Entonces, el hada voló hasta justo delante de mis ojos, era rubia con una melena larga que parecía recién peinada, sus ojos eran verdes y reflejaban una gran bondad, era preciosa, su cuerpo era perfecto como el de todas las hadas, siempre tenían el tipo como ellas querían, cosa de magia supongo, entonces puso su mano sobre mi pico y acariciándome dijo:
-Venga va ¿Por qué no quieres ayudarnos?
-Suelta, a mi no puedes engatusarme con tus encantos como a los otros animales.
-Lo siento pero si no nos ayuda alguien, moriremos
-No lucharé a vuestro lado, juré no intervenir en asuntos de los bosques
-Pero, ¿Que será de nosotros?
-Si no conseguís recuperarla, deberéis huir a otro bosque
Entonces, el hada sentó a mi lado, encogida y empezó llorar, eso me dio mucha pena así que dije:
-Esta bien, haré una cosa, iré a hablar con los trols
Levanté el vuelo y me dirigí a la cueva donde aterricé a unos pocos metros para que me pudieran ver.
-Buenas, quiero hablar con vuestro jefe
Al poco salió de la cueva un trol, quizás el más alto de todos, debía medir más de dos metros su forma era humana aunque completamente peludo, un pelo que no dejaba ver las facciones de su cara sólo asomaban su enorme nariz, las orejas puntiagudas y los dos incisivos superiores que por lo visto, no le cabían en la boca y asomaban aunque esta estuviera cerrada.
-¿Que quieres?
Preguntó y se quedó en la puerta de la cueva, demostrando que no saldría más de esa distancia, por lo que me acerque yo.
-Vengo a hablaros en son de paz
-Pues habla
-Dicen que tenéis la reina de las hadas encerrada, quiero proponeros un cambio, las hadas pagaran el rescate que pidáis
-Nosotros no tenemos encerrado a nadie
-¿Como? ¿Entonces porque os atacan?
-Por que nos odian
Si bien no podía discutir ese punto, todo el mundo sabe que las hadas odian a los trols, los trols son malévolos, en realidad no acaban de ser criaturas mágicas, en su día fueron hombres ambiciosos que intentaron robar magia y como castigo Gaia los transformó en esa especie de monos que viven en cuevas y se alimentan de raíces, gusanos y ratas.
-Me juras que no tienes a la reina de las hadas encerrada
-Te juro que yo no tengo a la reina de las hadas encerrada
Me quedé parado, en el mundo mágico ni siquiera los trols jurarían en falso, entonces me dí cuenta del énfasis con el que había dicho “yo no”
-Esta bien, te pido disculpas
-¡Mienten! Están mintiendo - dijo el hada que se había escondido detrás mio hasta ahora
-¿Que haces aquí?
-Quería saber que ibas a hacer, te están mintiendo
-Lo ves nos odian, nosotros no les hemos hecho nada
-No es que dude de tu palabra, pero podríamos pasar para que ella se cerciore
-Por mi no hay ningún problema
-No, Phoenix, no entres, ¡es una trampa!
-Pienso entrar, no te preocupes, si realmente tu reina no está lo comprobaremos y la buscaremos por otro sitio
Mientras le decía eso le hice un ligero guiño por lo que ella aceptó aunque a regañadientes y muy asustada.
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