El día que entra la primavera se celebra en todos los bosques con una gran fiesta y en este, teníamos mucho que celebrar, bailamos, cantamos y nos lo pasamos en grande, yo me sentía un poco triste había hecho buenos amigos y me sabía mal dejarlos pero bueno, siempre me podría ir pasando de cuando en cuando, entonces se me acercaron todas las hadas.
-Hemos decidido hacerte un regalo, te lo mereces
-¿Ah si? ¿y que es?
-Es un colgante mágico, un transformum
Los transformum eran unos colgantes que se usaban para transformar a su propietario, llevaban una pieza en medio giratoria, cuando la girabas te convertías en lo que estuviera programado, digo hechizado y al volverlo a girar te devolvía a tu forma original, lo usaban mucho las brujas para convertirse en cualquier animal, aunque su favorito era el gato negro.
-¿Y en que te transforma?
-En humano
-Hace falta mucho poder para transformarme a mi
-Este podrá, es muy poderoso, sobretodo si se regala la noche del equinoccio
-Venga va, pruébalo
-Me lo puse y lo giré, automáticamente me vino un mareo, el suelo se alejó de golpe como si hubiera empezado a volar, miré mis patas y ahora eran unos pies intenté mover los dedos y me fui al suelo justo antes de caerme vi como evité la caída agarrándome a una rama con ¡mi brazo!
Ande como pude al río, me costaba un poco puesto que debía mover los píes para andar y al principio me costaba hacer todo el movimiento, un pie primero y después el otro, observé mi aspecto en el reflejo del agua era un joven guapo de pelo castaño, ojos azules y una nariz quizás demasiado prominente, no era muy alto, para ser humano pero para mi era altísimo y estaba esbelto.
Entonces se me acercó Yanira a ver que me parecía, no sé por qué pero me llamaron la atención sus pechos, eran grandes pero respíngones rebelándose contra la ley de la gravedad, nunca no me habían llamado la atención pero ahora no podía quitarles los ojos de encima.
-Que ¿como te sientes?
-Extraño pero bien
-¿Era lo querías no?
-No, nunca me ha disgustado ser un ave solitaria, aunque reconozco que mezclarme con los humanos siendo uno de ellos puede ser muy divertido
-Pues es lo que dijo Donella
-Ya, y mentía
-Venga vamos a la fiesta otra vez
Giré mi colgante otra vez, necesitaba acostumbrarme a ser un humano aparte que en esa fiesta un humano podía haber causado pánico, cuando llegamos Zanna estaba diciendo un discurso.
-Hoy celebramos la entrada en la estación más importante para las hadas, es donde nos lucimos haciendo que el bosque luzca con todo su esplendor, esta primavera porque estuve a punto de no estar, hubiera sido un duro palo para el bosque, pero por suerte Phoenix vino a liberarme y no sólo eso sino que además libero a Diana que piensa convertir el bosque más al sur en su reino, por eso voy a pediros que algunas hadas le acompañéis y le ayudéis a rehacer un bosque
-Por cierto ¿Que ha sido de los trols?
-Andan entretenidos con la gema que les dio Alvarie intentando convertirse en duendes
-Que bien
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