácil. Siempre se ha dicho que la risa y los amigos (Reales eso sí) son la mejor medicina.

Por eso, cuando un amigo se suicida te queda el sabor amargo de pensar que, quizás podrías haberlo evitado, quizás una llamada, un abrazo sin venir a cuento, una conversación agradable habrían podido animarlo un poco  y evitar que diera ese paso que no tiene vuelta atrás.

De hecho, nunca olvidaré algún caso de saber que estuve hablando con el suicida las horas previas de cometer ese trágico error como si el suicidio fuera una decisión de última hora como ir a cenar fuera que se pudiera cambiar con sólo contemplar un amanecer como en «l'Empordà» .

No voy a decir que fueramos amigos apenas habíamos hablado unas cuantas veces, pero compartíamos la afición por escribir que últimamente tengo tan olvidada, de hecho, él me animó a hacer algo más que escribir en este blog y puede que algún le haga caso, siga sus pasos y escriba una novela.

Tampoco sé si su libro «Yo maté a Bin Laden» se revalorizará ahora que ha muerto el autor.

viernes, 28 de septiembre de 2012

El barrio de los sueños rotos

 
Subí apresuradamente las escaleras mientras miraba el reloj: Las nueve y diez. Llegaba tarde pero no demasiado, en cuanto toqué el timbre me abrió el padre Miguel.
-Hola, gracias por venir, pasa, te estamos esperando

Entré en la casa del cura, era una casa sencilla como todas en nuestro barrio, pisos pequeños sin ascensor y muebles viejos, estaba llena de santos, vírgenes y ángeles adornando todas las paredes. Cuando entré en el comedor me sorprendió ver un poster de Maquiavelo entre tanto santo, supongo que para ser sacerdote en nuestro barrio debía aplicar muchas veces aquello de que el fin justifica los medios porque en nuestro barrio nada es blanco o negro... Todo son grises.

Entonces observé los otros miembros de la reunión: Sonia, la madame acariciando su lindo perrito, llevaba un vestido rojo tremendamente provocativo, pienso que demasiado corto y con demasiado escote para ir a la casa de un cura pero Sonia es como es. La conozco de toda la vida, de hecho estuve saliendo con ella a los 18 años. Cuando eramos unos adolescentes llenos de sueños. Yo trabajaba de peón en la construcción y ella soñaba con ser cualquier cosa en la vida menos una puta como su madre, por desgracia a mí me pillaron una noche haciendo una gasolinera y me pasé tres años en el talego, después nadie me daba trabajo, por suerte había hecho amigos dentro que me dieron la posibilidad de ganarme la vida.

Ella buscó trabajos honrados pero todos los que le daban un puesto, ya fuera de dependienta o en una fabrica sólo la contrataban por una curiosidad: Si la chupaba tan bien como su madre. Por eso decidió ir al sitio que le correspondía, donde el que quisiera sexo con ella tuviera que pagar. Por suerte era muy guapa y de joven se la rifaban por eso consiguió hacer dinero y ser la madame del garito del barrio.

A su lado, está Gregorio sentado, el policía local, también es del barrio, de niño era un abusón, supongo que por eso se hizo madero, para poder seguir dando palizas sin problema. En el otro sofá, Jaime el concejal del ayuntamiento, en clase era el más torpe pero su tío lo enchufó en el partido y así vivía sin dar golpe. Entonces empezó a hablar el padre Miguel.

-Gracias a todos por venir, os preguntareis porqué. Pues bien, ya sé que no somos muy amigos y creo que desde aquella noche loca de San Juan no habíamos estado los cuatro juntos

Esa referencia me sorprendió, casi no la recordaba, eramos unos chicos que salimos juntos esa noche por los barrios ricos, recuerdo que Jaime. quiso hacer la gracia y metió un trueno en el tubo de escape del coche del alcalde, aquel coche debía tener un problema de inyección, quemaba mal la gasolina y por eso se acumulaba en el escape... fue una hoguera preciosa. Luego fuimos a bañarnos de madrugada al pantano como manda la tradición la noche de San Juan, entonces recuerdo que Miguelito estaba colado por Sonia desde siempre y se le declaró allí mismo: Desnudos al amanecer. Pero ella me prefirió a mí ¿Quizás por eso se hizo cura? «Quien sabe» pienso mientras observo que sus ojos no se desvían del balcón de su generoso escote.

-Pero creo que a pesar de nuestras diferencias todos queremos este barrio y debemos unirnos para defenderlo de la invasión de moros que lo están jodiendo.
-La solución es muy fácil: Que los detenga - dije yo señalando a Gregorio
-Sabes que no puedo hacerlo sin pruebas o me acusaran de racista
-¿Qué no tienes pruebas? Pero si venden la droga en la puerta del instituto
-Sabes perfectamente que pillando al pringao de turno con 20 euros de chocolate no solucionamos el problema, necesito saber donde la mueven
-Esta bien, la traen en un camión, un trailer matricula francesa y lo conduce un tal Abberraman, gordo, feo y le encata pegar a las tías - intervino Sonia - pero yo, no he dicho nada
-Ves, eso es una ayuda ¿Y donde la esconden? ¿En el locutorio?
-No - Dije yo con condescendencia - Tienen un piso en la calle Espronceda, allí tienen un laboratorio donde la cortan con mierda y de un quilo sacan tres
-Mira quien habla
-Perdona, no compares, yo no vendo mierda y por supuesto, no se la vendo a los niños... no se la vendo a nuestros hijos
-Señores, por favor, tengamos la fiesta en paz, estamos aquí para defender nuestro barrio de un enemigo común
-Esta bien, Gregorio, dame un email y te enviaré detalles para que los puedas empapelar, pero que quede claro que no soy tu chivato
-Por supuesto, que quede claro que esto no cambia nada entre nosotros, no te debo nada

viernes, 24 de agosto de 2012

El Ebro


Hace ya muchos años, en el siglo pasado, estuve trabajando un verano a la vera del Ebro. Habían construido un puente en Benifallet y nosotros hacíamos la carretera que unía dicho puente con Xerta.

Dicha carretera iba paralela al río y sesgaba todo su paisaje. La cuestión es que me pasé todo aquel verano en su orilla y él fue un mudo amigo que escucha mis confesiones, entonces yo sólo tenia un problema, sólo una cosa ocupaba mi mente, bueno, sólo una chica.

Desde entonces observar sus caudalosas aguas me transmite tranquilidad, me ayuda a pensar.

Años después me tocó también a la orilla del Ebro hacer la mili, nueve meses que tuve que servir a una patria que me considera un polaco. Entonces, cuando me volví a encontrar delante de sus aguas y mientras lo miraba sentí que él también me miraba a mí. Y observaba extrañado como había cambiado en unos años que para el Ebro es como un suspiro.

Me pregunto ¿Qué sentiré el domingo cuando vuelva a tocar sus aguas? Sé lo que él verá, me lo imagino, yo mismo me miro en el espejo y veo a un abuelo de cabello gris decepcionado por la vida.

Seguramente se preguntará qué ha pasado en veinte años para que aquel niño enamorado se haya convertido en lo que hoy tiene delante. Supongo que han pasado unas cuantas historias de amor/desamor, que he mirado a la muerte a la cara, he recorrido desiertos y montañas, que he estado en el paraíso y me echaron por aburrido, luego estuve en el infierno y también me echaron, esta vez por ser demasiado bueno.

Incluso en mi odisea particular llegué a la isla de Ogigia donde Calipso me  retuvo agasajándome con cariño unos días, que se convirtieron en años. Pero igual que hizo Ulises, ha llegado el momento de partir rumbo a Itaca, el problema es que no sé que rumbo coger, no sé donde está mi Itaca ni si hay una Penélope esperándome.

martes, 17 de julio de 2012

Después de varios años sabiendo que debía cambiar de oficio,  después de costarme mucho decidirme, retrasandolo por miedo a dar el salto y viendo que hacía, que hacía tarde. Por fin, dí el salto, vendí la maquina con la que me había ganado la vida los últimos diez años  y me puse a buscar qué hacer, buscaba algo... que me ilusionase, un proyecto que animase mi triste corazón.

Poco a poco fuí desestimando cosas porque, la cosa está muy mal para aventuras, tampoco tengo margen de error, ya me gustaría tener dinero para «Aguantar unos meses mientras la cosa funciona».

Después de darle muchas vueltas recuperé una antigua ilusión, un proyecto que nunca que había vuelto loco, entré en un pub y me gustó, estaba distribuido por zonas, era un local tranquilo aunque había ambiente, no estaba lleno, porque en los tiempos que corren es muy díficil.

Me lo imaginé decorado a mi gusto y me pareció que podía quedar bien, que podía ser un buen sitio, no el trabajo de mi vida, pero un sitio donde poder estar a gusto... y ganarme la vida.

Entonces llegó el salto al vacío, y entrar a ciegas en un mundo que desconozco, organizar neveras, bebidas, preparar listas de precios, etc. aunque una cosa que no cambia es negociar con los representantes, ya vendan cerveza o aceite de motor, siempre hay el mismo tira y afloja, que hace  que hace nunca sepas cual es el verdadero margen que tienen... y hasta donde te podrían llegar a bajar.

Así llegó el momento en que me dieron las llaves, entonces entras y ves todo lo que habría que arreglar, es imposible arreglarlo todo, imposible economicamente hablando, decides arreglar cuatro cosas antes de abrir y lo demás ya se irá haciendo.

-»Lo que no arregles antes de abrir no los arreglarás»- Te dicen
-»Pues se quedará así»

Al final abres, y no es como te esperabas, empiezas a pensar en excusas por que la gente no entra, vas arreglando cosas como puedes pero te decepcionas cuando ves que no se hace caja, por suerte sé que llevo buen camino y tengo la esperanza que pronto empezará a funcionar la cosa.

Pero bueno, sé que he escogido una buena senda y que debo seguirla, si puedo seguir claro, pero debo hacer lo posible por aguantar y ya llegaran los frutos.

sábado, 7 de julio de 2012

Recuerdos y olvidos


Ahora he entrado en un grupo de cafe de escritores  donde vamos haciendo relatos, este es el primero


Andaba yo paseando con mi hijo cuando pasamos por un parque donde las madres llevaban a sus hijos, mientras los niños juegan ellas forman corrillos y se dedican a ponerse al día de cotilleos.

Cuando pasé por su lado observé que se me quedaron mirando, yo les dirigí una sonrisa y continué mi camino.
-¿Puedo columpiarme un rato?
-Claro que sí, hijo

Mientras observaba a mi hijo que corría hasta los columpios y se subía en uno libre, no sé porqué pero me acordé de Penélope, era una chica morena no muy alta de pelo largo y mirada tierna, fue mi primer amor, teníamos quince años y yo estaba locamente enamorado de ella. Ella en cambio me dijo lo peor que te puede decir una chica que te gusta:
-“Es que te quiero sólo como amigo”

Así me convertí en su mejor amigo y durante unos años me contaba siempre sus cosas, sobre todo sus devaneos amorosos. Cuando me decía:
-“¿Por qué fulanito no me quiere? ¿Por qué pasa de mí?”

Yo me hacía polvo por dentro deseando decirle que conmigo sería diferente, que yo la trataría bien y no la haría sufrir… Pero ella nunca tenia ojos para mí, aunque siempre buscara mi hombro para consolarse. Hasta que un día exploté

Al día siguiente me desperté triste y con resaca cuando sonó el teléfono.
-“Hola soy Penélope, me gustaría hablar contigo”
-Vale, después de comer me paso a verte
Pensaba que querría regañarme y recordarme mi etiqueta de “sólo amigos” pero no, para mí sorpresa me dijo que lo había pensado y podíamos probar.

Así empecé a salir con ella, aunque duramos poco, yo era feliz a su lado pero ella no tanto, a los dos meses me dejó y yo me sentí hundido, decidí entonces que borrarla de mi vida: Rompí todas sus fotos, me deshice de todo lo que me recordaba a ella, incluso dejé de ir por su barrio. Supongo que lo conseguí, ya no recuerdo su rostro, apenas que sus ojos eran negros y sus pechos grandes pero nunca olvidaré los buenos ratos que pasamos juntos y que a su lado era feliz. Es lo que tiene el primer amor.

Muchas veces me pregunto qué habrá sido de ella, me gustaría encontrármela un día y hablar un rato, para saber qué fue de su vida.

Seguía yo con mis pensamientos cuando volvió mi hijo del columpio y reemprendimos la marcha.
Entonces, en el corrillo de mujeres una dijo:
-Veis ese hombre que se va con su hijo, ese que ni siquiera me ha saludado, pues hace veinte años me juró amor eterno, para que veáis lo que vale la promesa de un hombre.   

lunes, 18 de junio de 2012

Recorrido por el río Nacimiento





Cinco municipios componen esta comarca almeriense, entre los que se encuentra el que le da nombre: El pueblo de Nacimiento. Al ser tierras del interior, se presenta como un enclave especialmente indicado para aquellos viajeros amantes de la naturaleza y de lo típicamente rural. Pero además de bellos paisajes, el visitante se verá sorprendido por joyas del patrimonio histórico andaluz como es la mezquita del siglo XIII en el municipio de Fiñana. Declarado Monumento Histórico-Artístico, hoy es templo cristiano dedicado a Nuestro Padre Jesús.





La localidad de Fiñana se fundó en la época del Imperio Romano, aunque en su término municipal se han encontrado cistas circulares o, lo que es lo mismo, enterramientos, de la prehistoria.
A pesar de haber sido fundada por los romanos, han sido los árabes los que han dejado más huella en su territorio. Así, este pueblo almeriense cuenta con una alcazaba, fortaleza árabe levantada entre los siglos IX y X, de la que se conservan tres torreones y algunos muros
Además, la mezquita de Fiñana fue declarada monumento nacional en el año 1984; se construyó entre los siglos XII y XIII y guarda en su interior una imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno del siglo XVII. También se conservan unos baños árabes del siglo XIV.
El patrimonio cultural de Fiñana se completa con la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, levantada en el siglo XVI y con un bello interior en estilo mudéjar.
En este municipio de la comarca almeriense de Río Nacimiento se realizan labores de artesanía cuya materia prima es el esparto o bien las labores de ganchillo.
En cuanto a la gastronomía, Fiñana ofrece una gran variedad de platos típicos entre los que podemos destacar las gachas de caldo colorao, las migas con pimientos orejones, las sopas blancas, la zaramandoña, la fritada de conejo, el ajillo de conejo y choto, las gachicas y las gachas tortas con liebre.
También se pueden degustar ricos dulces como los buñuelos, los roscos fritos de sartén, los roscos de vino y anís, el arroz con leche y el flan de huevo tradicional.
Entre los días 16 y 21 de enero Fiñana se viste de fiesta en honor a su patrón San Sebastián y a su co-patrón, San Antón. Además, el día 3 de mayo se celebra el día de la Cruz, también conocido como día de las lechugas porque los vecinos se reúnen en el campo para comer lechuga, y el 15 de agosto se organiza una romería en honor a la Virgen de la Asunción.
Fiñana está situado a 73 kilómetros de la ciudad de Almería, desde donde podemos llegar por la autovía A-7, tomando la salida 453 en dirección a Granada. Una vez estemos en la carretera A-92, cogeremos la salida 333 en dirección a Fiñana, para enlazar con la A-1176 y, posteriormente, con la carretera ALP-512 que nos llevará a nuestro destino.




 



En el municipio de Abla, situado en las faldas de Sierra Nevada, ya se asentaron los pueblos romano, visigodo y musulmán. En gran medida, su belleza reside en que parte del término municipal pertenece al Parque Natural de Sierra Nevada.
Esta localidad almeriense cuenta con una extensa oferta arquitectónica y cultural, entre la que cabe destacar los restos de los pueblos que se asentaron en sus tierras.
Así, podemos visitar los restos de un castillo árabe o de un mausoleo romano del siglo II, así como un pedestal de Avitiano del mismo siglo. También se ha encontrado un escudo de armas de don Alonso Bazán Hacén, datado en el siglo XVII.
De gran belleza son, asimismo, las construcciones de carácter religioso, entre las que destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, levanta en estilo mudéjar en el siglo XVI.
Además de esta parroquia, Abla cuenta con varias ermitas dedicadas a diferentes santos, como la de San Sebastián, la de San Antón y la de los Santos Mártires, las dos últimas construidas en el siglo XVII.
Son varias las actividades de artesanía que se realizan en este pueblo de la comarca almeriense de Río Nacimiento. Las más destacadas, son la herrería, la espartería y la cestería, así como los telares.
Los platos más relevantes de la gastronomía de esta localidad andaluza son la fritada alpujarreña, el choto al ajo cabañil, la cocina mareá, el encebollado con hígado de cerdo y las tarbinas colorás, junto a unos estupendos embutidos.
Aquellos que prefieran los dulces podrán probar unos deliciosos roscos de Semana Santa, pebetes de calabaza, soplillos de huevo y almendra, mantecados de miel y rosquillos de vino.
Las fiestas de Abla se reparten a lo largo de todo el año. De este modo, las celebraciones comienzan el día 1 de enero con el Baile de las Ánimas, para continuar entre los días 16 y 19 del mismo mes con la Fiesta de las Lumbres.
En abril, tienen lugar las fiestas de la Virgen del Buen Suceso, el día 20. Ya en el mes de mayo se celebra la Cruz los días 1 y 2 y las carrozas de San Isidro el día 16. El 12 de junio se organiza la merendica, también conocida como fiesta del huevo y, entre los días 6 y 8 de agosto se preparan las fiestas del verano, para recibir a todos los inmigrantes que abandonaron el pueblo en busca de trabajo.
Abla se encuentra a 67 kilómetros de Almería capital, desde donde se puede llegar por la autovía A-7 tomando la salida 453 en dirección a Granada y continuando por la carretera A-92 para seguir por la salida 341 en dirección a Abla. Desde ahí, conectaremos con la carretera A-92A, que nos llevará a nuestro destino.


 




En la localidad de Nacimiento se concentran la mayoría de cortijos construidos a finales del siglo XIX. Se trata de un pueblo que nos deleita con bellos paisajes, al encontrarse su término municipal incluido en el Parque Natural de Sierra Nevada.
En el Cerro de la Ermita se han encontrado restos de la época argárica. Éstos, junto con la iglesia parroquial de San Miguel, construida en el siglo XVIII en estilo neoclásico y con elementos mudéjares, componen el principal patrimonio arquitectónico y cultural del municipio de Nacimiento.
Este pueblo almeriense de la comarca de Río Nacimiento cuenta con una gastronomía que nos ofrece estupendos platos como el ajo cabañil, el ajillo, las gachas y las migas, así como ricos embutidos y mantecados. El truco de la buena cocina de este lugar, es elaborarlo todo a fuego lento.
En el mes de agosto en Nacimiento se celebran las fiestas en honor a San Miguel Arcángel. Además, el Sábado de Gloria, en Semana Santa, tiene lugar la fiesta de Tarascos y Coronas, en la que se colocan muñecos de aspecto burlesco en los balcones como señal de que esa persona te cae bien o mal.
Nacimiento se encuentra a 55 kilómetros de la ciudad de Almería desde donde se puede llegar por la autovía A-7, tomando la salida 453 en dirección a Granada y continuando por la carretera A-92 y por la salida 352 en dirección a Nacimiento. Una vez estemos en la carretera A-1075 enlazaremos con la ALP-501, que nos llevará a nuestro destino.


   



El municipio de Las Tres Villas nace de la unión de las poblaciones de Ocaña, Doña María y Escúllar en 1976. Esta localidad destaca por la ausencia de impacto de nuevas construcciones y porque, además, su término municipal está incluido dentro del Parque Natural de Sierra Nevada.
Los principales monumentos de este pueblo de la comarca almeriense de Río Nacimiento son las iglesias parroquiales de cada uno de los núcleos, construidas a lo largo del siglo XVIII.
Las labores de artesanía han caído en el desuso aunque todavía se puede encontrar a algunas personas que se dedican a realizar en sus ratos libres productos de esparto.
La rica gastronomía de Las Tres Villas nos ofrece platos como el ajo colorao, el caldo colorao, la olla de trigo, las migas, los gurullos con conejo, las torticas de Avío de Vera, el trigo a la levantina, la fritada de emperador, las moragas, el choto al ajillo, las tortas de panizo y el pavo relleno rustido.
Entre los dulces, los más típicos son el bizcocho de dátiles, las torticas reales, los roscos de vino, los deditos de Jesús y los hormigones.
La mejor temporada para disfrutar de las fiestas en Las Tres Villas es el verano, ya que se festeja el día de San Bernardo y de la Virgen de la Salud, el 20 de agosto, así como las fiestas del veraneante, en las que se recibe a los emigrantes que se fueron del pueblo y regresan en verano para disfrutar de la tierra y de su gente.
Por otra parte, los días 14 y 15 de octubre tiene lugar la fiesta de Santa Teresa de Jesús y también se celebra la festividad de la Virgen de la Cabeza y el día de la Inmaculada, con actos los días 7 y 8 de diciembre. Antes de esto, en el mes de mayo, se celebra la festividad de la Virgen de Fátima con la romería de los ferroviarios el día 19.
Las Tres Villas está situado a unos 80 kilómetros de la ciudad de Almería, desde donde se puede llegar por la autovía A-7, tomando la salida 453 en dirección a Granada. Desde ahí, enlazaremos con la carretera A-92 para continuar por la salida 336 en dirección a Abrucena. Tras esto, seguiremos por la carretera ALP-510 para, conectando con la ALP-508, llegar a nuestro destino.



martes, 29 de mayo de 2012

Empezando de nuevo


Después de más de un año, sabiendo que debía cambiar de oficio al final me he decidido. Me costó mucho tomar la decisión pero en cuanto me salió la oportunidad no dudé, pues sabía que era el momento de saltar al vacío.

Desde entonces llevo un mes dandole vuelas a la cabeza, mirando a través de la red todo tipo de oportunidades. Recorriendo la ciudad y fijando la vista en cada local vacío, cada letrero de “Se alquila”, fijandome en los trastos por el suelo que quedaban después de haber pasado el huracan de la crisis.

Para otros es “Un local más que cierra” pero yo sé que cada local cerrado es un sueño roto y probablemente una familia arruinada porque yo sé que en este país las aventuras empresariales que fracasan se pagan con la ruina familiar y el embargo de todos los bienes, perdón corrijo: Las aventuras de la gente honrada.

He mirado y he vuelto a mirar todo tipo de negocios, de nuevos, de antiguos, etcetera. Buscando uno que ilusionara a mi triste corazón. Cada uno con sus pros y sus contras, evaluando posibilidades, preguntando, pidiendo información, recibiendo toneladas de propaganda diciendote que te vas a ganar muy bien la vida pero si garantizarte nada, diciendome que voy a formar parte de una gran empresa cuando a mí me gusta más ser cabeza de ratón que cola de león.

Pues después de mucho cavilar me he decidido por un proyecto que puede que llevara tiempo en mi cabeza rondando, como una idea tonta, pero que creo que puede funcionar, lo bueno es que será la primera vez que no tenga una espada de Damocles en forma de letras mayusculas que pagar a final de mes aunque como ya he dicho antes en este país es díficil escapar de un negocio “limpio”. Aunque en el último he tenido suerte ¿Quién sabe la proxima vez?

Porque ahora empiezo un proyecto que es nuevo para mí, del que desconozco muchas cosas pero espero salir aíroso, aunque eso el tiempo lo dirá.

jueves, 10 de mayo de 2012

Cinco estrellas II


Yaru llevaba ya alrededor de tres meses como guardaespaldas de Elma cuando al cumplir los 26 años le llamaron del consejo de sacerdotes.

Él se presentó acompañado de Elma que no quiso perdérselo.

-Señor Yaru, le hemos llamado porque al cumplir los 26 años tiene usted edad de formar una familia

En ese momento entró una chica morena con pelo corto de ojos marrones y grandes, muy bien vestida, se llamaba Angy, era de una estrella como Yaru y trabajaba de funcionaria. Yaru no necesitó que nadie se lo dijera, lo llevaba escrito en el cuello visible a todo el mundo ya que las funcionarias no podían dejarse el pelo largo como Elma.

-Mira aquí tenemos a tu futura esposa

Yaru levaba años soñando con este momento pero ahora estaba locamente enamorado de Elma desde el día que la conoció y la noticia de su matrimonio le sentó como un jarro de agua fría por lo que
no pudo evitar una mueca de disgusto.

-¿Algún problema? ¿No estas contento con la elección que te hemos hecho?
-No sé... es que no la conozco de nada
-No se preocupe por eso, hemos fijado la fecha de la boda dentro de dos semanas, después ella se irá a vivir contigo y tendréis el resto de vuestra vida para conoceros
-Es que... ¿Cómo saben ustedes que haremos buena pareja?

Ese comentario enojó al portavoz de los sacerdotes que cambió el semblante por uno muy serio.

-¿Osas cuestionar los métodos de elección del consejo? - Entonces se apoyó sobre los codos y se inclinó hacia adelante como para acercarse ligeramente a él – Crees que un simple agente de la ley como tú puede encontrar una esposa mejor que Angy?
-No es eso, eminencia, por supuesto que no, pero ¿Y si entre nosotros no hay amor?
-¿Amor? ¿Cómo sabes tú qué es el amor?
Inconscientemente dirigió una leve mirada al público justo donde estaba Elma, el sacerdote conocía a Elma, al igual que a su padre, al momento lo entendió.
-Ya entiendo, no te preocupes, no hagas caso de lo que hayas podido oír a decir a Elma sobre el amor, tú y Angy os casareis y os amareis por toda la eternidad, eso te lo garantizo yo y para borrar tus posibles dudas, te voy a recetar 50 latigazos, así aprenderás a no dudar de la palabra de un sacerdote.
Unos agentes se llevaron a Yaru a otra sala, mientras Angy volvía a sus quehaceres. Elma se fue corriendo a hablar con el portavoz.
-¡Por favor Farnaro! ¿Hacen falta los latigazos?
-Tú también, bella Elma quieres cuestionar mis decisiones
Elma frenó en seco, no podía dejar que se notara que amaba a Yaru.
-No, pero es mi guardaespaldas y lo necesito
-Pues no te preocupes, en diez minutos lo tendrás aquí y, sin ganas de hacer preguntas
-¿Qué tienen de malo las preguntas?
Farnaro la miró sorprendido.
-Todo, hacerse preguntas, es el principio del desorden y después viene el caos, el Orden se basa precisamente en eso: En que todo el mundo debe cumplir su trabajo sin hacer preguntas. Si una persona osa cuestionar una decisión del consejo debe ser castigada por ello si no, todo el mundo se creería con derecho a cuestionarnos.

Elma salió a fuera y esperó a Yaru en la puerta, estaba terriblemente enojada, en cambio él salió visiblemente molido. Juntos volvieron a la mansión Manrou, cuando estuvieron seguros que nadie podía oírles ella dijo:
-¡No pienso permitir que te cases con esa furcia! Te quiero y no te pienso compartir con nadie
-¿Y qué quieres hacer?
-Escucha, ves aquella montaña que se ve a lo lejos dicen que allí vive un ermitaño muy sabio, tan sabio que lo desterraron de la ciudad, dicen que él tiene todas las respuestas, iremos y le pediremos consejo

Yaru observó la montaña que se veía al norte donde señalaba Elma, debía estar a unos tres o cuatro días a caballo suponiendo que las bestias no les comieran antes necesitarían una semana al menos por ir y volver, no había ninguna manera de justificar esa ausencia.

Elma le pidió a su padre un carro con cuatro caballos con la excusa de ir al lago, preparó provisiones para aguantar unos días y es que, en las casa de los sacerdotes había comida de sobra. Yaru en cambio, se preparó todas las armas que tenia en casa y toda la munición, seguramente no seria suficiente para matar a las bestias que se encontrarían por el camino pero era lo único que tenían.

Al día siguiente salieron temprano de las murallas que protegían la ciudad y se dirigieron al lago.
Alrededor de la ciudad todo lo que habían eran campos de cultivo donde se cultivaban mucho trigo y todos los alimentos necesarios para abastecer la ciudad, cuando se iban acercando al lago, ya sólo veían arrozales. Justo antes de llegar al lago Yaru le asestó un golpe de karate al cochero y lo dejó caer al suelo inconsciente.

Después cogieron rumbo a la gran montaña. No había camino, pero iban por un sendero cuando les pararon unos cazadores. Habían cazadores que hacían a la vez de vigilantes: Impedían que las bestias salvajes se acercaran a la ciudad y también que nadie pudiera escapar.
-¿A donde vais?
-No te lo puedo decir: Es una misión secreta por orden de mi padre el sacerdote Manrou – Contestó Elma muy decidida
-¿Lleváis una autorización por escrito?
-No, entonces no seria secreta
El cazador dudó, sabia que la respuesta no era la correcta pero no se atrevió a llevarle la contraria a la hija de un sacerdote.

-No lleváis escolta
-Sí, Yaru es mi chófer y mi escolta
-¿Si? ¿Qué arma lleváis para defenderos?
-Esta, mi arma reglamentaria - Dijo enseñando su magnun 44.
-Eso de poco te servirá con las bestias salvajes que os podéis encontrar
-Lo sé, pero como ha dicho ella esta misión es secreta
El cazador suspiró hondo, es posible que esto le costara un castigo pero moralmente no podía dejarlos ir sin un rifle así que le entregó el suyo a Yaru.
-Toma, cuidamelo y a la vuelta me lo devuelves
-Muchas gracias, prometo devolvértelo

Una vez hubieron pasado de la zona de los cazadores Yaru le preguntó:
-¿Crees que regresaremos?
Ella lo miró muy seria y respondió
-Si es para ver como te casas con otra, prefiero no regresar
-Es posible que pronto seamos la cena de alguna bestia salvaje

Más adelante se encontraron con alguna bestias salvajes, la mayoría no parecían peligrosas aunque vieron algunos capaces de hacer añicos el carro y a ellos.
-Mira, eso son rinocerontes, no te preocupes son herbívoros, no nos harán nada si no les provocamos nosotros
-¡No te preocupes! Lo último que se me ocurriría es provocar a una bestia así
-Mira, esos son los peligrosos, se llaman leones
Yaru observó a esa especie de gatos gigantes, pensó entonces que para ellos, él era poco más que un ratón apetitoso
Llevaron buen ritmo de viaje durante todo el día. Cuando el sol empezó a ocultarse decidieron parar y que descansaran los caballos. Entraron en un pequeño bosque para estar más resguardados. Ataron los caballos a un árbol aunque les dejaron cuerda para que pudieran comer y para ellos dos, improvisaron una especie de tienda de campaña dentro del carro. No les protegería de los leones pero por lo menos estaban resguardados.

Por la noche les despertó un ruido, Yaru salió rápidamente y vio a un gato gigante derribando a uno de los caballos, era algo más pequeño que un león, y levaba todo el cuerpo lleno de manchas. Yarú le disparó con su magnum. El animal dio tres saltos y desapareció por encima de los árboles.
Yaru se acercó a ver el caballo herido y comprobó que la herida era mortal, de hecho el pobre estaba agonizando, otro de los caballos había roto la cuerda y había huido asustado pero todavía les quedaban dos.
-¿Qué era eso?
-No lo sé, pero no era un león y... dio un salto y se subió a ese árbol... luego al otro, nunca había visto nada parecido en mi vida
-Claro, por que nunca antes habías salido de la ciudad
Yaru no consiguió dormir tranquilo. Al día siguiente al levantarse se encontraron con una sorpresa: El caballo muerto había desaparecido. Siguieron el rastro de sangre y desaparecía a unos cien metros más adelante al pie de un árbol.
-¿Quieres decir que ese animal ha podido subir un caballo a un árbol?
Los dos se miraron extrañados pero ninguno de los dos se atrevía a decir como lo podría haber hecho, y desde luego sabían que tenían suerte de estar vivos. Sin perder más tiempo ataron los dos caballos que quedaban al carro y emprendieron la marcha.

Estuvieron varias horas avanzando hacia la gran montaña hasta que tuvieron un accidente. Los caballos y el carro cayeron en un hoyo, no demasiado grande pero los caballos se hicieron daño y el carro se rompió.
Por suerte a ellos no les había pasado nada pero a partir de entonces deberían continuar a pie. Cogieron las provisiones y las armas y emprendieron el camino.
-Por un lado bien – Dijo ella – de esa manera tenemos excusa para no regresar
-No te confundas, nos hemos salido mucho de la ruta y seguimos en dirección contraria, además, seguro que hoy ya nos están buscando
-Pues pasemos por aquel bosque así no nos encontraran tan fácilmente

Por dentro del bosque, además los árboles les protegían del sol pero había un inconveniente: Habían infinidad de animales a cada cual más extraño por suerte ninguno intentó atacarles.

Cuando llegó la noche tuvieron que acomodarse debajo de un arbusto. Por suerte habían cogido una manta del carro con la que taparse. Elma durmió a pierna suelta pero Yaru se despertaba a cada momento, cualquier ruido, cualquier animal le despertaba, allí tapado no podía saber si alguno le querría atacar, y es que, no se quitaba de la cabeza el gato gigante atacando al caballo.

Por suerte nadie les atacó durante la noche. Despertaron y ya no les quedaba nada que comer, así que continuaron la marcha en ayunas.

Pasado mediodía llegaron a la falda de la montaña y vieron la cueva. Dentro había el ermitaño en posición de flor de loto vestido con un taparrabos y dos palmos de barba.
-Señor, por favor, tiene algo de comer
-No
-Tenemos mucha hambre
-¿Y por qué no coméis? -Contestó el ermitaño como si fuera lo más fácil del mundo
-No llevamos comida

Acto seguido se levantó y salió hasta fuera
-¿No veis todos esos frutos que tienen los arboles? Son comestibles, podéis comer cuanto queráis

Una vez hubieron comido

-Señor nos han dicho que es usted muy sabio

Los miró un instante.
-Tú te llamas Yaru y eres policía, tú te llamas Elma y eres una niña rica, venís de la ciudad porque no os dejan casaros ¿No es verdad?
-¿Cómo lo ha adivinado?
-Porque lo lleváis escrito en la cara y bueno, una niña rica nunca huiría de la ciudad si no es por amor
-¿Niña rica?
-Sí, el sistema de estrellas es un invento de los gobernantes para tener al pueblo esclavizado
-¿Cómo?
-Sí, igual que un burro se ata a la noria, sin que nadie le pregunte, a la prole se la somete sin darle opción a rechistar
-Pero, cada uno tiene una misión ¿no?
-No, eso es lo que ellos quieren que creáis
-Y ¿Qué podemos hacer?
-Huir al edén, allí nadie os dirá lo que tenéis que hacer
-¿Donde está el edén?
-Seguid la cueva, os llevará hasta un valle donde podréis vivir en paz


martes, 8 de mayo de 2012

Cinco estrellas


-Gracias señor por la medalla pero pienso que tampoco fue para tanto
-No Yaru, sí es muy importante, por eso tú no debes pensar, para eso estamos los superiores
-Pero sólo eran unos traficantes de libros ¿Qué tienen de peligroso los libros?
-Mucho, es más: Todo, todos los errores del mundo antes del holocausto están en los libros, por eso la gente con tú o como yo no debemos tener acceso a ellos, para que no se repitan los mismos errores.
-Pero ¿No sería mejor conocer los errores del pasado?
-No, el Orden es la mejor manera, antiguamente había libertad, la plebe podía comer cuanto quisiera, de lo que quisiera y engordaba demasiado, incluso algunos morían de obesidad, pensaban y se revelaban por eso siempre habían guerras, ahora no, todos cumplimos el Orden y vivímos en orden.

El Orden era la religión en el país de Yaru y lo controlaba todo, la dieta que se debía comer cada día, el oficio a que se debía dedicar cada uno, incluso eran los sacerdotes quien decidían con quien te tenias que casar, te daban permiso para tener relaciones sexuales, etc.
A toda persona, cuando cumplía los 10 años los sacerdotes le hacían una ceremonia: El Ragaina en la que decidían cual seria su oficio, en el Ragaina le tatuaban en el cuello, debajo de la oreja el nombre, el oficio que habían decidido para él y la clase social. A la plebe, les dibujaban un circulo que indicaban que eran los más bajos y no tenían derecho ni siquiera a aprender a leer y escribir.
Yaru era más afortunado, en su Ragaina decidieron que seria policía como su padre y por eso le tatuaron una estrella, el siguiente nivel. Por eso pudo aprender a leer aunque no tiene acceso a libros, puede leer el Orden y las demás leyes que debe hacer cumplir.
-Te voy a ascender, te voy a poner como guardaespaldas de una chica, es la hija de un sacerdote por lo que tiene cinco estrellas ¿Sabes lo que eso significa?
-Sí, que puede hacer lo que quiera e ir donde le plazca
-¡No!
Dijo su jefe dando un golpe encima de la mesa, Lo miró fijamente, llevaba el uniforme de policía gris perfectamente planchado, con una pequeña perilla como era obligado en su cargo, pelo cano, ya que había pasado los cuarenta, estaba ligeramente gordo debido a que una lesión le impedía hacer deporte, por ello le habían asignado al despacho y le habían rebajado de ir al gimnasio tres veces por semana como debían hacer todos los policías en servicio.
Yaru tenia 25 años, era mucho más joven y más alto, estaba cuadrado y hacía karate desde los diez años como era obligatorio para todos los policías. Era moreno, de rostro alargado y facciones suaves, sus ojos eran azules y contrastaban con el gris del uniforme como una pincelada de color en una foto en blanco y negro.
Hizo gesto de condescendencia inclinando la cabeza hacia un lado y dijo:
-Ya lo sé, es un ser superior por lo que debo tratarla con el máximo respeto inclinando siempre la cabeza y no mirarle nunca a los ojos
-Piensa que es la hija de un sacerdote, si le caes bien, su padre se encargará de elegirte una buena esposa... y más cosas, pero eso sí, si la cagas
Su jefe hizo un gesto pasándose el pulgar con el puño cerrado por delante del cuello y es que, la pena de muerte era el castigo para muchos “delitos”, por ejemplo: Robar en casa de un sacerdote, bueno de hecho, si un sacerdote te cogía manía podía ordenar ejecutarte bajo cualquier pretexto.
Al día siguiente, Taru se levantó temprano y fue andando hasta la entrada de la zona “Cuatro estrellas” sólo la gente con cuatro o más estrellas podía entrar dentro de la zona amurallada, aunque a él los guardas lo dejaron pasar en cuanto enseñó el documento que le acreditaba como guardaespaldas.
-Espera, te daré un papel con las indicaciones para llegar a casa de los señores Manrou
-¿Tan complicado es?
-No, pero esto no es el barrio bajo, aquí no estás autorizado... si te pillan fuera de la ruta son 50 latigazos ¿Sigues diciendo que no necesitas mapa?
-¡Vale! Me has convencido, cogeré ese mapa
Agarró el croquis que le habían hecho los guardas y se dirigió a buscar el sitio por aquellas calles pavimentadas con enormes aceras donde no se veía ni un papel por el suelo, ni una papelera rota, ni siquiera una baldosa levantada. Pensaba en la diferencia con su barrio de calles estrechas en tierra con aceras sin baldosas y paredes desconchadas. Y eso que el suyo no era de los peores barrios de la ciudad.
Llegó a una puerta enorme de hierro hermosamente decorada, eso le sorprendió, ese tipo de adornos los prohibía el Orden por considerarlos superfluos e innecesarios, sin embargo este sacerdote tenia la puerta y la casa llena de figuras que representaban ángeles, demonios o doncellas.
Antes de llamar se aseguró bien que fuera la dirección correcta, después hizo sonar la campana y enseguida llegó un mayordomo, vestido con un traje gris que le obligaba a llevar el cuello estirado y levantar su nariz aguileña, era moreno aunque bastante calvo y por el gesto serio de su cara parecía que no se había reído en la vida, Yaru pensó que quizás era por miedo, ya que reírse de un sacerdote tenia cárcel y tortura.
-Buenas, soy el nuevo guardaespaldas de la señorita
-Le acompañaré hasta la habitación de la señorita Elma
Mientras caminaban por el jardín hasta la casa el mayordomo le fue explicando las instrucciones y cuando hubo acabado, le cogió del brazo y casi susurrando le dijo.
-Debe tener mucho cuidado con la señorita es, demasiado liberal
-Bueno, pero ella puede serlo ¿No?
-Sí, pero usted no y debe protegerla y cuidarla
-¿Que pretende decir con eso?
-Que tendrá que...Nadar y guardar la ropa, no sé si me entiende
-La verdad es que... No mucho
-Ya lo entenderás
Yaru se quedó pensando, las cinco estrellas era los más alto de la sociedad, por encima de ella sólo estaban los sacerdotes que llevaban unas alas, los jueces que llevaban un martillo y los gobernantes con una corona, a Yaru le habían enseñado que eran seres superiores que sabían de todo, y por eso podían tener la libertad que se les negaba al pueblo ¿Cómo iba él a decirle a una chica así lo que puede o no puede hacer?

El mayordomo lo dejó en la puerta y él llamó. Al momento oyó “Adelante” y entró.
-Buenas, señorita Elma soy su nuevo guardaespaldas y estoy a su servicio -Yaru entró agachando la cabeza y sin dejar de mirar la alfombra pero en cuanto levantó la vista se la encontró en la cama pintándose las uñas vestida únicamente con unas bragas y un sujetador - ¡Perdón! Esperaré fuera
-¡Eh! ¿Donde vas?
-Fuera - Contestó Yaru que se había dado la vuelta y ya se dirigía a la puerta
-Te ordeno que te pares y te des la vuelta
Yaru se paró automáticamente pero no se atrevía a girarse, ahora entendía a lo que se refería el mayordomo.
-Como no te gires ahora mismo haré que te azoten por no obedecerme
Yaru se giró pero con la cabeza tan baja que sólo le veía los pies, unos pies pequeños y preciosos con la mitad de la uñas pintadas.
-Mírame a los ojos
-Señorita Elma
Dijo Yaru mientras iba levantando la vista y viendo el cuerpo perfecto de Elma, sobre todo le llamaron la atención sus pechos, era la primera vez que veía unos, a pesar del sujetador se distinguía su forma perfectamente, eran como dos melocotones, su cara era redonda, su nariz chata y sus ojos verdes estaban envueltos de una larga melena rubia ondulada. Sin duda era la chica más bonita que había visto en su vida.
Él se sentía muy incomodo, consciente de su pecado. Ella en cambio disfrutaba con la situación.
-¿Qué pasa, no te gusta lo que ves?
-¡Claro que sí!
Entonces sintió morirse, esa respuesta le podía costar la castración, sin duda era la que esperaba Elma pero a partir de ahora debía pensar mucho antes de abrir la boca
-Pero sabe usted que su padre me la hará cortar si la miro a usted desnuda
-¡Ah! ¿Eso es lo que te preocupa? Que te corten tu cosita
Elma dijo eso y le lanzó una sonrisa picarona mientras levantó la mano derecha rápidamente para rozar el paquete de Yaru que creció más de lo que parecía posible. Yaru sintió como una descarga y por un acto reflejo se agachó tanto que llegó a la altura de Elma y sus labios casi se rozaron. Ella lejos de asustarse, le besó en la boca.
-Muy bien, veo que lo has entendido
-¡Perdón! Yo no quería
-No lo estropees, escúchame con atención, ves esto
Elma se levantó el pelo y le enseñó su cuello donde llevaba su nombre tatuado rodeado por cinco estrellas y, no llevaba ningún oficio porque podía dedicarse a lo que quisiera
-Sí, son cinco estrellas
-Pues eso, significa que debes hacer todo lo que yo te ordene ¿Lo has entendido?
-Sí – Al momento se dio cuenta que le faltaba algo y corrigió – Sí, señorita Elma
-Vale y ahora vente que me tengo que acabar de pintar las uñas
Yaro estaba sentado en el suelo al lado de la cama y a los pies de Elma aguantándole el bote mientras ella se entretenía dándose pinceladas en las uñas. En esa operación ella estaba agachada y sus pechos se movían como dos melocotones maduros a punto de caer. Yaro no podía dejar de mirarlos y su excitación iba en aumento. De hecho, ya hacia rato que estaba a punto de explotar.
Elma le notó inquieto y le preguntó:
-¿Qué te pasa?
-Que necesito ir al lavabo
-¿Seguro?
-Sí,claro – Contestó él, sorprendido por la pregunta
-A ver, ponte de pie y ya te diré yo que es lo que tienes
Él obedeció, rojo como un tomate se puso de píe pidiendo a los dioses del Orden que el pantalón fuera lo bastante holgado para que no se notara que dentro algo estaba a punto de explotar
-Así no vas a poder mear
-¡Por favor señorita! ¡No sé que me pasa! – Suplicó él temiendo un castigo
-No te preocupes tontorrón, que yo sí sé lo que te pasa, venga desnúdate
Le contestó ella mientras acariciaba el bulto que asomaba en el pantalón, él sintió un inmenso placer con esa caricia hasta el punto que su mente dejó de pensar en lo que le podía pasar y obedeció.

sábado, 5 de mayo de 2012

El jefe traicionado


-¿Tú también hijo? - Dijo Felipe cuando observó que Pedro levantaba la mano – Pero ¿Por qué?
-Brasil – Contestó él – Ahora por fin podré ir

La mujer de Pedro era brasileña y Pedro llevaba años pidiéndole a su padre que le dejara ir a Brasil
a montar una delegación en aquel país, Felipe siempre le decía que no por que no quería perderlo de su
lado. Ahora se había aliado con su cuñado para salirse con la suya.

Después recorrió con la mirada la larga mesa de juntas en la que se encontraban el resto de socios, todos entrajados y serios. Ninguno levantaba la mano y esperaban como Felipe que la moción para cambiar el presidente de la empresa presentada por el yerno fracasara, bueno todos no. También levantó la mano Cristian, aquel antiguo socio suyo con el que nunca salieron los negocios adelante.

Hace un par de años viéndolo arruinado otra vez, sintió lástima y le ofreció un puesto en la directiva con una participación en la empresa. Un pequeño tanto por ciento pero, por desgracia esa participación era suficiente para inclinar la balanza a favor de su yerno y su hijo.

-No te preocupes papá, esto sólo es un cambio de dirección, nada más, únicamente creemos que
hace falta alguien más joven para dirigir la empresa

Felipe dirigió la mirada asesina a su yerno, ¿Cómo podía decir eso? Entonces pensó que la culpa era
suya, había visto como se había ido haciendo sitio poco a poco en el consejo de administración. Primero aportando capital, después desplazando a su esposa hasta hacerse cargo totalmente de sus acciones y ser el segundo máximo accionista.
Todo eso había pasado delante de sus ojos y lo había permitido, había visto como su hija había ido
perdiendo fuerza dentro del consejo hasta el punto de dejar de asistir. Incluso había mirado para otro
lado con las numerosas aventuras de su yerno. Lo que no se había imaginado era que él seria el
siguiente: Que su yerno no se iba a conformar con ser el segundo del consejo de administración. Ahora
le dirigía una sonrisa fraternal y le llamaba papá.

-¿Crees que puedes dirigir la empresa mejor que yo?
-Papá, lo has hecho muy bien pero no es momento de mirar al pasado, es hora de comenzar una
nueva etapa de expansión

Su yerno tenia el discurso bien aprendido y no lo sacaría de ahí. Entonces dirigió la mirada a su hijo.

-¿Brasil? Y has vendido a tu propio padre sólo para darle trabajo a la familia de tu mujer
Pedro se sintió incómodo con dicha afirmación, probablemente no esperaba que su padre se lo
tomara tan mal o simplemente, no se lo había planteado.
-Papá, no hace falta que hagas ningún drama, te garantizo que todo seguirá igual- Dijo intentando
tranquilizar a su padre
-¡No prometas nada que no puedas cumplir! Pronto marcharas a Brasil y será Marco quien dirija la
empresa... Tú apenas vendrás
Entonces se levantó, estaba muy nervioso, dirigió la mirada a Cristian
-¿Y tú qué? Que te recogí cuando estabas arruinado, que deberías besar el suelo por donde piso
¿Qué te ha ofrecido ese traidor?

Cristian bajó la mirada incapaz de contestarle e incluso de sostenerle la mirada. Felipe ya no aguantó más y se fue de la reunión, por sus venas corría un torrente de de rabia que apenas podía contener, salió del edificio sin decir nada a nadie, todos los empleados miraban extrañados, preguntandose ¿Qué le debe pasar? Ignoraban todavia el cambio de dirección de la empressa.
Se sentó en la plaza que había delante y se puso a pensar qué podía hacer. No podía dejar que el
arrebataran el mando y quedarse de brazos cruzados, aunque tenia que reconocer que Marco había buscado las alianzas necesarias.

Podía hablar con su hijo y ceder en el tema de Brasil. La mujer de Pedro estaba deseando ir a Brasil, montar allí una delegación y poder darle trabajo a su familia, y de paso, estar con ellos. Pero eso significaba perder a su hijo de su lado y verlo tres o cuatro veces al año.

Entonces decidió ir a ver a su hija. Si asumía el control de sus acciones podía tumbar la mayoría absoluta de Marco. Ahora ella tendría que decidir entre su esposo y su padre.

La mansión de Marco y Sonia era enorme, mucho más que la suya propia y es que Marco siempre le había gustado hacer gala de su poder economico y le perdía el “que dirán”. El chofer le dejó en la puerta donde ya había salido un mayordomo vestido de uniforme a recibirle.

-La señora no se encuentra, ha ido a buscar a los niños al colegio, desea que le deje algún recado
-No, esperaré
-Pues pase a la biblioteca, desea alguna cosa
-No, gracias, sólo que avises a mi hija en cuanto llegue
Entró en la biblioteca donde todo el suelo y las paredes que no contenían estanterías eran de moqueta, un escritorio y unos sillones renacentistas iluminados por una lampara del mismo estilo, creaban un ambiente muy acogedor y relajante donde poder leer tranquilo pero no lo bastante para tranquilizar a Felipe. Se sentó pero no aguantó ni un minuto sentado y empezó a revisar los libros.
Habían mucho tipo “Lujo y poder”, “Cómo triumfar antes de los 30”, “Cómo ser un buen lider”, etc.

Un estilo de libros que a Felipe le producían naúseas hasta ese día. Hoy veía claro que el de hoy, era un pasomás en la escalada de Marco.

Después de un rato entró Sonia con un bebé en brazos, su padre la observó de arriba a abajo, había engordado, fruto sin duda de los tres embarazos, llevaba un pantalon de peto y un jersey, el pelo recogido con una goma y no se había pintado, sin duda no necesitaba pintarse para ir a buscar a los niños al colegio pero Felipe echó de menos a aquella hija que llegaba todos los días a la oficina como si fuera a un pase de modelos.

Se preguntó entonces qué quedaba en ella de aquella jovencita alegre y peripuesta, dispuesta siempre a buscar la solución y a enfrentarse a quien hiciera falta. ¿Cómo había dejado que Marco le hiciera eso? Incluso había callado cada vez que le habían llegado rumores de que Marco había acosado alguna secretaria, también callaba cuando lo veía quedarse hasta tarde con una o varias secretarias para “acabar unos informes”.

Había permitido que le hiciera todo eso a su hija y ahora, le tocaba a él. De repente se vió como un
jubilado más, jugando a la petanca en el parque y explicando batallitas sobre la gran empresa que
monté.

-Dime, papá ¿Qué es eso tan urgente que querías contarme?
-Marco, me ha quitado el puesto de director general
-¡Ah! Era hoy la moción
-¿Lo sabias?
-Algo había oído, lleva tiempo maquinandolo, sólo le faltaba un pequeño apoyo
-Ya, Cristian, ha comprado a Cristian
-No, papá, no te equivoques, Cristian no te hubiera vendido ni por todo el oro del mundo
-¿Entonces?

Sonia, no quiso contestar, pero no hizo falta, sabía perfectamente en qué consistía el modus operandi de su yerno: Chantaje. Cuando alguien se negaba a negociar, contrataba a unos detectives amigos suyos que lo investigaban y le encontraban cualquier trapo sucio que pudiera tener. Felipe siempre se había opuesto a ese tipo de negociaciones pero no siempre se enteraba.
Sonia seguía sin decir nada. Entonces pensó que era imposible que su hija, una gran empresaria honrada y emprendedora se hubiera convertido en una ama de casa servil y callada a todos los tejemanejes de su esposo.

-¿Sabes que te engaña con todas sus secretarias?
Bajo la mirada, fijó la vista en un sillón, por fijarla en algún sitio porque sus ojos no miraban, sólo intentaban reprimir las lagrimas.
-Ojalá sólo fuera con sus secretarias
Ya, lo tenia claro pero aún así, quiso hacer la pregunta:
-Tú no puedes ayudarme ¿Verdad?
-Sabes que no
Salió todavía con más rabia que horas antes.

lunes, 23 de abril de 2012

Alberto

Alicia llegó a casa, soltó la mochila en el comedor y se dirigió con paso firme hacia la cocina donde oía a su madre. Llevaba días pensando como decírselo y no encontraba la manera pero se había propuesto en el colegio decírselo hoy sin falta.
Entró en la cocina toda decidida y le dijo a su madre.

-Mamá, te tengo que comentar una cosa

Su madre estaba cortando una zanahoria para echarla en la olla donde preparaba la cena, levantó la vista pero sin mover apenas la cabeza de manera que miraba a Alicia por encima de las gafas.

-Dime
-Mis amigas quieren celebrar que hemos pasado el trimestre con buenas notas
-Me parece bien
-Ya, pues hemos pensado irnos este finde de acampada
-¿A dónde?
-A la finca del abuelo de Julia, no está muy lejos, iremos con las bicis.
-¿Quienes vais?
-Pues las de siempre: Julia, Marta, Sonia
-¿Va ese chico que parece un cadáver andante, ese que va con vosotras últimamente?

Le preguntó su madre que ya había soltado el cuchillo y se había incorporado para prestarle más atención. Alicia, dudó unos segundos si responder la verdad o mentir. Si decía la verdad se arriesgaba a que no la dejaran ir, pero si mentía y su madre averiguaba la verdad, sería mucho peor.

-Alberto... Sí... y Pedro... y Juan

Su madre, tomó aire y después dijo:

-Pues lo siento pero no puedo dejarte ir
-¡Pero mamá! No puedes hacerme esto
-¿El qué?
-No dejarme ir porque van chicos
-No es porque vayan chicos, Alicia, pero ese chico es una mala influencia
-Ya ¿Y qué quieres que yo le haga? Les digo a mis amigas: Alberto no puede venir porque a mi madre no le cae bien ¡Por favor, mamá!
-No es que no me caiga bien, es que… creo que no es un buen chico
-Ya, mamá, reconócelo: No te cae bien por la manera como viste, por qué es gótico
-No… no eso… es porque lo he visto muchos días haciendo campana y juntándose con otros todavía peores que él ¿No podéis buscar amigos que sean más responsables?
-Pues no mama, no podemos pedir el boletín de notas antes de dejar entrar a alguien en el grupo
-Pues seria una buena idea, lo siento pero no quiero que te pase nada malo
-¡Lo que me va a pasar es que todas mis amigas se irán de acampada y yo me quedaré sola en casa!

Su madre, no contestó pero ladeó la cabeza y encogió los hombros, Alicia no aguantaba más, llevaba semanas soportando la manía que su madre le tenia a Alberto, puede que no fuese un chico muy responsable: Hacía campana muchos días y sacaba malas notas pero eso era porque veía la vida de otra manera, él no pensaba estudiar una carrera, pero ¿Qué importaba eso? Ella tampoco tenia claro si valía la pena estudiar o no.

-Mama, pues te diré una cosa… bueno dos: Que sepas que Alberto es un buen chico y… que sepas también que es mi novio

Entonces fue la madre la que recibió el mazazo, ahora entendía por que lo veía tanto con ellas y sobre todo con su hija.

-¿Cómo? ¡Pero hija! ¿No había ninguno mejor disponible?
-¡Mamá! Que sepas que nos queremos
-Ya me imagino lo que te quiere ese ¿Por qué no me lo habías dicho antes?
-Por qué sabia que te ibas a poner así
-¡Claro! Es que … No quiero que vayas con ese chico
-Mama, te digo que es un buen chico
-Y yo te digo a ti que no lo es
-¡Pero si tú no lo conoces!

Alicia no lo resistió más y subió corriendo a su habitación, estaba harta de su madre y de cómo prejuzgaba a Alberto. Si era muy buen chico, ella lo sabía muy bien ¿Quién mejor que su novia para saberlo?

Después de ahogar sus gritos debajo de la almohada, respiró profundamente y se puso a pensar que argumentos podría utilizar para conseguir convencer a su madre, por desgracia no se le ocurría ninguno que pudiera convencerla. Cuando vio que se había serenado lo suficiente bajó a seguir discutiendo.

-Mamá, como no me dejes ir no te volveré a hablar en la vida

Su madre se la quedó mirando con resignación, creía que ya estaba finalizado el tema pero su hija todavía tenia ganas de discutir.

-Pues vale, tú misma

Le contestó subiendo el hombro con indiferencia mientras echaba la zanahoria troceada a la olla.

Alicia se volvió a su habitación, sabía que no sacaría nada de su madre, pero le quedaba una esperanza: Alberto le había dicho de fugarse juntos