jueves, 8 de abril de 2010

Montserrat

El otro día fuí con mis hijos y unos amigos a Montserrat, subimos caminando, os preguntareis: ¿Para qué un ateo como yo sube a andando a Montserrat? Pues paisajismo, ejercicio, senderismo, etc. En principio pasamos un día agradable, demasiado masificado para mi gusto pero bueno, es lógico estando en Barcelona y siendo un paisaje incomparable. Lo que me sorprendió fue cuando llegamos, allí se mezclan los que llevamos todo el día caminando con los que han subido en autobús, y todo es consumismo. En las tiendas te venden de todo con su propia marca “Montserrat” ni que decir que mucho más caro, también unos puestos artesanos venden queso, miel, etc. A precios desorbitados. Pero lo que me molestó más: durante toda la excursión veíamos brotar el agua de las piedras, manantiales y fuentes “a dojo” pero cuando llegamos a Montserrat esa agua era canalizada a unestanque en el que, no es nada recomendable beber, y no encontramos ni una fuente donde poder beber. No quise entrar a una tienda y preguntar cuanto cuesta una botella de agua porque me conozco, sé que hubiera blasfemado y no quise perder el poco respeto que tengo a ciertas instituciones. Para rematar bajábamos andando por la carretera y subía una monja en un BMV nuevecito (yo también quiero hacer voto de pobreza y llevar un coche de 50.000 euros) que por cierto, cuando nos vio andando por la carretera con los niños, ni nos saludó, seguramente es una buena cristiana. Finalmente antes de llegar al coche, encontramos una fuente donde saciar nuestra sed sin enriquecer a esa panda de. . . . . . . . (dejo puntos suspensivos para que cada uno ponga el adjetivo deseado).

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