Hace ya quince años que hice la primera cena de fin de año, hacía poco me había ido a vivir con mi novia y así empezaba mi vida “de adulto” por decirlo de alguna manera, había empezado a pensar en el futuro, en llenar la nevera, en pagar recibos de la luz y tantas otras cosas que mientras vives con tus padres no sabes ni que existen.
Quince años más tarde sigo con la tradición además, está fue especial por quienes nos juntamos, siempre hay quien se apunta y se borra como en la vida misma hay amigos que se acercan y otros que se separan pero esta vez los chicos nos conocíamos de críos, cambian la parejas, las casas, los trabajos pero ahí estamos.
Otra cosa que empieza a ser una costumbre es que, los últimos cinco años no he repetido casa, estos azares del destino hacen que cada 31 de Diciembre tenga una dirección física diferente, me pregunto cuando volveré a tener un hogar, supongo que este cuartico donde vengo a vomitar mis pensamientos es ahora mi hogar.
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